Solidaridad con Jon Sobrino, 13 marzo 2007
Padre bueno,
te cantamos por tantas personas buenas
que se solidarizan a diario con los excluidos y humillados de este mundo,
con los explotados y oprimidos de esta América Latina,
de este continente expoliado, victimado, martirizado, diezmado,
en nombre del oro, del poder, de la ambición,
cuando no en nombre de la extensión del mensaje cristiano.
Muchas personas buenas nos han enseñado a descubrirte
siempre nuevo y siempre padre bueno y generoso,
padre dolorido y solidario de todas las victimas,
de todos los muertos antes de tiempo,
de todos los despojados, envilecidos, torturados.
Hoy como ayer, Roma y la curia romana condenan,
Padre bueno,
a muchos de esas buenas personas que han puesto su inteligencia
al servicio, voz y defensa de los pobres de la tierra,
explicando los misterios del abandono de Dios,
del crucificado ayer y hoy,
y haciéndonos amarte a Ti más que antes,
Padre bueno y generoso,
y haciéndonos descubrir a Jesucristo crucificado
en todos los crucificados de la historia.
Te damos gracias Padre bueno,
por la vida y la obra de Jon,
de Gustavo, de Leonardo, de Leonidas, de Oscar Arnulfo,
y de tantos y tantas,
porque las cocineras, los jornaleros, las lavanderas, los limpiabotas,
los carretilleros, las empleadas, las madres solteras,
los pescadores, los indígenas, los macheteros,
y tanta gente sencilla, humilde y bondadosa aman,
quieren, aprecian, y tienen en altísima estima
a estas mujeres y hombres condenados por Roma,
pero redimidos y salvados en el corazón de los pobres.
Gracias Padre,
te alabamos y unimos nuestras voces a los ángeles,
a los santos, a la multitud de los mártires de este pueblo,
que te alaban sin cesar.