VIERNES, 31 de marzo de 1978
La reunión más importante de este día fue la que se tuvo con abogados y estudiantes de derecho convocados para proponerles las dificultades con que la Iglesia tropieza al pedírsele una ayuda jurídica, legal, en tantos de atropellos de los derechos humanos.
Tenemos una pequeña oficina que funciona en el externado San José con el nombre de Socorro Jurídico, pero es impotente para tanto caso que llega de distintos órdenes. Y al mismo tiempo se les sugería organizarse en forma permanente como un equipo honrado de abogados y de estudiantes de derecho a los cuales pudiera acudir la Iglesia en consulta, de aspecto jurídico.
La invitación fue acogida con verdadero entusiasmo porque llegaron cerca de veinte personas entre abogados y estudiantes de derecho. Si se quiere tener el nombre puede preguntársele al doctor o bachiller Roberto Cuéllar, del Socorro Jurídico, él tiene la lista de las personas invitadas y que asistieron.
Entre las cosas concretas que se propusieron con entusiasmo fue la de pedir la amnistía para los que han sido capturados con motivo de los acontecimientos de San Pedro Perulapán. Y la próxima semana se presentará a la Asamblea una petición en este sentido, pidiendo la amnistía. También fue acogida la idea de prestar ayuda al Socorro Jurídico y se le encargó al Socorro Jurídico recoger los casos necesitados y enviarlos a los abogados ahí presentes que se ofrecieron a prestar esta ayuda en sus propios bufetes, mientras se tratara de cosas ordinarias y también acudir, cuando fuera necesario, a un trabajo corporativo. También se propuso la idea de organizarse como asociación de abogados y a la que se podían inscribir otros no invitados o de otras partes, a fin de crear un cuerpo consultivo como lo había pedido la Iglesia en sus dificultades de carácter jurídico. Se sugirió también el reunirse periódicamente para tratar estos asuntos.
Les agradecí y les manifesté mi satisfacción por la acogida que prestaron al llamamiento y por la buena voluntad que han manifestado como abogados de conciencia cristiana.
SÁBADO, 1 de abril de 1978
Como todos los primeros de mes prediqué la Hora Santa y celebré la Santa Misa en el hospital de la Divina Providencia. Después de la misa hubo una audiencia que habían pedido de parte de la Confederación de Colegios de la Arquidiócesis, la directora del colegio de la Asunción, sor Inés, y del colegio del Sagrado Corazón, madre Nelly Rodríguez.
Me informaron que habían estado reunidos el día anterior y ese mismo sábado para ver la posibilidad de manifestarse en solidaridad con los campesinos de San Pedro Perulapán y como solidaridad también a los llamamientos que hace el Arzobispado pidiendo una información verídica y otras cosas en favor de los campesinos de aquel lugar.
Les manifesté mis dificultades, sobre todo, que la fueran a confundir, esa manifestación de solidaridad cristiana, evangélica, con la huelga que también está propiciando para esos mismos días la Asociación de maestros ANDES y que no fueran a ser manipulados por la ANDES los colegios católicos.
Me expresaron que ellos habían considerado este riesgo y que había también dificultades en el seno de la Confederación porque no todos estaban de acuerdo. Yo les dije que los dejaba a su criterio y que les agradecería que no comprometieran mi nombre en esta discusión.
Después fueron a sesionar más noche y no supe, ese mismo día, cuáles fueron los resultados de sus deliberaciones.
DOMINGO, 2 de abril de 1978
A las ocho, como de costumbre, celebré la Santa Misa en la Catedral siempre abarrotada de fieles que acuden hasta desde el parque de enfrente. Leí, con pequeños comentarios, el comunicado del Arzobispado que se refiere a los acontecimientos de San Pedro Perulapán y que se puede leer íntegro en el archivo.
Y el núcleo principal de mi pensamiento fue en torno de las lecturas bíblicas con este tema: «Cristo resucitado vive y vive en su comunidad de cristianos en esta tierra».
Expliqué las características del Cristo resucitado como lo confesó Santo Tomás: Señor y Dios, mensajero y artífice de la redención de los hombres; su saludo de paz es la síntesis de ese regalo que el Padre nos mandó en Cristo, la salvación. Lo presenté también, al Resucitado, como el objeto de nuestras esperanzas en la Iglesia peregrina, anhelando el encuentro con ese Cristo que ha de volver. Y en mi segundo pensamiento expliqué las características de esta comunidad cristiana que en el mundo lleva el espíritu de Cristo. El evangelio nos cuenta como Cristo resucitado envió a la Iglesia, así como el Padre lo había enviado a él; y que soplando sobre la nueva Iglesia, como Dios en el paraíso sobre el barro de Adán, le inspiró la nueva vida que la Iglesia tiene que llevar al mundo: «recibid el Espíritu Santo». Las características de la comunidad están en la primera lectura de los Hechos de los Apóstoles donde el libro dice que aquella multitud llevaba una vida común, era una comunidad donde abundaba la oración, se reunían en la fracción del pan y vivían la gran esperanza. Éstas fueron, pues, las ideas de cómo debe ser la Iglesia, la comunidad que sigue a Cristo y que es presencia de Cristo en este mundo, misión salvadora de Cristo. Una comunidad de vida que va creciendo y es una comunidad donde la vida encuentra la salvación. Así dice el libro de los Hechos: «...iba aumentándose por parte de aquellos que debían salvarse». Comunidad de vida también que manifestaba su comunión participando mutuamente los bienes de Dios, hasta los bienes naturales se ponían al servicio de todos. Comunidad de vida por su buena fama que crecía, con una autoridad que eran los apóstoles. Pero, en segundo lugar, principalmente era una comunidad de fe, y esto es lo que distingue a la sociedad Iglesia de cualquier otra sociedad o agrupación u organización humana. Llamé mucho la atención sobre esto para no confundir a la Iglesia con otros organismos y atribuírsele a ella las falsas calumnias que ahora se le están atribuyendo como autora de violencia. Les dije que esta comunidad en la fe y en el Espíritu tenía que ser una comunidad en la obediencia a la doctrina de los apóstoles, una comunidad de oración y una comunidad que se alimenta con los signos sacramentales; y finalmente, una comunidad escatológica que vive, pues, la esperanza de un más allá.
A las tres de la tarde asistí a la invitación que me habían hecho las hermanas salesianas en el colegio María Auxiliadora, donde tienen su oratorio festivo para muchachas. Se había preparado una confirmación de jóvenes y la misa resultó muy hermosa. El canto vibraba con un entusiasmo único. A la hora del evangelio les expliqué aquel soplo de Jesús a la comunidad: era el Espíritu de Dios que se daba a los que creyeran en Jesucristo. Les expliqué la confirmación, el sentido, el rito. Y les administré este sacramento del Espíritu Santo. Eran como cuarenta jóvenes preparadas para esta tarde con el sacramento de la confirmación.
Por la noche, a las seis y media, en la Colonia Miramonte, en la iglesia parroquial de la Resurrección -es la fiesta patronal de esta parroquia que lleva el título de la Resurrección del Señor- la comunidad parroquial asistía muy numerosa, llenaba la iglesia; los padres agustinos y otros padres de la vicaría de esa zona de la ciudad, concelebramos la Santa Misa.
Prediqué el Evangelio, hice alusión a la tumba vacía de Jesucristo resucitado y a la tumba cerrada del padre Alfonso Navarro que el año pasado, precisamente en esta fiesta, había mostrado todo su entusiasmo de párroco con una parroquia que es testimonio de la Resurrección de Cristo. Su tumba cerrada, después de haberlo asesinado, uno de los dos sacerdotes que cayeron muertos por las balas el año recién pasado. Esa tumba cerrada podía significar como un fracaso de la redención y de la resurrección de Cristo y, sin embargo, era el signo de una esperanza; nuestros muertos han de resucitar y las tumbas de nuestros muertos que hoy están selladas con el triunfo de la muerte, un día serán también como la de Cristo: tumbas vacías. La tumba vacía de Cristo es una evocación al triunfo definitivo, a la redención consumada. Mientras tanto, hay que luchar, hay que trabajar para que el mensaje de esa tumba vacía de Cristo ilumine de esperanza todo nuestro trabajo en la tierra hasta la consumación de la redención del Señor.
Después de la misa, la comunidad parroquial de Miramonte había preparado una merienda en la que todos los que estaban en misa participaron. Una experiencia preciosa de sentido familiar de la parroquia. Los padres agustinos que presiden esta parroquia son dignos de elogio porque han trabajado con entusiasmo y siguen trabajando una comunidad parroquial modelo.
LUNES, 3 de abril de 1978
La Conferencia Episcopal de El Salvador convocó a una reunión de urgencia. Mi primer intento fue no asistir, puesto que, la invitación apenas me llegó la mañana del lunes. Sin embargo, aconsejado, asistí porque se trataría el tema de la carta de los sacerdotes al señor Nuncio, y podría, así, presente, dar una opinión que defendiera a los sacerdotes.
Efectivamente llegué a la reunión y vi que todo venía preparado. El telegrama de monseñor Rivera anunciando su ausencia por una reunión en Guatemala y pidiendo que se esperara, ya que el tema necesitaba el pleno de la reunión de obispos, no fue atendido, a pesar de que yo amparé esta petición de monseñor Rivera. Votando, naturalmente, cuatro obispos contra mi voto solo, se hizo la reunión. También reclamé de que el documento al cual se referían, ya venía trabajado. Me dijeron que siempre se presentaba un documento de base, pero vi que aquello no era sólo un documento de base, puesto que no se discutió, sino que ya se comenzaba a firmar, a pesar de decir yo mis razones en contra.
Mis razones eran estas: los sacerdotes han dirigido una carta al señor Nuncio; lo que corresponde aquí es que el señor Nuncio invite a los sacerdotes a dialogar. Otra razón es que, en el documento de los obispos contra los sacerdotes se acusa como una falta contra la Santa Sede. Yo distinguí entre la Santa Sede, principalmente la figura del Papa con el cual estos sacerdotes se sienten unidos por la fe, y la figura del Nuncio que representa al Papa y que no siempre lo representa nítidamente. Evoqué a este propósito varias cosas que aquí y en Guatemala han hecho del señor Nuncio una figura poco deseable. Otra razón es que debía de analizarse el documento mismo de los sacerdotes, en el cual no hay que fijarse sólo en la redacción o expresiones inadecuadas, sino en los hechos de que acusan al Nuncio, como poco testimonio cristiano. Que no se debía acusar a los sacerdotes sin oírlos, que me parecía que publicar este documento era fomentar una división entre los obispos, puesto que yo no estaba dispuesto a firmar.
A pesar de todas estas razones el documento ya estaba siendo pasado para que lo firmaran los cuatro obispos: monseñor Aparicio, presidente de la Conferencia; monseñor Barrera, obispo de Santa Ana; monseñor Álvarez, obispo de San Miguel y monseñor Revelo, auxiliar de San Salvador.
El documento quedó aprobado y yo fui objeto de muchas acusaciones falsas de parte de los obispos. Se me dijo que yo tenía una predicación subversiva, violenta; que mis sacerdotes provocaban entre los campesinos el ambiente de violencia y que no nos quejáramos de los atropellos que las autoridades andaban haciendo. Se acusaba a la Arquidiócesis de interferir en las otras diócesis provocando la división de los sacerdotes y el malestar pastoral de otras diócesis. Se acusaba al Arzobispado de sembrar la confusión en el Seminario y que era urgente que saliera del edificio de San José de la Montaña el Arzobispado de San Salvador. Y otra serie de acusaciones calumniosas y falsas a las cuales preferí no contestar.
Ha sido un día amargado por esta circunstancia y lamentando que la división en el episcopado se aumenta con este paso, que me apareció poco prudente.
MARTES, 4 de abril de 1978
En lo personal estoy dándole gracias a Dios porque este día cumplo treinta y seis años de haber sido ordenado sacerdote en Roma.
Se celebró la reunión del clero. El tema de estudio fue «Comunidades de base». Lo presentó el padre Jesús Delgado, orientándolo a la consulta de la Congregación Episcopal Latinoamericana de Puebla para el próximo octubre.
La segunda parte fue la exposición, la información de los acontecimientos de la Semana Santa y de Pascua en San Pedro Perulapán y en otras regiones de nuestra Arquidiócesis, donde la represión gubernamental ha tenido muchas cosas que han atropellado la tranquilidad de aquellos cantones y la dignidad de los derechos humanos.
Por nuestra parte hemos publicado un comunicado comentando esta situación y solidarizándonos con el pueblo que sufre.
Algunos párrocos trajeron catequistas, campesinos que han vivido estas horas trágicas de una Semana Santa terriblemente sangrienta y represora.
Se aprobó enviar de parte de todo el clero y de todas las religiosas ahí presentes un voto de solidaridad con el Arzobispo a Roma en contraposición al documento de los obispos que ofendieron en su reunión, al arzobispo de San Salvador y lo han descalificado con su pronunciamiento que ha de ser publicado.
Por la tarde, entrevista con un periodista sueco y diálogo con el padre Jesús Delgado, acerca de muchos tópicos del episcopado y de la Arquidiócesis.
MIÉRCOLES, 5 de abril de 1978
Como todos los miércoles tuvimos el desayuno de estudio con representantes del Senado Presbiteral y miembros de la Comisión Justicia y Paz. La consulta de hoy versó principalmente sobre la publicación de los obispos en adhesión al señor nuncio monseñor Gerada, por una carta que le dirigieron algunos sacerdotes y religiosas haciéndole ver un anti-testimonio cristiano que ven en sus actuaciones. Los obispos, en la publicación, se muestran solidarios con el señor Nuncio y ofenden un poco a los sacerdotes. Yo expliqué en la consulta mi opinión al respeto ante los obispos, razón por la cual no firmé ese pronunciamiento.
Mis razones eran estas: en primer lugar, porque la reunión del lunes 3 de abril convocada urgentemente por la conferencia no me pareció correcta, no estaba presente monseñor Rivera, obispo de Santiago de María, y a pesar de que en su telegrama pedía que se le esperara, no se quiso atender, sino que se hizo una votación contra esa petición. Por mi parte, estuve de acuerdo con la petición de monseñor Rivera y di mi voto a su favor. Pero como los cuatro restantes querían la reunión, mi voto salió muy pequeño en comparación de ellos cuatro que eran monseñor Aparicio, monseñor Barrera, monseñor Álvarez y monseñor Revelo. En segundo lugar, yo pedía que discutieran la conveniencia, la oportunidad de publicar en estos momentos tan propensos a la división un pronunciamiento que dividiría más la opinión de nuestra Iglesia y que los obispos resultarían muy mal parados en el ambiente. Monseñor Revelo dijo, contestó, que no le importaba el ambiente, sino el cumplimiento de su deber. Otra razón mía, era que antes de dar un pronunciamiento contra los sacerdotes me parecía justo oírlos en diálogo y si era posible, presente también el señor Nuncio para que ahí se aclararan primero las cosas y tal vez no era necesario proseguir adelante. Otra razón mía era que un análisis desapasionado de la carta de los sacerdotes y de las religiosas al señor Nuncio, tal vez no la encontraba tan digna de esta condenación, ya que había que analizar los hechos a que se refiere esa carta, hechos que más bien invitan al señor Nuncio a reflexionar para dar un testimonio más cristiano y concretamente me refería a esos hechos, principalmente el caso de haber apoyado al padre Esquivel sabiendo que estaba contra el parecer y la línea pastoral de su obispo.
Monseñor Aparicio aprovechó esta ocasión para decir que lo que yo defendía en los sacerdotes contra el Nuncio era lo mismo que yo estaba haciendo con las diócesis de El Salvador, que mi predicación era violenta, subversiva, que estaba dividiendo al clero y a las diócesis, que los sacerdotes ya miraban más hacia la Arquidiócesis que a sus propios obispos. Y no recuerdo cuantas acusaciones más a las que se adhirieron mis hermanos monseñor Barrera, que también llamó violenta a mi predicación; monseñor Álvarez que aprovechó para desahogar su inconformidad conmigo y lo más extraño, monseñor Revelo, nombrado recientemente mi auxiliar, también aprovechó para decir su inconformidad con mi línea, diciéndome que yo no era infalible cuando explicaba yo que mi línea era precisamente, la que trazaban los documentos del Concilio, documentos de las encíclicas recientes de los papas y de Medellín. Según monseñor Revelo yo puedo equivocarme en la aplicación de esos documentos y que, por tanto, no había obligación de estar de acuerdo con esta línea. Preferí callar el resto de la reunión, ya que el documento que se publicó solamente se leyó una vez y no se pidió ninguna aclaración, sino que se firmó bajo este apasionamiento, lo cual me confirmó en mis palabras que dije al principio: «Ya todo lo traen cocinado».
Opinaron luego los consultores del desayuno de esta mañana y prefirieron que no se hiciera ninguna aclaración de mi parte, que ya la falta de mi firma entre las otras firmas de los obispos era suficiente testimonio y que todo el mundo comprendía que la carta publicada de los obispos en favor del Nuncio, más bien despertaba la curiosidad de la carta que muchos no conocían y que así los obligarían a ver qué piensa el clero del señor Nuncio, y también que la misma carta está muy mal hecha, incluso alude acá a acusaciones personales de los sacerdotes que no vienen al caso y que la misma carta más bien contribuye a difamar al señor Nuncio y a la misma jerarquía. «Es una lástima -dijeron- que esto vaya a contribuir a dividir más a los católicos como ya están divididos, pero acentuarles más en su división». Y si alguna aclaración yo quería hacer, fuera más bien escribir a la Conferencia Episcopal con copia al Nuncio y a la Santa Sede acerca de la razón de por qué no firmé y explicar ahí la descripción que hice de cómo se llevó a cabo este procedimiento. Lo mismo se pedirá a monseñor Rivera, que escribiera otra carta manifestando su inconformidad con la reunión en que se acordó dirigir esta carta de apoyo al señor Nuncio.
Después de la reunión, esta mañana a las nueve, estuve en el externado San José en el Departamento del Socorro Jurídico, donde estaban reunidos varios abogados y estudiantes de derecho para firmar la solicitud de amnistía, que luego llevaron a la Asamblea Legislativa en favor de los hombres y mujeres procesados con ocasión de los acontecimientos de San Pedro Perulapán.
Me dio mucho gusto que con esta ocasión abogados y estudiantes de derecho estrecharon más su deseo de mantenerse unidos, de reunirse frecuentemente, de estudiar juntos asuntos jurídicos y apoyar las necesidades de nuestro pueblo, principalmente de los pobres. Concretamente prometieron estudiar y analizar la Ley de Orden Público, y probar su anticonstitucionalidad. Se reunirán el próximo lunes a las siete de la noche en el mismo local para acordar de ahí en adelante la frecuencia de sus reuniones y la manera de su trabajo.
Después en el Arzobispado ha habido una serie de audiencias muy interesantes como la del grupo misionero Ricaldone en que están incorporados varios alumnos de dicho instituto salesiano y alumnas del colegio de la Asunción.
También llegó la madre Lidia Valle, que hoy es vicaria de la congregación de oblatas al Divino Amor, y me manifestó varios problemas de la misma congregación.
Otra entrevista fue con el ingeniero Galván que colabora ejemplarmente en la organización de la Curia diocesana. Me expresó varias circunstancias poco edificantes de la Comisión de Cáritas, lo cual tendremos que verlo más detenidamente, lo mismo que de algunos proyectos acerca de la comunicación social del Arzobispado. Parece que nuestro programa de la YSAX es bastante difundido, pero no lo suficiente para saturar este ambiente que va cundiendo contra la Iglesia; según él hay que insistir en programas pequeños, cuñas, con frecuencia, durante el día para que penetren en aquellos ambientes que no oyen expresamente los programas largos y que tienen una idea errónea, adversa a nuestra Santa Iglesia.
Este día apareció en los periódicos la carta que los obispos, monseñores Aparicio, Barrera, Álvarez y Revelo; dirigen al señor Nuncio protestando contra los sacerdotes que le escribieron al señor Nuncio reclamándole una posición más evangélica. La carta publicada ha producido un ambiente muy desagradable contra los obispos ya que se considera como una imprudente manifestación de desunión, pues en esa carta no firma monseñor Rivera que no estuvo en la reunión, ni yo que no estuve de acuerdo en esa publicación.
Como de costumbre, también este miércoles dirigí, a través de la radio, la entrevista que versó principalmente sobre los acontecimientos de San Pedro Perulapán y sobre algunas preguntas que hacen los oyentes de YSAX.
JUEVES, 6 de abril de 1978
Después del desayuno salí con el padre Leopoldo Deras para San Juan Opico donde di posesión de la parroquia al padre Jorge Salinas que estaba en Tacachico. Tendrá que administrar ahora las parroquias de Opico y Tacachico. Después de la misa de la toma de posesión tuvimos una interesante reunión con los catequistas, celebradores de la Palabra y demás colaboradores de la vida parroquial en aquella ferviente parroquia de San Juan Opico. En lo personal sentí una emoción especial al encontrarme en el pueblo natal de mi obispo monseñor Juan Antonio Dueñas y Argumedo y de mi hermano en el sacerdocio, gran amigo y compañero, monseñor Rafael Valladares, que murió como obispo auxiliar de San Salvador.
Después fuimos a San Rafael Cedros donde el padre Deras tenía reunida una inmensa cantidad de gente desde la entrada hasta la iglesia. Celebré en la iglesia la confirmación de unos cuarenta niños, ceremonia que se hizo dentro de la misa y en la cual todos los asistentes renovamos nuestros compromisos de confirmados.
Me entrevisté también con los grupos de comunidades eclesiales de base y con la academia de costura, que allá en San Rafael Cedros está produciendo muchos frutos.
Y por la tarde, después de San Rafael Cedros, nos fuimos a Santiago de María donde conversé con monseñor Rivera, sobre todo, sobre el desagradable incidente de la publicación de la carta de los obispos al señor Nuncio. Éste y otros temas que nos preocupan mucho como pastores en este ambiente de desunión de la Conferencia Episcopal, nos llevaron a compartir casi una hora de conversación y después nos invitó a la cena y regresé ya muy noche. Para colmo se fue una llanta en el camino y llegamos como a las once de la noche a mi residencia.
VIERNES, 7 de abril de 1978
Entre las muchas visitas que llegaron al Arzobispado quiero destacar la de los padres paulinos, que están reunidos de todas las casas de Centroamérica, para manifestarme su solidaridad y ofrecerme sus oraciones en este servicio tan difícil de la Arquidiócesis.
También un grupo de alumnas, con un profesor, que llevaban grabadoras para entrevistarme sobre varios puntos en referencia a la situación de la Iglesia en el país y de su misión en medio de nosotros. Las jóvenes se mostraron muy interesadas en preguntas que hoy están en la preocupación de muchos salvadoreños. Con la gracia de Dios, creo que respondí y pude dejarles el mensaje de la Iglesia a ese grupo juvenil.
El almuerzo fue donde don Pepe Simán donde estuvo también un señor inglés, el señor Julián, que traía una carta y un saludo especial del cardenal de Inglaterra, mostrándome una solidaridad muy pastoral, muy cariñosa que ha sido para mí una palabra de mucho estímulo. Le devolví al señor cardenal de Inglaterra un abrazo fraternal, un agradecimiento y una promesa de escribirle muy pronto. Se me ofreció, que en junio posiblemente, pudieran tener la oportunidad de ir a hablar a Inglaterra y recorrer otros países de Europa presentando la situación de nuestra Iglesia. La conversación con este católico que ha recorrido muchos países de América Latina y que conoce todos nuestros problemas me dio mucho ánimo, mucha orientación, porque así como mi situación es muy difícil en El Salvador, me dijo que había obispos en diversos países de América Latina en situaciones muy parecidas porque ni sus hermanos obispos ni el ambiente les comprende muchas veces, ese compromiso que el Evangelio y la doctrina actual de la Iglesia pide a sus pastores. Espero, pues, ser fiel, a esta doctrina y pido por todos aquellos hermanos obispos que están en estas mismas difíciles situaciones.
Desde las cuatro de la tarde hasta como a las seis y media o las siete, estuve con los seminaristas mayores de la Arquidiócesis dialogando sobre diversos tópicos y terminamos con la Santa Eucaristía en que reflexionamos a la luz de la Palabra de Dios.
Por la noche, finalmente fui al colegio de la Asunción, donde religiosas de la Asunción de Guatemala, Nicaragua y El Salvador han estado reunidas durante esta semana para revisar sus trabajos y el espíritu de su congregación en sus comunidades. Después de la misa, celebrada con mucha devoción, tuvimos la cena en que compartimos conversando sobre las situaciones de estos tres países hermanos, Guatemala, Nicaragua y El Salvador.
SÁBADO, 8 de abril de 1978
Visita al pueblo de Dulce Nombre de María, en el departamento de Chalatenango, de acuerdo con las religiosas oblatas al Sagrado Corazón que trabajan en aquella población y tienen algunos problemas locales. Sin embargo, mi llegada allá y mi visita fue un acontecimiento que me emocionó mucho: el encuentro en el pueblo, la celebración de la Santa Misa, la reunión que luego tuvimos con celebradores de la Palabra, catequistas y demás fuerzas vivas de la Iglesia. Es una comunidad que da verdadera ilusión, una comunidad viva. Estuvieron presentes también las hermanas carmelitas misioneras y miembros de la comunidad vecina de La Laguna, también en el departamento de Chalatenango. Estas comunidades también participaron en la reunión que tuvimos para terminar esta visita, poco antes del almuerzo.
Me dio la impresión de que el problema de las hermanas con algunas personas de la población quedó resuelto automáticamente dado el entusiasmo que todos los otros católicos de la población y de los cantones manifestaron en apoyo de las hermanas que habían hecho esta convocatoria.
Un detalle desagradable a la entrada del pueblo fue la pose agresiva de un guardia nacional que solamente se retiró del centro de la calle cuando iba llegando, ya cerca, la muchedumbre que me acompañaba en el encuentro. Noté el asombro, sobre todo en los niños, ante aquel gesto y pude concluir fácilmente como están sembrando eso que llaman allá en Dulce Nombre de María, «una guerra psicológica». Esto se nota en la gente que llegaba de los cantones, como un temor, máxime que habían regado la noticia de que yo iba a llegar con algunos guerrilleros y trataban de disuadir a la gente que no fueran a participar en la ceremonia y en las reuniones que habíamos preparado.
DOMINGO, 9 de abril de 1978
La misa de costumbre a las ocho, en Catedral, con homilía sobre el tema de la fiesta o del misterio pascual. Remontándome a los orígenes israelitas de la fiesta de Pascua y cómo Cristo, en una Pascua, realizó la redención lo cual le da al misterio de la muerte, de la resurrección y ascensión de Cristo el nombre de misterio pascual que pasa a ser la Pascua cristiana. Y en las lecturas del día encontraba estas características del misterio pascual: un misterio de liberación. Cristo en su misterio pascual nos redime del pecado, de la muerte, del infierno y de cualquier otra esclavitud. Hice notar que la liberación cristiana es más completa y más profunda que cualquier otra liberación de tipo meramente político, social o económico.
La segunda nota que destaqué fue la sacramentalidad, sacramento, la Iglesia de Cristo; y por tanto, una presencia oculta del Señor, pero verdadera presencia con todas sus gracias y sus fuerzas redentoras en la Iglesia. El pasaje de los discípulos de Emaús señala este carácter oculto de Cristo, pero presente en la peregrinación de los hombres.
El tercer carácter de nuestro misterio pascual es su sentido comunitario, eclesial; es un misterio que da origen a una Iglesia que es comunión. Y, finalmente, el carácter escatológico. En las lecturas de este domingo este sentido escatológico es notable cuando Cristo reprende a los discípulos de Emaús que iban tristes porque esperaban una liberación muy temporalista y él les enseña a través de los profetas que era necesario padecer y entrar así en la gloria, la meta definitiva de la liberación cristiana.
La Catedral parecía hoy más llena que los domingos anteriores.
Por la tarde, invitado por la parroquia de la Divina Providencia, en la Colonia Atlacatl, fui a celebrar la Santa Misa y a compartir la celebración del aniversario de la Legión de María en aquella parroquia que tienen a su cargo los padres redentoristas.
LUNES, 10 de abril de 1978
Como todos los lunes he dado preferencia a las entrevistas con los sacerdotes. Conversé con el padre Palacios quien me informó de su trabajo en las comunidades eclesiales de base y el trabajo de orientar hacia una pastoral de conjunto en la ciudad de Santa Tecla. Las noticias son muy consoladoras y espero que esta difícil tarea caminará si, confiando en el Señor, trabajamos por la unificación de los diversos sectores de aquella parroquia o de aquellas parroquias que están bastante bien dotadas de sacerdotes, religiosas, colegios católicos y seglares también ya promovidos.
Con el padre Rafael Moreno también tratamos problemas de la comunicación social de la Arquidiócesis. Me visitó el padre Abdón Arce, de la diócesis de Santiago de María, para invitarme a su cuarenta aniversario de ordenación sacerdotal.
Por la noche, interesante entrevista con el padre Hernández Pico con quien estamos preparando una pastoral sobre fe y política, en la que está trabajando todo el equipo de consulta con quienes nos reunimos semanalmente. Además del trabajo de la pastoral, hablamos de temas muy importantes de la pastoral en nuestra Arquidiócesis y en América Latina en general, sobre todo en su perspectiva hacia la Tercera Conferencia Episcopal Latinoamericana de Puebla.
MARTES, 11 de abril de 1978
Celebré por la mañana la misa en el colegio de la Asunción con las alumnas de bachillerato. Aproveché para presentarme y decirles que me alegraba de conocernos así personalmente, ya que ellas oían sin duda, las dos figuras que en San Salvador se hacen del Arzobispo: para unos, es el causante de todos los males, como un monstruo de maldad; para otros, gracias a Dios, para el pueblo sencillo, sobre todo, soy el pastor «y cómo quisiera que ustedes hubieran sido testigos de la acogida que dan a mi palabra, a mi presencia, sobre todo en los pueblos humildes». Me presentaba, pues, como pastor y les concreté a ellas el mensaje que voy diciendo por todas partes, aplicado, naturalmente, a ese ambiente del colegio de la Asunción. Y así les hablé desarrollando estas tres palabras: la joven, la mujer, la cristiana; aprovechando cada calificativo de ellas para pedirles que fueran verdadera esperanza de la Iglesia, de su familia, de la patria. Según me contó después la directora del colegio, la madre Inés, se comentaba muy bien y se había dejado buena impresión en el colegio.
Pasé luego a la casa del señor Rey Prendes, donde otros elementos del Partido Demócrata Cristiano me habían invitado para desayunar y platicar conmigo acerca de su perspectiva política de nuestra Iglesia. Fue un diálogo muy enriquecedor y donde tuve oportunidad de definir una vez más la misión de la Iglesia, la cual no puede confundirse de ninguna manera con el partido político, aunque busquen objetivos a veces parecidos como es la justicia social, la participación en política de todos los ciudadanos, etc. Ellos me hicieron también algunas observaciones muy atinadas para una Iglesia que sea verdaderamente autónoma, independiente de todo color político.
En el Arzobispado encontré reunidos a los sacerdotes y laicos de la vicaría de Cuscatlán y de la Comisión de Laicos para discutir la manera de entender mejor como Iglesia a ese sector del departamento de Cuscatlán que está siendo tan atormentado por los operativos militares, por ORDEN y por otras disposiciones políticas que tratan de reprimir toda manifestación que vaya contra el régimen imperante. Como misión de Iglesia se acordó desarrollar una campaña de pacificación de los ánimos y llevar también ayuda en una forma muy imparcial a todas las necesidades de aquel sector de la Arquidiócesis. Se aprovechará para organizar en todas las parroquias y pueblos y cantones las comisiones de socorro que pueden ser ya los principios de las comisiones parroquiales de Cáritas.
Por la tarde, representantes de la directiva de la Confederación de Colegios Católicos, me visitaron para informarme de la junta que tuvieron el sábado recién pasado, convocados por el señor obispo presidente de la Comisión de Educación, monseñor Aparicio, el cual, según ellas, llevaba intenciones de quitar la actual directiva y de llamar la atención por la carta que directiva de la Federación dirigió al señor Nuncio en el mismo sentido de la carta de los sacerdotes que piden al señor Nuncio una actitud más evangélica. Parece que la sesión fue muy tormentosa contra monseñor Aparicio, a quien se le hicieron reclamos muy serios de su actitud poco pastoral. Entre estas actitudes está la suspensión de diez sacerdotes por haber firmado la carta contra el Nuncio, suspensión que ha tomado mucho revuelo en todo el país, principalmente en la diócesis de San Vicente.
Entre tanto, hubo también varias visitas de carácter particular que me ocuparon todo el día.
MIÉRCOLES, 12 de abril de 1978
Además de las audiencias privadas, ha sido un día de mucha trascendencia, el desayuno de consulta con Justicia y Paz y con representantes del Senado Presbiteral. Resultó muy interesante teniendo como tema la confusión que se puede hacer de la Iglesia con el Bloque Popular Revolucionario. Dado que en el Seminario se han refugiado muchos del Bloque, en estas circunstancias de persecución, principalmente en el departamento de Cuscatlán. Se criticó que muchos del Bloque aprovechaban esta circunstancia para hacer del Seminario una especie de cuartel general de sus actividades. Se dijo que de la aglomeración reunida en el Seminario, los del Bloque habían planeado la ocupación de la Catedral y la ocupación de las embajadas que ha llenado la noticia del día. Insistimos mucho pues, en clarificar esta posición de la Iglesia que siempre tiene la obligación de amparar a los que son perseguidos y ser voz de los que no tienen voz, pero tratando de distinguir bien su misión netamente de Iglesia de cualquier otro aspecto partidista, sobre todo, si tiene visos revolucionarios.
Se consultó también los rumores que se oyen de una comisión que irá a Roma a mal informar al Arzobispo con pretensiones de lograr su destitución. Se aconsejó la utilidad de ir a Roma a informar personalmente, valiéndose de intermedios que conozcan bien aquel ambiente, y se mencionó concretamente la Casa Generalicia de la Compañía de Jesús, procurando también que haya otros religiosos y seglares que participen en este testimonio a favor de la pastoral de la Arquidiócesis y que neutralice las informaciones oficiales de la Nunciatura y las informaciones poderosas del sector del Gobierno y del capital.
Esta tarde pasé la mayor parte con el Seminario Menor, habíamos concertado una entrevista y resultó muy interesante, ya que, los jóvenes que se preparan para el bachillerato son jóvenes que aman mucho su vocación y están muy íntimamente unidos también con las preocupaciones del pueblo y de nuestra Iglesia. Al responderles a sus preguntas y sintetizar al final, tanto en la reunión como en la Santa Misa que tuvimos para terminar, les inculqué la belleza de una vocación vivida así como una obediencia al llamamiento de Dios, y por tanto, un esfuerzo por santificarse y vivir unidos con Dios y, por otra parte, desde Dios, desde esa contemplación de Dios, procurar reflejarse con el pensamiento de Dios hacía un pueblo tan complicado y difícil como es el que les tocará dirigir espiritualmente cuando sean sacerdotes, o aunque no lo sean, como seglares que tuvieron la oportunidad de formarse siquiera unos años en el Seminario.
Por la noche tuvimos una revisión de las comisiones que han estado trabajando como información y como ayuda y socorro a los damnificados de la situación de Perulapán y del departamento de Cuscatlán. Resultó también una reunión muy animada en que sinceramente se reconocieron fallos, pero desde donde se proyecta un servicio de caridad, de justicia social a nuestra Arquidiócesis, aun cuando pase esta emergencia. Se habla ya formalmente de crear la vicaría de la Solidaridad que por ahora no es más que un comité de solidaridad.
Este día también tuvimos una entrevista con los dirigentes del Bloque Popular Revolucionario y de parte de la Iglesia asistió conmigo el Vicario General, el padre encargado de la comunicación social y otros elementos laicos, sobre todo de la Comisión de Emergencia o de Solidaridad que trabaja en ese campo donde han surgido los problemas. Se trató de la ocupación de la Catedral y de las embajadas, cuáles son sus finalidades y que respetaran la finalidad misma de la Iglesia de no confundir, aunque la Iglesia presta apoyo, no precisamente por ser Bloque Popular Revolucionario, sino porque ella, desde una perspectiva cristiana, de Buen Samaritano, ha procurado ayudar a todo necesitado, de cualquier color que sea, y que, en este sentido, se les suplicaba mantener y hacer mantener entre sus adeptos el respeto a la autonomía de la Iglesia y que de ninguna manera fueran a utilizarla para sus fines. Por su parte, la Iglesia prometía continuar ayudándoles a ellos y a todos los hombres que necesitaran en el atropello de sus derechos humanos. Concretamente, pedían el local de la Arquidiócesis para citar a los embajadores de las embajadas ocupadas, y se les aconsejó que primero acudieran a un ambiente diplomático, donde los diplomáticos, pudieran sentirse más a gusto. Y si esto no lo lograban, que tenían, como servicio que siempre la Iglesia presta en forma imparcial, el local de la Curia diocesana para que pudieran efectuar el diálogo a que se referían.
JUEVES, 13 de abril de 1978
Esta mañana los dirigentes del Bloque Popular Revolucionario esperan en el local del Arzobispado la respuesta de los embajadores de las embajadas ocupadas por el mismo Bloque, a fin de exponerles su situación, sus deseos, que se refieren principalmente a que influyan en el Gobierno para que retiren los operativos militares de sus cantones y poder regresar a sus casas y dedicarse al cultivo de sus tierras que ya es tiempo, ya que el invierno se acerca. Con ese mismo fin también han ocupado la Catedral; para llamar la atención de la población de la ciudad de San Salvador acerca de aquella situación, pedían también que hagan saber a sus gobiernos y, por medio de sus gobiernos, al mundo, esta situación salvadoreña. Por parte del Arzobispado, ya que ellos han pedido una mediación, se ha comprometido a representar a la Iglesia el señor obispo auxiliar, monseñor Revelo, quien según conversaciones telefónicas iba a estar presente a la una de la tarde, hora en que se iban a reunir en el Arzobispado los embajadores con los representantes del Bloque.
La situación de los que han ocupado la Catedral es bastante difícil ya que la Policía Nacional ha rodeado la Catedral e impide todos los accesos. Y dentro de la Catedral hay mucha gente, entre ellos mujeres y niños, los cuales si no les llega alimento tendrán que sufrir mucho. Por su parte, el Arzobispado ha emitido un boletín para expresar su posición en esta situación; situación angustiosa, a la que siempre el Arzobispado ha acudido con sentimientos de verdadera caridad imparcial. Se ha dicho que la situación de la Catedral es grave y que se suplica tener en cuenta, sobre todo, a las mujeres y a los niños. Se ha desautorizado, también en ese boletín, el aviso que se está dando de que habrá una misa hoy a las cinco de la tarde en la Catedral; el Arzobispo no ha tenido noticias de esto; ni es él el que convoca ni ha autorizado ninguna celebración. Sí, hace un llamamiento a las autoridades y a los responsables para que se normalice la situación sin violencia.
Esta mañana también tuve reunión con el equipo que prepara la pastoral que quiero publicar para la próxima fiesta de Pentecostés y que se titulará y tendrá por tema: «La fe, la Iglesia y el compromiso político», ya que urge aclaraciones apropiadas a nuestro ambiente, donde hay tanta sensibilidad política y tanto peligro de confundir la verdadera fe con las actuaciones políticas. La necesidad, pues, de una aclaración a estos puntos, me ha obligado a preparar con un equipo bastante inteligente y unido y entusiasta, unas normas que sirvan de orientación a nuestra gente.
Por la noche, preparamos con los seminaristas una grabación que será publicada mañana en el «Programa de la Juventud», y que se va a dirigir especialmente al tema del próximo domingo, que es la Jornada Mundial de Oración por las vocaciones. Con muy buen gusto, el equipo responsable de este programa ha tomado la opinión de dos seminaristas acerca de la vocación al sacerdocio; la participación de una religiosa acerca de la vocación religiosa y la participación de un señor casado para llamar también la atención de la juventud sobre el matrimonio como vocación cristiana. La grabación termina haciendo en coro la oración que el Papa compuso y ha publicado al final de su mensaje para la jornada por las vocaciones el próximo domingo.
VIERNES, 14 de abril de 1978
Por la mañana mucho movimiento con la Comisión de Información y de Ayuda que se ha organizado para el caso de San Pedro Perulapán y del departamento de Cuscatlán, hay problemas con el grupo que ocupa el Seminario, o mejor dicho, la parroquia San José de la Montaña, ya que no quieren someterse a la disciplina de la Comisión de Ayuda. Parece que dirigidos por el Bloque Popular Revolucionario, pretenden hacer de este alojamiento que se les ha prestado un lugar de operaciones para sus actividades políticas. Se les ha llamado la atención, ya que la Iglesia no quiere confundirse con ninguna actividad de carácter meramente partidista, sino que servir al necesitado con la caridad propia de la Iglesia, que es la del Evangelio. Se ha logrado, por otra parte, que todos los laicos se convenzan de la conveniencia de estar muy superiores a cualquier color político, a cualquier agrupación u organización para poder servir desde la Iglesia como institución jerárquica, a todos los hombres que necesiten su mensaje y su salvación. Esto ha servido para purificar mucho el servicio con verdadero sentido de Iglesia.
Tuve entrevistas con varios sacerdotes, ya que están llegando desde toda la República para la reunión convocada por la Cooperativa Sacerdotal e iba a ser en la parroquia de San José de la Montaña, pero que por prudencia, dada la vigilancia policial que tenemos enfrente, se acordó trasladarla mejor a la parroquia de Cristo Redentor, en el final de la calle Escalón. Al mediodía, preocupados por los cristianos que ocupan la Catedral y principalmente por el párroco de la Catedral, monseñor Modesto López, deliberamos qué se podía hacer, ya que están sitiados por la policía y no dejan entrar ni siquiera para llevarles alimento. Una comisión de maestros, pertenecientes a ANDES, pidió la colaboración de la Iglesia, ya que ellos tienen alimento para esa gente, pero no hallan como llevarla. Me pareció prudente ir primero a platicar con monseñor López; me acompañó el señor obispo auxiliar, monseñor Revelo, pero tropezamos en la esquina de la Catedral que da al Palacio Nacional, que allí está el que dirige, un teniente, operativo que rodea la Catedral, y nos dijo que sentía mucho que no podíamos entrar sin comunicarse él primero con el Ministerio o con sus jefes me tuvieron esperando en el sol casi más de media hora. Cuando vi que tardaba tanto, le dije que sentía mucho que me retiraba y que por la tarde volvería, mejor. Lo mismo al pasar frente a la puerta del convento de la Catedral quise que me autorizara un policía que cuidaba ese ingreso y tampoco fue posible; por lo cual, únicamente por teléfono pude comunicarme con Monseñor y darme cuenta que él está viviendo normalmente y que también los que están refugiados en la Catedral, o mejor dicho, que han ocupado la Catedral, están también sin novedad.
Monseñor Revelo fue esta tarde a entrevistarse con el señor presidente de la República después de haber hablado conmigo y de promover que el punto concreto que se le pedía era que se garantizara a estos campesinos que ocupan la Catedral o que andan huyendo de sus cantones, se les dieran garantías de regresar y encontrar un ambiente pacífico, para empezar a trabajar después de esa fuga obligada. El señor Presidente accedió y dijo que si salían de la Catedral en pequeños grupos, se le avisara la hora para retirar inmediatamente el Ejército o la policía y también que garantizaba el retorno tranquilo a los cantones a que pertenece esta gente.
Al mismo tiempo, en la tarde, los embajadores de las embajadas ocupadas por el Bloque Popular Revolucionario, o sea, Embajadas de Panamá, de Venezuela, de Costa Rica y de Suiza dialogaron con la Comisión de plática del Bloque. El Bloque presentó sus objetivos que le había llevado a estas ocupaciones. En primer lugar, el retorno tranquilo a sus cantones; por tanto, el retiro de toda fuerza militar y de toda actividad que pudiera violentar la situación de su vida en los cantones. En segundo lugar, pedían la libertad de los reos que han sido capturados, con motivo de estos operativos militares en aquellos cantones. Se pedía también la presión de los embajadores ante el Presidente, para lograr estos objetivos, y también pedir a sus respectivos gobiernos que dieran a conocer la situación del país.
Después de un largo diálogo entre los embajadores y el Bloque llegaron a acuerdos, pero el Bloque manifestó que tenía que consultar todavía este último acuerdo con sus jefes y dejaban para el día siguiente la resolución definitiva. Si no hubiera sido por esta condición, los mismos embajadores hubieran ido esa misma tarde a hablar con el señor Presidente. Yo les insistí en que era correcto apresurar esto, porque era una noche más que se les obligaba a los ocupantes a dormir mal cuando se podían evitar incomodidades, y también que el día siguiente era sábado y que era más difícil, audiencias y todos estos trámites oficinescos. Sin embargo, se quedó que hasta el día sábado, mañana, los embajadores serán avisados por la Comisión del Bloque para concertar lo definitivo y poder así asistir a la petición que hará el Cuerpo Diplomático, los cuatro embajadores, al señor Presidente.
Por la noche fui con monseñor Revelo a visitar a monseñor Modesto López en la Catedral y a los ocupantes de la Catedral, ya que en la audiencia de monseñor Revelo con el señor Presidente, el Presidente, le dijo que podíamos ir a la Catedral siempre que quisiéramos, ya que él iba a avisar a la policía que aún cuidaba aquel lugar. En la esquina, siempre, que da al Palacio Nacional, estaban las autoridades de ese cuerpo que vigila y nos hicieron dejar allí el carro, y nos condujimos a pie, acompañados del coronel a la casa conventual de la Catedral. Hemos hablado con monseñor Modesto López, el cual está tranquilo, normal, y después fuimos a hablar con el grupo de los que ocupan la Catedral. Hay buen espíritu, no hay enfermos de gravedad, hay comida ya que de Cáritas les han proporcionado. Estuve aprovechando para dirigirles un poco una orientación cristiana a todos, llamándoles a la verdadera liberación que es la del pecado y a un amor a Jesucristo que excluye todo resentimiento, todo odio, toda frase disonante del cristianismo. Luego platicamos con los dirigentes, son unos cinco muchachos, con quienes compartimos las noticias que les traíamos, tanto de la reunión de embajadores como de la entrevista con el Presidente. Ellos esperan órdenes de sus jefes para desocupar la Catedral, lo cual no sucederá mientras no tengan garantía de conseguir sus objetivos. Por lo cual, aunque abrigan la esperanzas de que todo se arregle mañana sábado, sin embargo, creen que puede prolongarse esta toma de la Catedral.
Se nota en ellos que no hay mal espíritu contra la Iglesia, pero que tampoco les interesan mucho los intereses de la Iglesia en cuanto a su celebración del domingo y que prefieren sus intereses del grupo de organización que tienen. Me pidieron que les celebrara al día siguiente la misa, lo cual les prometí. Cuando salíamos, después de un largo rato, todavía estaba el coronel que nos condujo con otros policías y nos hizo ver que se había prolongado bastante, a lo cual le dijimos: «No tiene nada de extraño, ya que estábamos en nuestra propia casa» y que había también mucho que hablar a fin de convencer para una situación que evitara la violencia; que nuestra visita había sido, pues, de beneficio para el rector de la Catedral y para el grupo que está ocupándola. Nos dijo el coronel, que nos había acompañado desde el carro hasta la puerta del convento cuando entramos, porque se oía decir que iban a tirarme una bomba y por eso me había amparado. Evidentemente, noté que era una exageración, de esas que se acostumbran para justificar muchas acciones militares. Me ofrecía también mandarme custodiado para que no me pasara nada en el camino de regreso. Le agradecí, pero le dije que no era necesario. Y me dirigí al externado San José donde, convocado por el Socorro Jurídico, se encontraba allí un grupo como de quince, más o menos, abogados y estudiantes de Derecho, que se habían convocado en una circular que yo firmé, para continuar este impulso esperanzador de los hombres de la ley que quieren colaborar con un sentido más noble de su noble profesión. Me dio mucho gusto que todavía a las diez de la noche, cuando llegué, estaban trabajando con mucho entusiasmo. Ya habían oído en audiencia a los encargados de la Comisión de Ayuda, que venían a pedirles una intervención para solucionar estos asuntos de las ocupaciones y otras ayudas jurídicas que podían ellos prestar a la situación. He notado mucho sentido del derecho y una lamentación de la situación a la que ha llegado en nuestro país el derecho conculcado. Y están dispuestos a hacer respetar el imperio de la ley y, en concreto, se habló de la petición de amnistía para los reos políticos que han caído en esta operación militar del departamento de Cuscatlán; así como también del estudio de la Ley de Orden de Garantía que está siendo la que tantos malestares, tantos atropellos en nuestros campesinos y en nuestras ciudades también. En una palabra, una organización de juristas que, primero Dios, ha de florecer en una gran esperanza de nuestro pueblo.
SÁBADO, 15 de abril de 1978
Había invitado para tomar juntos el desayuno en el comedor del hospital de la Divina Providencia al nuevo obispo auxiliar, monseñor Revelo; al vicario general, monseñor Urioste; al canciller, padre Brito y al tesorero diocesano, padre Barrera. Después de comentar la situación de nuestras actividades acerca del problema de la Catedral y de otros asuntos al respecto, les dije que el objetivo de este desayuno juntos en familia, era para conversar y cambiar impresiones acerca del funcionamiento de nuestra Curia diocesana, ya que somos los principales responsables de ella.
El padre Brito, a quien le supliqué que expusiera un poco la situación como él la veía, supo llevar con una dinámica muy humana esta reunión, conduciéndonos primero a revisar el aspecto material de la Curia: la situación de las oficinas, los trabajos materiales, el personal, y hemos llegado a acuerdos muy bonitos.
Ya era hora de ir a esperar a los embajadores y monseñor Revelo prefería que continuáramos en otra ocasión, y así hemos quedado, que todos los sábados desayunaremos juntos para evaluar la semana de Curia y proyectarlos hacia la próxima semana. Salí muy contento porque es una esperanza y una alegría ver que monseñor Revelo se está tratando de incorporar a nuestro trabajo en equipo y a ver la situación real de nuestra Arquidiócesis y ver, también muy contentos, a los colaboradores, que en unión muy cordial tratamos de servir lo mejor posible a esta Iglesia particular que el Señor nos ha confiado.
Desde las 8.00 hasta la 1.00 hubo una reunión de religiosas y religiosos en el colegio de La Asunción. Me habían invitado, pero sólo pude asistir al mediodía, cuando ya casi salían de su reunión pude comentar con el grupo que estaba presente mi alegría, mi satisfacción por contar con esta fuerza religiosa en la Arquidiócesis, exhortándoles a mantenerse siempre fieles a la Iglesia, que como decía la lectura de los Hechos de los Apóstoles que tocaba para este día: «...una Iglesia que crece en fidelidad al Señor y que cada día se llena más del Espíritu Santo». Comentamos también algo sobre la situación, principalmente de los que han ocupado la Catedral y de los lugares que han sido asolados por la represión de estos días. Les pedía a todas y a todos mucha oración y un gran sentido de solidaridad con nuestro sufrido pueblo, desde nuestra posición vocacional en la Iglesia.
Durante todo el día monseñor Revelo ha estado esperando para intervenir en el diálogo entre los diplomáticos y el Bloque Popular Revolucionario, pero parece que no tienen intención los campesinos de resolver el problema de las ocupaciones, sino más bien seguir ocupando la Catedral y las embajadas a fin de presionar más en el sentido de sus objetivos.
DOMINGO, 16 de abril de 1978
Por estar ocupada la Catedral por el Bloque Popular Revolucionario, celebré la misa tradicional de las ocho, que se transmite por radio, en la iglesia El Rosario. La muchedumbre fue enorme y aunque no se pudo transmitir la propia misa, los técnicos de YSAX tuvieron la bondad de grabarla y transmitirla una hora después en la emisora.
LUNES, 17 de abril de 1978
Para este día está convocada la reunión de obispos para continuar estudiando el documento de consulta de la Tercera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. El objeto principal de la reunión de los obispos era continuar el estudio del documento de consulta para la Tercera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Monseñor Rivera informó de reuniones tenidas en la región de Centroamérica a las que él ha asistido. También monseñor Revelo informó de la reunión tenida en Bogotá, por parte de los encargados de ecumenismo y problema de los no creyentes, también orientadas las deliberaciones hacia la reunión de Puebla.
Tengo la impresión de que también en esta reunión de obispos existieron antes de la reunión algunas manipulaciones, ya que la votación para el delegado pareció muy de acuerdo entre monseñor Aparicio, Barrera y Álvarez, que dieron su voto por monseñor Revelo, ganando, naturalmente, contra el voto de monseñor Rivera, Revelo y mío. Resultando que, monseñor Revelo obtuvo tres votos; monseñor Rivera dos, que posiblemente fueron el de monseñor Revelo y el mío y yo que tuve un voto, que sin duda fue el de monseñor Rivera. Lo mismo cuando se trató de elegir un sacerdote del clero diocesano, el mismo bloque elige a monseñor Fredy Delgado. Confío en la inspiración del Espíritu Santo que estará por encima de todas las intrigas humanas y que la reunión de Puebla será verdaderamente como en Medellín, un pentecostés para nuestra América, a pesar de todos los temores e intrigas de los hombres.
Por la tarde, representantes de la televisión alemana me hicieron una entrevista y tomaron vistas para aquella nación. El tema de la entrevista fue la persecución de la Iglesia en El Salvador; los criterios con que veo la reunión de Puebla y la acusación de socialismo que se hace a nuestra Iglesia. Creo haber expresado con toda franqueza y sinceridad mi pensamiento y haber defendido la posición de la Iglesia.
Por la noche hubo un nuevo pavoroso incendio. Dejó en cenizas una zona comercial de San Salvador, situada entre Avenida Rubén Darío y 11.ª Avenida.
MARTES, 18 de abril de 1978
Asisto a la reunión de misiones que tiene lugar en el Instituto de religiosas somascas. El nuevo presidente de la Comisión, monseñor Barrera, y el nuevo director nacional de Obras Misionales, padre Enrique Gloden también de la diócesis de Santa Ana, presidieron esta reunión. Yo, como ex director nacional entregué las cuentas al nuevo director nacional y participé en las deliberaciones para animar el espíritu misionero en nuestro país.
En el Arzobispado continuaba esta mañana el diálogo entre los diplomáticos de las embajadas ocupadas por el Bloque Revolucionario y representantes del Bloque; por parte de la Iglesia, como medianero estuvo monseñor Revelo. Se llegó a un acuerdo final y al mediodía serán desalojados los ocupantes de las embajadas y de la Catedral. Mediará también la Cruz Roja para mayor seguridad de la evacuación.
Por la tarde, se llevó a cabo esta operación, parece que con bastante desorganización. Faltaron medios para transportar a sus cantones a los que ocupaban estos lugares. Yo temo por ellos, las represalias que puede haber en el camino o al llegar a sus cantones. ¡Dios quiera que no!
Pero comenzaba, desde las ocho de la mañana, una nueva ocupación. El FAPU, que es otra organización popular, ocupó la iglesia de El Calvario. He dialogado con los representantes de esta ocupación para saber cuáles son sus objetivos y sus intenciones de estar en un templo católico. Han expresado que quieren dialogar con el Arzobispado para pedirle su colaboración en sus objetivos; ellos quieren manifestar sus protestas por los atropellos a los campesinos, principalmente en la zona de Suchitoto, que ha continuado después de la de Perulapán. Quieren hacer llegar una carta al Santo Padre para pedirle una condenación contra el Gobierno de El Salvador, por sus atropellos a los derechos humanos. Yo les expresé que el mejor recurso para llegar al Papa era la Nunciatura y que podían valerse de la mediación del párroco de El Calvario para dialogar con el señor Nuncio.
Por la noche fui a visitar a monseñor Modesto López, rector de Catedral, para agradecerle, felicitarlo y animarlo ya que ha mantenido su presencia durante los días de la ocupación de la Catedral, contribuyendo esta presencia a que reinara el orden, que gracias a Dios, se dio durante los días de la ocupación. Monseñor Modesto manifiesta que, de parte de la policía que guardaba la Catedral, hubo generalmente mucha atención para él, aunque lamenta un incidente, cuando un policía, quizá sin conocerlo, lo reprendió y lo obligó a meterse a su convento cuando él quería asomarse, como de costumbre, a la calle. Monseñor López ha dado asistencia espiritual a los ocupantes de la Catedral; les ha celebrado la misa y les ha prestado también servicios domésticos e higiénicos en su convento.
Después de la Catedral, fui a visitar a los padres de El Calvario y también dialogué con el dirigente de la ocupación, reiterándole las indicaciones que había hecho a la Comisión que llegó al Arzobispado. Él me manifestó que, probablemente, mañana se retiren de El Calvario. Esperamos que no se complique esta nueva situación.
MIÉRCOLES, 19 de abril de 1978
Como todos los miércoles tuve desayuno y reunión con la Comisión de Justicia y Paz y representantes del Senado. El tema principal fue revisar el esquema y las ideas de la carta pastoral que llevará como título: «Fe cristiana, Iglesia y compromiso político», con el fin de aclarar tanta confusión que hay hoy acerca de las organizaciones populares y del compromiso de los cristianos que pertenecen a estas agrupaciones o a la inquietud de conciencia de otros cristianos que creen como una obligación organizarse políticamente. Los conceptos que se preparan son muy ricos y espero que ha de ser una pastoral de mucha utilidad.
En la reunión también estudiamos otros puntos de actualidad, principalmente acerca de las ocupaciones de la Catedral, de El Calvario y de las embajadas.
Entre las audiencias de esta mañana, muy importante me pareció la visita de algunos docentes universitarios; de la Universalidad Nacional y de la Universidad José Simeón Cañas. Ofrecen su solidaridad con la idea del Arzobispado y su organización como comité de solidaridad de docentes universitarios, corresponde a la necesidad de defenderse ya que hay tantos atropellos también en este campo de la docencia universitaria. Les agradecí su visita, les exhorté a seguir cultivando sentimientos de solidaridad, y aproveché para transmitirles el pensamiento del Concilio acerca de la cultura y de la autonomía legítima de los valores temporales. Les pedí también una colaboración en el campo de la pastoral universitaria, que tanto me preocupa por no tener un sacerdote dedicado a esta pastoral.
JUEVES, 20 de abril de 1978
Había invitado a desayunar a algunos miembros del Partido Demócrata Cristiano, que me habían invitado la semana pasada. Acudieron dos, nada más, pero con ellos compartimos un diálogo muy orientador, tanto para la Iglesia en su misión evangelizadora, como para el partido en su específica misión política. Estamos de acuerdo en no confundir las dos misiones, pero que pueden ayudar mutuamente a salir al pueblo de este remolino de violencia en que nos encontrarnos.
También puedo destacar entre las visitas de esta mañana la del doctor Salcedo que acaba de escribir artículos a campo pagado contra mí y que parece que traía una misión de sondeo de parte del Gobierno o de los poderosos económicamente. Traté de aclarar ante él lo que es la misión de la Iglesia que señala donde está la raíz de tantos males y que no es ella la culpable.
También muy interesante la noticia que me trajo don Pepe Simán de Norteamérica, acerca de la preocupación que allá tienen para ayudarnos en la defensa de los derechos humanos, posiblemente vaya una visita de salvadoreños que tengan la idea completa de la Iglesia, informaciones también exhaustivas, para informar a políticos norteamericanos influyentes en la Secretaría de Estado o en el Congreso y en el Senado.
Por la tarde fui a compartir la convivencia que en Apulo están celebrando las religiosas que trabajan en los diversos pueblos y parroquias de la Arquidiócesis. Estaba presidiendo monseñor Urioste y se trataba de recoger muchas experiencias y recibir nuevas orientaciones. Me dio mucho gusto compartir, en un ambiente verdaderamente de Iglesia, de preocupación evangélica, la situación actual que vive la Arquidiócesis. La reunión terminó con una misa en la que les expresé sentimientos de esperanza y de optimismo, que deben inspirarse en el Divino Resucitado, que tenemos que predicar a nuestras comunidades; la oración de los fieles fue una verdadera expresión de las preocupaciones que todas las hermanas tienen en esas comunidades.
VIERNES, 21 de abril de 1978
Entre las audiencias de esta mañana recibí al hermano provincial de la congregación marista, el hermano José, con quien me une una lejana amistad. El tema principal fue la situación de los colegios maristas, principalmente el Liceo Salvadoreño, en el conjunto de la Federación de Colegios Católicos. Con toda franqueza, le indiqué la actitud negativa de algún marista que asiste a las reuniones y que parece no tener confianza en la coordinación de la pastoral con la Arquidiócesis. Lamenté varias actitudes del colegio marista, que parece de poca colaboración con los ideales pastorales de nuestra Arquidiócesis. La reunión terminó muy positiva, después de decirnos con claridad muchas cosas. Él también reclamaba la actitud un poco agresiva y marginante de otros colegios contra el colegio marista. Terminábamos de que era conveniente promover una reunión de carácter espiritual, para que logremos la unidad de criterios en la pastoral. Él me reiteró la solidaridad de los maristas a la jerarquía y personalmente conmigo, ya que nos unen vínculos de amistad muy sólida, con la congregación marista.
También otra visita interesante fue una representación de maestros de la agrupación ANDES 21 DE JUNIO, para expresarme, también, su solidaridad con la pastoral del Arzobispado y pedirme el apoyo para pedir la libertad de un profesor, allá en Argentina, lo mismo que de otros profesores que han desaparecido aquí, en El Salvador.
Otro grupo de audiencia muy importante es de la CUTS, de obreros, para hablarme de sus proyectos para el 1.º de mayo, para expresarme su solidaridad con la Iglesia y yo aproveché, al agradecerles, para invitarles a mantener más diálogos en los que puedan conocer la doctrina social de la Iglesia. Concertamos otra visita para el próximo mes y espero que algo ha de ser atendido por los obreros, aunque a veces tienen otras ideologías.
La tarde se me fue con los seminaristas del Seminario Mayor de la Arquidiócesis. Un grupo de mucha esperanza. El diálogo se hace con mucha franqueza, el tema fue hoy, «Por qué otras diócesis no ven bien la línea de la Arquidiócesis». Ellos habían oído también la franqueza de seminaristas de otras diócesis y comunidades para expresar lo bueno que ellos ven en la Arquidiócesis, pero también algunos defectos y cómo, por su solidaridad con sus propios obispos, no pueden compartir más nuestra línea pastoral arquidiocesana. Celebramos la Santa Misa, como conclusión, en la que noté un fervor auténtico, juvenil, varonil.
SÁBADO, 22 de abril de 1978
Esta mañana asistí, en el Salón Guadalupe del seminario San José de la Montaña, a la reunión de Colegios Católicos y de Escuelas Parroquiales. Es la primera vez que se reúnen en carácter diocesano; ya que la federación ahora ha tenido carácter nacional, pero en la última sesión nacional, se acordó que cada diócesis coordinaría como federación diocesana sus propios colegios y escuelas. Me dio la oportunidad de recordarles el documento sobre la escuela católica, que exhorta a ponerse en la misma línea pastoral de la Diócesis, que tiene que ser un instrumento de pastoral el colegio, la escuela, de una pastoral de conjunto de la Diócesis. Y les llamé a superar diferencias, divisiones y ponerse todos de acuerdo en una hora tan difícil en que la Iglesia no puede presentarse desunida ni rival. Estuvieron de acuerdo en preparar una jornada para reflexionar sobre este aspecto de la unidad. Siguieron estudios sobre la ideología del actual seminario de reforma educativa y otros aspectos muy útiles para la vida de nuestros colegios.
En la hora de la misa, en la mañana y por la noche, a la hora de cena, tuve oportunidad de platicar con el padre Hernández Pico y el doctor Eddie Stein, con quienes estamos preparando una carta pastoral sobre «Fe cristiana, Iglesia y compromiso político». Un tema que se hace cada día más necesario para aclarar la confusión que, aún en sacerdotes y en seglares muy cristianos, está reinando.
DOMINGO, 23 de abril de 1978
La misa del quinto domingo de pascua, en la Catedral, concurrida, como de costumbre; en la homilía presenté la idea de Cristo Resucitado que retorna a su Iglesia en el Espíritu y esta Iglesia se presenta bajo las tres figuras que nos dan las lecturas de hoy: casa de Dios, en la cual Cristo es la piedra angular, que es base para todos los que construyen cristianamente y es piedra de escándalo para quienes no construyen cristianamente su vida. La otra figura es el pueblo de Dios, con las preciosas calificaciones que San Pedro da en su primera carta, «sacerdocio real, nación consagrada, raza escogida». Y la tercera idea y comparación es: la Iglesia como comunión, comunidad, que tiene sus crisis de desunión como las que nos narra el libro de los Hechos, entre griegos y hebreos, pero que se supera en el sentido de servicio, diaconía, los siete primeros diáconos, y de amor, de oración y de fe, comunidad jerárquica.
LUNES, 24 de abril de 1978
Como todos los lunes, he dedicado a recibir sacerdotes, que siempre llegan y me da gusto platicar con ellos con mucha confianza.
Por la noche, de acuerdo con los formadores del Seminario: padre Gregorio Rosa, rector; y padre Abel Morán, prefecto de estudios, cenamos en el hospital de la Divina Providencia y conversamos largamente sobre problemas del Seminario; especialmente, los que ha suscitado con sus comunicaciones tendenciosas a la Nunciatura y a la Sagrada Congregación para la Educación Católica, monseñor Aparicio. Los padres se quejan de que nunca se les ha llamado a ellos para dialogar sobre estos problemas y se ha pasado por encima del equipo formador para dar informaciones que no responden a la realidad. Éste es, cabalmente, el mismo problema que yo lamento, y he recibido una carta de la Sagrada Congregación reclamándome, en este sentido, de las denuncias de monseñor Aparicio. Tanto la carta de monseñor Aparicio, reclamándome que yo soy el culpable de una falta de disciplina en el Seminario, incluso de sembrar ideas izquierdistas entre los alumnos, como la carta de la Sagrada Congregación, vamos a estudiar una respuesta con los datos que ya tengo y junto con los padres del Seminario haremos una justicia a estas falsas acusaciones.
MARTES, 25 de abril de 1978
Día de San Marcos, Evangelista. Invitado por el padre Zanconato, párroco de San Marcos, fui a celebrar la Santa Misa patronal en aquella parroquia. La iglesia estaba llena de fieles, quienes generosamente me tributaron un aplauso al llegar. En la homilía les agradecí esa acogida y traté de traducirles el pensamiento, el mensaje del Evangelio de San Marcos, fijándome principalmente en estas tres ideas que son como los fundamentos de la teología de San Marcos; primero, que en su Evangelio, San Marcos hace coincidir la hora de la salvación del mundo con el kerygma, es decir, con la proclamación del mensaje del Reino; conversión: «...haced penitencia porque el Reino de Dios ha llegado». El segundo pensamiento teológico de San Marcos es que ese Reino de Dios es un misterio que Cristo lleva en su propia personalidad y más que su doctrina y sus milagros, San Marcos enfoca la personalidad misma de Cristo, descubrir su persona, descubrirlo como Mesías y como Hijo de Dios, es el Reino de Dios; y el tercer pensamiento es que este misterio no todos lo captan y Cristo trató de hacerlo accesible con parábolas y otras comparaciones y que sólo se hace evidente y claro cuando anuncia su pasión. Para significarnos que el misterio de Cristo mesías, Hijo de Dios, el Reino de Dios, no lo podemos captar si no entramos con Cristo por el misterio de su pasión, de su cruz, de su humillación. Después dialogué con algunas comunidades o congregaciones de la parroquia y felicité al padre por su labor parroquial. Lo mismo que en él, envié un saludo a todos los padres franciscanos de la provincia de Venecia, que precisamente tienen como patrono a San Marcos, que San Marcos proteja esa labor apostólica que los padres franciscanos italianos han desarrollado en nuestra Arquidiócesis.
Por otra parte, las hermanas que trabajan en comunidades parroquiales organizaron una expedición a los cantones de San Pedro Perulapán y me informaron por la tarde de la desolación, la angustia, la aflicción, el temor que ha quedado como consecuencia de los atropellos a la dignidad humana, que allá han hecho elementos del ejército y de ORDEN reprimiendo todo intento de organización de aquellos pobres campesinos.
MIÉRCOLES, 26 de abril de 1978
Desayuno de estudio en el Seminario con la Comisión de Justicia y Paz y representantes del Senado Presbiteral. Llegamos hasta las 10.30 de la mañana estudiando la próxima carta pastoral que tratará de la «Fe cristiana y el compromiso político». Es un estudio muy bien hecho, pero muy extenso y quedamos de resumirlo y de ordenarlo en una forma más práctica y pastoral, y esta misma tarde nos veremos con los principales responsables de esta redacción.
Con un obrero y un seminarista preparamos la entrevista que por radio se transmite todos los miércoles a la una de la tarde. El obrero, naturalmente, enfocó su diálogo sobre el próximo día del trabajo; el seminarista me transmitió algunas preguntas de las cartas que envían los radioyentes.
A mediodía obsequié a las secretarias de la Curia, ya que hoy es el día de la secretaria, un almuerzo preparado en el colegio de las hermanas somascas, fue una reunión cordial. Creo que ha sido un estímulo para estas trabajadoras humildes y abnegadas.
Por la tarde, visita de la general de las religiosas de Maryknoll, quien expresó su admiración para la pastoral de nuestra Arquidiócesis y su felicitación por la defensa de los derechos humanos que se está llevando a cabo entre nosotros. Aproveché para agradecerles los servicios de su congregación de Maryknoll en nuestra Diócesis y me prometió hacer lo posible de mandar más personal y abrir otras comunidades.
A continuación me reuní con monseñor Urioste y los padres Jerez y John Sobrino para estudiar un nuevo modo de presentar la carta pastoral. Fue un diálogo muy constructivo, muy profundo y creo que hemos dado las líneas pastorales de este documento, que quiere ser, ante todo, una divulgación de los principios cristianos, para orientar sobre todo, al campesinado ante el llamado de las organizaciones populares y el peligro de las represiones del Gobierno y de usar la Iglesia, no para sus fines religiosos, sino para otras finalidades de las mismas agrupaciones. Creo que saldrá un documento, le pido a Dios, muy claro en que la dignidad de la Iglesia y la claridad de la doctrina para los destinatarios, reluzca para gloria de Nuestro Señor.
Por la noche visita de la religiosa del Sagrado Corazón, Nelly Rodríguez, quien me contó problemas del Seminario de reforma educativa y la participación que tomarán los colegios católicos, para prevenirse contra cualquier manipulación que, de parte del Ministerio de Educación, se quiera hacer de este instrumento de la cultura de nuestra gente: la educación, la escuela, el colegio. Hay buenos expertos de parte de los jesuitas de la UCA para orientar esta presencia de la Iglesia, a través de directores y profesores de nuestros colegios católicos y escuelas parroquiales.
JUEVES, 27 de abril de 1978
Por la mañana hubo reunión del Senado Presbiteral en que se trataron asuntos sugeridos por la correspondencia que les leí, principalmente un anónimo de un sacerdote, no por ser anónimo, sino por las ideas que nos llaman a una reflexión. Nos dio la iniciativa de celebrar una reunión del Senado en plan de diálogo abierto, preparando así una reunión plenaria del clero en que se saquen a la luz todos los resentimientos, reticencias y todo aquello que impide una unión más franca en el clero. El acto del Senado de esta mañana tiene muchos detalles importantes.
Por la noche celebré la fiesta patronal de la Virgen de Montserrat en la colonia del mismo nombre, junto con el párroco, padre Amado Molina, vicario de aquel sector, es el párroco de El Calvario. Visité después al padre Eleodoro Orellana en la Colonia Guadalupe de Soyapango. Ha estado muy enfermo, se nota muy deteriorada su salud; le dejé un donativo para ayudarle a pagar los gastos médicos.
VIERNES, 28 de abril de 1978
Por la tarde entrevista con los obreros de CUTS, es una confederación de sindicatos a los cuales había invitado, juntamente con otros sacerdotes que tengan capacidad para la pastoral de los obreros, a fin de dialogar conociendo mejor sus organizaciones obreras y ofreciéndoles la iluminación cristiana de nuestra Iglesia. El diálogo a pesar de ser informal fue muy enriquecedor y despertó interés en los obreros, los cuales seguirán dialogando con los sacerdotes.
Por la noche visita del licenciado Atilio Viéytez, que trabajó en colaboración muy íntima con el señor presidente de la República anterior, coronel Molina, hombre muy ilustrado, muy cristiano, que me ofreció sus opiniones acerca de la situación de la Iglesia. Él siente apoyo en la Iglesia actual y ofrece su ayuda incondicional a esa Iglesia.
DOMINGO, 21 de mayo de 1978
Por la tarde visité Ciudad Arce donde me habían invitado para una primera comunión, pero surgieron malos entendidos con el párroco, el cual hizo la primera comunión por la mañana. De todos modos, lo que más me interesaba era llevar un mensaje de unidad a toda la comunidad cristiana, ya que surgen allá dificultades entre el párroco y la religiosa que promueve comunidades de base. Y por eso, después de la misa, tuvimos una reunión muy constructiva en la escuela parroquial, a la que asistieron el sacerdote, el padre Brizuela, y la religiosa, y todos los colaboradores más directos de la pastoral. El mensaje de la Santísima Trinidad, del día, y la exposición de las circunstancias concretas de aquel lugar, dieron la oportunidad maravillosa para tratar el tema que me preocupaba en una forma indirecta y que creo que quedó resuelto en un sincero deseo de trabajar siempre unidos.
LUNES, 22 de mayo de 1978
Almorcé en la comunidad de los padres jesuitas de la iglesia del Carmen, en Santa Tecla. Es una comunidad compuesta en su mayoría por jesuitas de avanzada edad, de mucha experiencia. Y me dio mucho gusto oír que todos están de acuerdo con la pastoral y la predicación que estoy tratando de llevar. Me dieron mucho ánimo y he sentido un apoyo para mí muy valioso, ya que se trata de personas muy sensatas, prudentes y de mucha experiencia.
MARTES, 23 de mayo de 1978
Reuní esta mañana al consejo del Seminario y también a todos los sacerdotes diocesanos que trabajan en la vicaría de La Asunción, Flor Blanca, o sea, las parroquias de la zona Miramonte, San Benito, La Ceiba, etc. Platicando sobre el problema de la formación del Seminario, en el aspecto pastoral, ya que estos sacerdotes diocesanos de esta vicaría han sido llamados a constituir una especie de consejo de reflexión de pastoral; quedamos de acuerdo en que los seminaristas tienen que formarse para poder ser servidores del pueblo, bajo la inspiración de la Iglesia en cualquier ambiente que les toque trabajar; por eso, estos párrocos se incorporarán un poco más a la vida del Seminario y procurarán que los seminaristas colaboren con ellos en esa zona tan difícil de la pastoral. Por ser las zonas donde están las personas más pudientes de nuestra sociedad, pero al mismo tiempo hay zonas marginadas y rurales.
Se trató también de la sustitución del padre Segura en el rectorado del Seminario Menor y se estuvo de acuerdo en solicitar a los padres jesuitas el sustituto, dando preferencia a un sacerdote mexicano que ya trabajó en el Seminario y que guarda mucho cariño por esta obra, el padre Himes. Y sólo, en último caso, se echaría mano de un sacerdote diocesano, que sería la mejor solución, en caso de haber suficiente clero. Pero por ahora, necesitamos la ayuda de los padres jesuitas.
Por la tarde fui a bendecir la fachada y las torres de la iglesia del Carmen, en el departamento de Cuscatlán, donde el padre Miguelito Rodríguez, ya de avanzada edad, con un equipo parroquial han logrado renovar aquella pintoresca iglesia. Gocé mucho por el ambiente tan acogedor de aquella comunidad. Les encarecí vivir siempre unidos a su párroco y a su obispo, es decir, sentir siempre con la Iglesia.
MIÉRCOLES, 24 de mayo de 1978
Día de María Auxiliadora. Celebré la misa para los estudiantes de los colegios salesianos, en la mañana. Y por la tarde, la misa parroquial después de la procesión, ambos actos muy solemnes y dan el inmenso consuelo de un pueblo muy devoto de la Santísima Virgen. Felicité y agradecí a los padres salesianos por cultivar estos sentimientos marianos en nuestro pueblo.
El programa de los miércoles, la tradicional entrevista, la tuve hoy con el licenciado Magaña, encargado del Centro Familiar, que está haciendo mucho bien en la pastoral familiar.
Recibí también este día la carta de la Sagrada Congregación para los obispos, en que me invitan a hacer una visita a Roma para dialogar sobre la situación de nuestra Arquidiócesis. He visitado, luego, a mi director espiritual, el padre Azcue, y al psicólogo, doctor Semsch, y coinciden en la magnífica oportunidad que la Santa Sede me proporciona para esclarecer, con la sinceridad y buena voluntad con que lo voy haciendo, el trabajo pastoral de esta Arquidiócesis.
JUEVES, 25 de mayo de 1978
Almorcé con los padres del Oratorio de San Felipe Neri, padre Brito, padre Fernández Abad, padre Manuel Reyes y padre Abrego. Es una comunidad donde sentí un ambiente muy sacerdotal y muy fraternal.
Recordamos al padre Juanito García Artola, con quien tuve muy profunda amistad sacerdotal y fue fundador de este Oratorio de San Felipe Neri, en la Colonia San Benito, de San Salvador.
Por la tarde, audiencia de la Escuela Rural Mixta, del cantón de Cojutepeque. Venían a proponerme que diera mi nombre para su escuela y que, si aceptaba, les diera, por favor, el currículum vitae. Yo les expuse mis dificultades y las objeciones que podría proponer el Gobierno. Sin embargo, me insistieron y con mucho agradecimiento les acepté, esperando que me comuniquen, en su oportunidad, lo que decida el Ministerio de Educación.
Otra audiencia importante de esta tarde fue el Sindicato de la Industria Eléctrica, que venían a pedir el apoyo moral para sus reclamos acerca del Fondo de Jubilación. Les prometí la ayuda del Socorro Jurídico y todo lo que esté de mi parte, dentro de lo justo que ellos reclaman.
Por la noche reunión de la Comisión de Laicos que se ha convertido en comisión de reflexión para la pastoral laical. Hay buena voluntad en el equipo y creo que será un enriquecimiento de juicios el poder reflexionar con ellos acerca de ese sector tan importante de la Iglesia que es el laicado.
No pude asistir a la invitación del Seminario que celebró esta tarde, en forma muy original y solemne, la festividad del Corpus Christi. Sin embargo, cené con sus dirigentes y con el señor Obispo auxiliar que presidió la ceremonia.
VIERNES, 26 de mayo de 1978
Se celebra reunión plenaria de la Conferencia Episcopal para conocer el resultado del estudio acerca de la reunión de Puebla. Se ha recogido el trabajo de las diócesis. Faltó la de San Miguel. El estudio más completo y más profundo ha sido el de la Arquidiócesis. Después de conocerlos se hará un resumen en que entren todas las aportaciones dadas por fieles, religiosos, sacerdotes y, en nombre de todo este pueblo de Dios, la Conferencia Episcopal lo enviará, para que el CELAM elabore el documento base, que servirá en la reunión de octubre, en Puebla.
Por la tarde presidí el entierro de Francisco Martínez Saprissa. En la homilía, elogié su sentido de generosidad y de pobreza espiritual, recordando que pobre no es sólo el que no tiene, sino el que sabe tener, de acuerdo con la voluntad de Dios y amor al prójimo, en lo cual se distinguió el difunto, y también porque es de aquellos de quienes Cristo dijo: «Bienaventurados quienes no se escandalizaren de mí», diciendo que hoy muchos cristianos se escandalizan del Evangelio en todas sus exigencias y quisieran una predicación más acomodada a sus gustos y que Paco Martínez Saprissa, había comprendido esas exigencias del Evangelio auténtico; como cursillista de cristiandad predicó esas irradiaciones sociales, temporales, del Reino de Dios. Sin duda que tuvo una visión profética de lo que quiere la predicación, la evangelización en nuestro tiempo.
Por la noche el Secretariado de Cursillos de Cristiandad me obsequió una cena en casa de doña Julita de Núñez, donde departimos asuntos muy interesantes del apostolado laical y, especialmente, del movimiento de Cursillos de Cristiandad.
SÁBADO, 27 de mayo de 1978
Desayuno con los trabajadores de la Curia, padre Brito, padre Barrera, monseñor Urioste. Faltó monseñor Revelo. Tratamos asuntos de trascendencia, sobre todo, entre el clero. Estudiamos el artículo del padre Juan León Montoya, en que critica al Arzobispo. Estuvimos de acuerdo en no darle importancia y lamentamos que esté tan entregado al Gobierno.
DOMINGO, 28 de mayo de 1978
Se celebró en la basílica del Sagrado Corazón el «ACIES» de la Legión de María. Estuvo muy concurrido porque asistieron legionarios, principalmente de la capital, pero también de otras parroquias de la Diócesis. Comenté el valor pastoral de la devoción a la Virgen, tal como lo presenta el Papa en su exhortación Marianis Cultus.
Por la tarde, celebración del Corpus Christi en la Catedral. Estuvo muy hermoso, vinieron representaciones de las diversas comunidades que daban a la procesión, alrededor del parque, un espectáculo de Iglesia muy eucarística.
LUNES, 29 de mayo de 1978
Entre las visitas destaco la de don Lencho Llach, embajador ante la Santa Sede, por haber insistido en la necesidad del diálogo con el Gobierno y habiéndole expresado de mi parte la buena voluntad, pero que esperábamos la respuesta a nuestra carta, enviada antes de Semana Santa, como a él mismo le consta.
El médico doctor Silva, especialista de la garganta, me ordena guardar silencio dos días, por lo cual he suspendido todos los compromisos del martes y del miércoles.
JUEVES, 1 de junio de 1978
Volví a predicar después de dos días de reposo de la garganta y me complace haber dedicado a la Hora Santa Eucarística, en la capilla del hospital de la Divina Providencia, el servicio de mi voz. Asistió mucha gente.
VIERNES, 2 de junio de 1978
Grata visita de monseñor Pablo Vega de Nicaragua y de monseñor Rivera, con quienes conversé y sacamos como consecuencia la conveniencia de una reunión de obispos de Centroamérica que siguieran una línea de acuerdo con los nuevos documentos de la Iglesia, para compartir inquietudes, principalmente, acerca de la próxima reunión de Puebla. Me encargaron invitarlos y quedamos que para el día del Divino Salvador del Mundo, si es posible, vendrían a concelebrar y luego a dedicar un día a las reflexiones indicadas.
Por la tarde, ya que hoy es día del Sacratísimo Corazón de Jesús, presidí la celebración en la basílica, consagrada al Sagrado Corazón. El inmenso templo daba un espectáculo bellísimo ya que estaba completamente llena de fieles y todos en actitud de oración.
SÁBADO, 3 de junio de 1978
Desde las ocho hasta la una de la tarde tuvimos una convivencia con directores de colegios católicos y representantes de escuelas parroquiales. Se comentó la exhortación sobre la Escuela Católica de la Sagrada Congregación para la Educación. Se tocó al vivo la conciencia de los colegios católicos que se sintieron cuestionados ante la pregunta: ¿Si verdaderamente evangelizamos? La inquietud quedó despierta para prometerse una próxima convivencia en este mismo sentido.
Por la noche, con el padre Gregorio Rosa, rector del Seminario estudiamos la respuesta que había que dar a las cartas de monseñor Aparicio y de la Sagrada Congregación para la Educación, para responder a las graves acusaciones que, originadas por informes de monseñor Aparicio, han provocado desconfianzas para con el Arzobispado y para con el equipo de formadores del Seminario. El padre Gregorio estuvo muy atinado en señalar las respuestas enérgicas, científicas, a cambio de unas acusaciones tan superficiales y tan inspiradas en la mala voluntad de monseñor Aparicio.
DOMINGO, 4 de junio de 1978
Después de la misa de Catedral, acompañado con el señor Salvador Barraza, fui a Guatemala para encontrarme con el padre Juan Deplanck que ha venido de Bélgica y con quien conferí largas horas de la tarde; demuestra un gran interés y una gran alegría por la posición de la Iglesia en El Salvador. Aseguró que muchos en Europa que habían perdido la fe en la Iglesia la van recuperando gracias a actitudes evangélicas, que se ven en las Iglesias de América Latina; y me invitó a mantener siempre esta credibilidad que, gracias a Dios, va despertando la Iglesia en El Salvador.
Este día también se iniciaba en Guatemala el encuentro Scout de Centroamérica, lamentablemente yo tuve que regresar porque hay muchos compromisos en la Arquidiócesis, pero encargué al señor Obispo auxiliar que participara en la convivencia de los Scout en Guatemala. Lamentablemente, tampoco él fue y no avisó habiendo quedado así muy mal nuestra presencia de El Salvador.
MIÉRCOLES, 7 de junio de 1978
Como de costumbre tuvimos el desayuno y reflexión para evaluar la situación de la Iglesia y del país.
JUEVES, 8 de junio de 1978
Tuve el agrado de volver a encontrarme con el doctor Dárdano, psicólogo, con quien comentamos profundamente la actitud pastoral que he tenido que llevar y que tengo que informar ante la Santa Sede. El consejo del doctor Dárdano ha sido, como siempre para mí, muy animador y muy orientador. También he platicado al respecto con el doctor Rodolfo Semsch, quien está plenamente de acuerdo con la actitud pastoral de la Arquidiócesis.
Esta tarde estuve en Zacamil, con el padre Rogelio y sus colaboradores laicos, una reflexión pastoral muy simpática en que se tocaron estos puntos actuales, sobre todo, de las relaciones de la Iglesia con las organizaciones populares.
Por la noche participé en la Hora Santa del Cursillo de Cristiandad, ya que un grupo de señores está en Planes de Renderos iniciando su Cursillo de Cristiandad que clausurará el próximo domingo.
VIERNES, 9 de junio de 1978
Ha regresado el padre Gonzalo López y se le ha asignado la parroquia de Comasagua que él ha aceptado con muy buena voluntad. El próximo jueves será la toma de posesión que será presidida por el señor obispo auxiliar, monseñor Revelo.
Por la tarde reunión con los seminaristas del Seminario Mayor, con quienes se desarrolló una dinámica de integración y de colaboración que resultó con muchas enseñanzas prácticas.
SÁBADO, 10 de junio de 1978
Tuvimos reunión los representantes de la Curia arzobispal, incluso monseñor Revelo, y tratamos principalmente de cómo quedará el gobierno de la Arquidiócesis durante mi ausencia de 15 días para ir a Roma a rendir cuentas de nuestra situación ante la Santa Sede.
DOMINGO, 11 de junio de 1978
Después de la misa de la Catedral, presidí la consagración de la bonita iglesia dedicada a San Antonio, en los Planes de Renderos, a cargo de los padres franciscanos italianos. Fue una ceremonia con mucha profundidad catequística y litúrgica, para el pastor una gran satisfacción compartir con aquella gente tan buena, una mañana tan preciosa.
También de grandes satisfacciones pastorales fue la noche de clausura de cursillos. Las señoras que habían oído por la mañana, en radio, mi homilía de la Catedral, se expresaron con palabras de mucha solidaridad y de mucho aliento para seguir, con la Arquidiócesis, una línea de pastoral de acuerdo con la moderna mentalidad de la Iglesia.
LUNES, 12 de junio de 1978
Muy temprano de la mañana, de acuerdo con la invitación de ayer, acudieron los jóvenes que estudian filosofía, franciscanos, para tener una entrevista conmigo. Hubo preguntas muy interesantes, supe después que habían llevado muy grata impresión y que habían considerado la entrevista como una verdadera clase de pastoral moderna. ¡Me alegro!
Por la noche representantes del FAPU, una organización popular, vinieron para presentarme su deseo de ayudar a la Iglesia, pero yo les advertí mucho: «Sin peligro de manipularla». Ellos estuvieron de acuerdo y solamente, dicen, que prestarán el auxilio, la ayuda, el apoyo a la Iglesia porque respetando su autonomía, su independencia de toda agrupación política, comprenden que la Iglesia es gran orientadora y estímulo para la lucha liberadora del pueblo. Insistí mucho es esa autonomía de la Iglesia, y como la Iglesia desde su perspectiva evangélica está de acuerdo y apoya todas las iniciativas que tengan como objeto la justicia, el bienestar, la paz de los hombres.
MARTES, 13 de junio de 1978
Este día de San Antonio no pude asistir a Soyapango a la fiesta patronal, pero supliqué al señor Obispo auxiliar que fuera porque tenía que presidir la reunión del Senado en la casa de las hermanas somascas, una reunión que resultó muy útil y muy densa. En la casa de las somascas recibí también la visita del señor embajador de Italia.
Mientras se celebraba la reunión del Senado asistió a una cita el embajador de Italia, a quien atendí y quien expresó su deseo de colaborar con la Iglesia, ya que él se profesa católico. Él es un italiano inscrito en la democracia cristiana, de la cual me habló ampliamente, comparando con el partido del mismo nombre, aquí en El Salvador y ofreciendo que una democracia cristiana bien organizada sería de gran ayuda para los ideales políticos, sociales de la doctrina de la Iglesia.
MIÉRCOLES, 14 de junio de 1978
La primera visita de esta mañana fue del señor presidente de la Asamblea Legislativa, quien se profesa católico y ofrece a la Iglesia todos sus servicios sin condiciones. Quiere prestar un buen servicio a su patria en ese cargo tan importante. Conservé, expresé con sencillez y franqueza la posición de la Iglesia, los deseos y temores ante el Gobierno. Él expresó su deseo de servir de intermediario, siempre que la Iglesia quisiera valerse de él, de unos servicios que él ofrece incondicionalmente como católico.
Por la tarde, gratos momentos con el seminario de los somascos, junto a La Ceiba, celebré la Santa Misa con los padres directores y después, en la cena, compartimos inquietudes ya que los invité al diálogo y ellos expresaron preguntas muy interesantes. Se nota una inquietud juvenil para estar al día en la pastoral de la Iglesia. Con unos números amenos, y con reflexiones muy de fondo transcurrieron rápido los minutos.
Me esperaban en el hospital de la Divina Providencia varios sacerdotes de la diócesis de San Vicente, a quienes su obispo ha suspendido, para valerse de mi viaje a Roma y pedirme el apoyo en su favor. Naturalmente, yo les ofrecí hacer con caridad fraterna todo lo que esté a mi alcance en esta penosa situación. Monseñor Aparicio, desde el viernes, está en Roma.
Olvidaba recordar que el viernes recién pasado hice una visita de cortesía al señor Nuncio, quien se mostró muy atento y cordial.
JUEVES, 15 de junio de 1978
El [... (1) la Curia varios sacerdotes y religiosas para expresarme sus mejores deseos en mi viaje a Roma. Cosas muy simpáticas de comunidades laicales y aun de comunidades que no son de la Diócesis, enviándole saludos al Santo Padre. La comunidad de La Palma, donde se ha organizado los talleres de «La semilla de Dios», le envían objetos típicos al Santo Padre. Así como cartas de los seminaristas mayores de la Arquidiócesis y de algunos elementos del laicado. Es conmovedor como nuestro pueblo ama al Santo Padre.
En lo privado me he dedicado a organizar las cosas que hay que llevar, y arreglar mi viaje. Mañana viernes, a las ocho hay que estar en el aeropuerto y tomar el avión de Iberia rumbo a España y a Roma. Cuento con muchas oraciones, me han dado seguridad de estar muy unidos espiritualmente conmigo sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles y espero que esta comunión con el Santo Padre será de mucho provecho para nuestra Iglesia.
SÁBADO, 17 de junio de 1978
A las ocho de la mañana en el aeropuerto han asistido algunos sacerdotes y varias personas amigas para despedirnos. Voy junto con monseñor Rivera y con monseñor Urioste. El viaje ha sido muy placentero, una hora de vuelo a San José, Costa Rica, después cuatro horas a San Juan, Puerto Rico, y de ahí siete horas hasta Madrid. En Madrid, después de una pausa de unas tres horas, en tres horas estábamos en Roma.
Las hermanas oblatas al Divino Amor nos esperaban porque desde San Salvador había avisado la madre Scarglietti, una atención que mucho agradezco. Nos hospedamos en el Pensionato Romano y después de un tiempo de descanso -esto ya era el sábado al mediodía-, por la tarde fuimos a visitar la iglesia de San Pedro. Junto a la tumba del primer papa he orado intensamente por la unidad de la Iglesia, por el Papa, por los obispos y por toda la Iglesia universal, especialmente por nuestra Arquidiócesis, encomendándole a San Pedro los intereses de nuestra Iglesia y el éxito de este diálogo con la Santa Sede.
Después visitamos la Casa Generalicia de los jesuitas, donde pudimos saludar al superior general, padre Pedro Arrupe, muy amable y muy generoso nos ofrece todos los servicios de la Compañía de Jesús. Nos señaló algunos sacerdotes con quienes podíamos platicar y que nos podían prestar toda la ayuda necesaria.
Regresamos al Pensionato donde un sueño intenso y una buena noche nos han recuperado el cambio de hora, que trastorna, ciertamente, la pobre naturaleza humana.
DOMINGO, 18 de junio de 1978
Celebramos la Santa Misa en el Pensionato junto con un sacerdote de la India y después del desayuno, fuimos a concertar algunos puntos de las entrevistas en Roma con el padre procurador de los jesuitas. Una conversación muy interesante, profundizó puntos de teología, de pastoral, de diplomacia, de relaciones entre la Santa Sede y de las Iglesias particulares. Ha sido una verdadera cátedra de la práctica pastoral que nos ha interesado mucho y nos orientó bastante para emprende la visita ad limina, y sobre todo el informe específico de nuestra Diócesis ante la Santa Sede y sus modos tradicionales de proceder.
Salíamos al tiempo en que en la plaza de San Pedro, se reunía la inmensa muchedumbre que todos los domingos, al mediodía, espera la salida del Papa a su balcón, para rezar con él el Ángelus. El Santo Padre dirige antes unas palabras que hoy fueron dedicadas al sentido cristiano de la vida. Que en medio de todas las tribulaciones actuales, el cristiano debe tener mucha fe, mucha fortaleza, mucho optimismo, confiando plenamente en que Dios cuida la vida de los hombres y la marcha de la historia.
Al Papa lo vimos anoche también por televisión, en un concierto magnífico que le obsequiaron en la sala de las audiencias, donde había muchos cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos, fieles. El Papa se muestra muy lúcido en su pensamiento y también suficientemente ágil en su vida física, a pesar de los 81 años de edad. Nos da mucha confianza de encontrar en Roma un pastor de la Iglesia con tanta experiencia, con tanta sabiduría y, sobre todo, con tanto amor a Dios y a la humanidad.
Por la tarde, visita a la tumba de San Pablo, en su iglesia Extra Muros, era la hora de las vísperas, estaba la basílica plenamente iluminada. Se oía el órgano llenando el ambiente y el coro de los monjes, que cantan en gregoriano. De rodillas junto a la tumba del apóstol de los gentiles, del gran San Pablo, en aquel ambiente de oración, casi de cielo, he sentido revivir en mi memoria, en mi corazón, en mi amor, todas aquellas emociones de mis tiempos de estudiante, y ya de sacerdote, mis visitas a Roma, siempre han sido mis oraciones ante estas tumbas de los apóstoles, inspiración y fortaleza, sobre todo, esta tarde en que siento que mi visita no es una simple visita de piedad privada, sino que en el cumplimiento de la visita ad limina traigo conmigo todos los intereses, preocupaciones, problemas, esperanzas, proyectos, angustias, de todos mis sacerdotes, comunidades religiosas, parroquias, comunidades de base, es decir, de toda una Arquidiócesis que viene conmigo, a postrarse como ayer, ante la tumba de San Pedro, hoy, ante la tumba de San Pablo.
LUNES, 19 de junio de 1978
El trabajo principal hoy, ha sido la concertación de entrevistas o audiencias, con la Sagrada Congregación para los Obispos, que nos señaló mañana martes por la mañana; con la Secretaría de Estado, donde entregamos documentación y quedó de indicarnos cuándo nos recibirían; con la oficina de audiencias, para ver si era posible una audiencia privada, pero el tiempo de preparativos para fiestas en honor del Santo Padre y también sus dificultades de salud, han reducido mucho las audiencias privadas, aunque nos dieron esperanza de tener una audiencia muy especial, después de la audiencia general del próximo miércoles.
En la Sagrada Congregación para los Obispos se nos indicó que conversáramos con monseñor Miguel Buro, con quien largo rato departimos, pero hemos notado en su mentalidad una serie de conceptos y prejuicios, que nos han dejado muy poca esperanza para comprender la pastoral que está llevando nuestra Arquidiócesis. Sin embargo, la plática ha sido muy útil para decir, los breves momentos que nos dejó hablar, ya que casi sólo él hablaba, nuestros puntos de vista.
Por la tarde y por la noche disfrutamos sin compromisos ni trabajos oficiales este precioso ambiente de Roma, que en junio comienza a ponerse un poco cálido. Se parece bastante a nuestro clima salvadoreño. Durante la noche también el padre Juan Bosco Estrada, un jesuita mexicano, nos ha visitado y nos ha convidado a pasear después de cena por la plaza de San Pedro, desde donde contemplábamos la ventanita famosa donde estudia el Santo Padre y donde reza por toda la humanidad.
MARTES, 20 de junio de 1978
La entrevista principal ha sido con el señor cardenal Sebastián Baggio, prefecto de la Sagrada Congregación para los Obispos. Acerca de esta entrevista, que para mí ha sido de mucha importancia, he escrito una descripción, según la he podido recordar, para dejar por escrito la constancia de mis repuestas a las observaciones que hizo el Cardenal a mi trabajo pastoral. Creo que he logrado desvirtuar muchas informaciones que no son exactas y que, más bien, proceden de intereses contrarios a los que trato de defender en la línea y predicación pastoral de la Arquidiócesis. Recomiendo que se lea el acta confidencial de esta entrevista con el señor Cardenal.
Por la tarde recibimos aviso de que el Santo Padre nos recibiría después de la audiencia general, en una audiencia especial, a monseñor Rivera y a mí. Por la noche, nos invitaron a cenar las religiosas oblatas al Divino Amor. El ambiente fue muy cordial y hubo buenos recuerdos del trabajo de esta congregación en San Salvador, en el colegio de la Sagrada Familia, y en la Arquidiócesis en el campo directo pastoral en la población de Citalá, Chalatenango.
También este día tuve oportunidad de saludar personalmente a un gran amigo de la Sagrada Congregación para la Educación Católica, monseñor De Nicoló, que se encarga de los seminarios de América Latina. Le entregué la correspondencia en la que está mi respuesta a las falsas informaciones que la Congregación ha recibido, acerca de las relaciones de la Arquidiócesis con el seminario interdiocesano San José de la Montaña. Monseñor De Nicoló me mostró su amistad, muy sacerdotal e íntima, haciéndome algunas advertencias confidenciales, y me aconsejó ser muy franco en el diálogo con el señor Cardenal, que tendríamos al día siguiente.
MIÉRCOLES, 21 de junio de 1978
La audiencia general y la audiencia especial con el Santo Padre ha llenado esta mañana inolvidable. Es 21 de junio y lo principal que se recuerda en la audiencia general es que hoy se cumplen 15 años de aquel 21 de junio en que fue elegido el cardenal Juan Bautista Montini para suceder a San Pedro, con el nombre de Pablo VI. Esta circunstancia arrancó inmensa alegría al inmenso auditorio de todas las lenguas, que a través de sus intérpretes manifestaron su cariño, su oración, su adhesión, al sucesor de San Pedro. El Papa, respondiendo a esta explosión de amor, dijo que la elección que se conmemoraba significaba para él una entrega absoluta al pueblo de Dios. Y en nombre de esa entrega su mensaje se inspiraba en un oficio que ha sido el propio de los pontífices a través de la historia, hacer visible la belleza de la Iglesia a pesar de los rasgos humanos y de las deficiencias personales de los pontífices. Él se refirió de manera especial a esa gran misión de la Iglesia, en medio de la humanidad, de sembrar unidad, paz, felicidad en Cristo. Exhortó a los asistentes a ser cristianos muy fieles a la Iglesia y a vivir con toda fidelidad las enseñanzas del Concilio Vaticano II, que son un verdadero don del Espíritu Santo para nuestro tiempo.
Al final de la audiencia, el Santo Padre nos llamó a los obispos presentes, éramos unos ocho, para que con él impartiéramos la bendición a la muchedumbre. Después nos condujeron a una salita privada donde esperamos el momento emocionante de platicar más íntimamente con Su Santidad Pablo VI.
Cuando llegó nuestro turno, entramos a la salita donde estaba el Papa, al que saludamos con la emoción que dan estos momentos. El Papa nos hizo sentar a un lado y otro de él, y dirigiéndose a mí en particular, me estrechó la mano derecha y me la retuvo entre sus dos manos largo rato, yo también estreché con mis dos manos las manos del Papa. Hubiera querido para ese momento una fotografía que expresara esa íntima comunión de un obispo con el centro de la unidad católica. Y teniéndome así las manos, me habló largamente. Me sería difícil repetir al pie de la letra su largo mensaje, porque además de no ser esquemático, sino más bien cordial, amplio, generoso, la emoción del momento no es para recordar palabra por palabra; pero las ideas dominantes de esas palabras fueron estas: «Comprendo su difícil trabajo. Es un trabajo que puede ser no comprendido, necesita tener mucha paciencia y mucha fortaleza. Ya sé que no todos piensan como usted, es difícil en las circunstancias de su país tener esa unanimidad de pensamiento, sin embargo, proceda con ánimo, con paciencia, con fuerza, con esperanza». Me prometió que rezaría mucho por mí y por mi Diócesis. Y que hiciera todo esfuerzo por la unidad. Que si en algo podía él personalmente servir, que con gusto lo haría.
Se refirió luego al pueblo. Dijo que lo conocía desde que había trabajado en la Secretaría de Estado hace como 50 años y es un pueblo generoso, trabajador y que hoy sufre mucho y busca sus reivindicaciones. Me dijo que había que ayudarlo, trabajar por él, pero jamás con odio ni fomentando las violencias, sino a base de un gran amor. De hacerle sentir el valor de su sufrimiento, de predicar la paz y de hacer que ese pueblo conozca como lo quiere el Papa y como el Papa reza y trabaja por él. Habló también de dificultades que solamente se pueden superar con el amor. Dificultades con las fuerzas dominantes, dificultades con colaboradores, que no todos comprenden el esfuerzo que se hace. Yo le repetí que era precisamente la manera como yo trataba de predicar, anunciando el amor, llamando a la conversión. Le dije que muchas veces habíamos repetido su mensaje del día de la paz: «No a la violencia, sí a la paz». Le expresé mi adhesión inquebrantable al magisterio de la Iglesia. Y que en mis denuncias a la situación violenta del país, siempre llamaba a la conversión y me mostraba compasivo con los que sufrían, con las familias de las víctimas y, al mismo tiempo, que hacía la denuncia del pecado, llamaba a conversión a los pecadores. El Papa repitió que oraría mucho por nosotros, y que le dijéramos qué podía hacer él para ayudarnos. Después se dirigió a monseñor Rivera, también con palabras de aliento. Y por último nos dijo: «Vamos a tomar una fotografía». Y entró el fotógrafo para darnos este gusto del Santo Padre, que era nuestro gran deseo, tener unos testigos en imágenes de aquel momento inolvidable.
Siento no haber recordado más las palabras, pero sustancialmente fueron las que he mencionado. A mí me dejó la satisfacción de una confirmación en mi fe, en mi servicio, en mi alegría de trabajar y de sufrir con Cristo, por la Iglesia y por nuestro pueblo. Creo que este solo momento bastaría para pagar todo esfuerzo de venir a Roma: reconfortarse en la comunión con el Papa, iluminarse con sus orientaciones. Naturalmente, el Papa mismo lo indicó, tendrán que tratar con la Sagrada Congregación, especialmente, nos mencionó la Secretaría de Estado, monseñor Casaroli que será el que dialogará conmigo, cuando me señale la audiencia de la Secretaría de Estado porque el Papa, en su breve mensaje, sentía yo, que estaba muy informado de la situación y quería que dialogáramos más a fondo los problemas concretos con sus secretarías diferentes. Pero la palabra de él, que es la básica en esta comunión, es una palabra de esperanza, de aliento y, como he dicho, me ha confirmado en mi voluntad de servir con amor a nuestro pueblo desde la Iglesia de Jesucristo.
En esta audiencia entregué al Santo Padre el retrato del padre Navarro que le enviaba su hermano Napoleón, lo mismo que objetos de los talleres de «La semilla de Dios» de La Palma, en Chalatenango, y cartas de algunas comunidades; lo mismo que un obsequio que de San Miguel le enviaba Francisco González. Yo dejé bajo sobre reservado un memorándum.
Dejé al Santo Padre un memorándum, en forma de una breve carta para expresarle que ya estaba visitando los diversos dicasterios de Su Santidad y le explicaba qué difícil resultaba cumplir el ministerio arzobispal en la situación de mí país, tratando de ser fiel al magisterio actual de la Iglesia. Le cuento también que mi información a Roma viene respaldada por documentos y publicaciones que reflejan esa situación, y, al mismo tiempo, difaman a la Iglesia o se manifiestan en forma de solidaridad con el Arzobispo. Testimonios que llegan de todas partes y, sobre todo, del pueblo que me toca orientar. Y que todo esto me da aliento para seguir en mi trabajo pastoral como lo llevo. Le digo también, que lamento que las observaciones que algunas secretarías han hecho a mi conducta pastoral, parece que prevalece un criterio negativo, que coincide exactamente con las fuerzas muy poderosas que allá, en mi Arquidiócesis, tratan de frenar y desprestigiar mi esfuerzo apostólico. Pero, termino diciéndole que puede estar seguro, Santo Padre, de mi fidelidad como al sucesor de Pedro y de mi seguimiento incondicional a su magisterio; ya que en esta fidelidad y seguimiento he encontrado siempre el secreto y la garantía de caminar con mi rebaño en pos del Espíritu del Señor. Esta carta la vi después entre los papeles que llevaba el señor obispo Casaroli para dialogar conmigo en el diálogo o audiencia de la Secretaría de Estado y noté que, al pie de mi carta, había unas letras que, sin duda, eran del Santo Padre haciendo algunas observaciones para que monseñor Casaroli las tuviera en cuenta al platicar conmigo.
Esta misma tarde del 21 de junio, de acuerdo con lo convenido con el padre Pedraz, nos pusimos en comunicación telefónica para informarle de mis impresiones y de mis actividades en Roma en una grabación, que, sin duda, fue pasada por YSAX ese miércoles 21 de junio.
JUEVES, 22 de junio de 1978
Para esta mañana tenemos la audiencia con la Sagrada Congregación para la Educación. Estuvo presente el mismo cardenal Garrone, el secretario, monseñor Antonio Javierre y otro monseñor. Se nos explicó cuál era el origen de las dos cartas que a través de la Nunciatura han llegado en relación con el problema del Arzobispado y del Seminario. Hay un resumen de esta audiencia, preparado por monseñor Urioste que estuvo presente, lo mismo que monseñor Rivera Damas. La base de la plática fue la carta que yo dirigí en repuesta a la Sagrada Congregación el 5 de junio y que yo traje personalmente. Pueden verse, pues, en el archivo tanto esta carta respuesta del 5 de junio al cardenal Garrone, como la breve acta que escribió monseñor Urioste acerca de esta audiencia. Debo decir que nuestra aclaración fue muy útil porque había muchas tergiversaciones de la verdad acerca de las relaciones entre el Arzobispado, la Curia y el funcionamiento del seminario San José de la Montaña. Nos dimos cuenta de cosas muy desagradables que se han informado a espaldas de nosotros y hasta se había llegado a pedir una visita apostólica al Seminario y al Arzobispado. Lo cual ni la misma Sagrada Congregación creyó oportuno. ¡Gracias a Dios! Esperamos que después de estas aclaraciones se tenga un mejor respeto a la vida de la Curia arzobispal de San Salvador y a la propiedad que ella tiene en el lugar donde está instalada actualmente, en el seminario San José de la Montaña, que como ha sido probado, pertenece en el aspecto material, como edificio, pertenece al Arzobispado de San Salvador. Lo cual no quita el propósito de construir un arzobispado independiente del Seminario cuando sea necesario. La Sagrada Congregación para la Educación, pudo quedar bien informada de nuestra buena voluntad y de las dificultades, a veces de emergencia, que surgen en la vida de la Diócesis y que afectan, naturalmente, al Seminario que está enmarcado en esa vida de la Arquidiócesis.
Después visitamos a monseñor Maximino Romero, secretario de la Sagrada Congregación para el Clero. Fue una conversación muy amplia, muy comprensiva y de muchas orientaciones para las relaciones con nuestros sacerdotes. Le hablé también del problema de Quezaltepeque y prometió enviar una declaración acerca de la situación del usurpador, padre Quinteros. Hablamos también del problema de los diez suspendidos, abogando por ellos y dijo que ya se habían dado instrucciones al obispo de San Vicente para resolver este asunto.
Fuimos a las doce a la Secretaría de Justicia y Paz, a la Comisión Pontificia de Justicia y Paz, en el palacio de San Calixto en Transtévere. Ampliamente dialogamos con el secretario, un monseñor francés, muy conocedor de la situación social y también de las situaciones de injusticias y atropellos de nuestro país y nos dio orientaciones muy válidas en esa conversación, en la que él se interesó mucho de la situación de nuestro país.
VIERNES, 23 de junio de 1978
Se dejó más bien para trabajos personales, ya que además de los problemas conjuntos que traemos, cada uno trae también sus problemas especiales y así que este día, viernes, quedó para ello.
SÁBADO, 24 de junio de 1978
Las religiosas oblatas al Divino Amor, que han sido muy atentas con nosotros durante esta estancia en Roma, nos obsequiaron un bonito paseo a Tívoli, que nos llevó todo el día. Aquellas fuentes pintorescas, aquel ambiente de naturaleza, aquel recuerdo de tanta historia, resulta un verdadero descanso del espíritu en medio de los problemas en que se agita nuestra pastoral. Al regresar fuimos a la plaza Navona, de lo más típico de Roma a tomar allí un capuccino, como llaman en Roma al café con leche.
De paso, cuando íbamos para Tívoli, entramos a visitar la basílica de San Juan de Letrán; era su día, 24 de junio. Se cantaba la solemne segunda Misa pontifical de Perozzi. Me trajo tantos recuerdos aquel coro y aquel órgano y aquella iluminación en que refulgen los mosaicos de la vieja basílica. Y aquella muchedumbre, la humanidad actual, que se mueve a través de siglos, en un presente siempre actual en la Iglesia. Un momento para reflexionar y entusiasmarse y ser un humilde fiel servidor de la Iglesia. San Juan de Letrán es la catedral del Papa y es la Iglesia madre de todas las iglesias.
DOMINGO, 25 de junio de 1978
Fuimos a la plaza de San Pedro a las doce del día para rezar con el Papa el Ángelus. Antes de esta oración a la Virgen, el Papa comentó el emocionante episodio de un niño italiano, de nombre Mauro, no recuerdo el apellido, de 11 años de edad, que al ver que secuestraban a su hermano de 15 años, él se ofreció a los secuestradores, en lugar de su hermano porque era enfermo y desde abril a esta fecha no se ha sabido nada, porque el rescate que se pide es muy alto y la familia no alcanza a tanto. La madre también se ha ofrecido. Y el Papa reclamaba contra esta ingratitud, al mismo tiempo, que se hacía solidario de la familia y dirigía palabras de aliento y de admiración para el pequeño Mauro, a quien llamó el Papa, «pequeño cordero de bondad», que contrasta con la maldad de los hombres. Me llenó de satisfacción esta denuncia del Papa porque coincide mi modo de predicar con este gesto de comprensión con el sufrimiento humano. Le doy gracias a Dios de encontrar aquí una nueva motivación para seguir adelante en mi trabajo pastoral.
Al mediodía, el señor embajador de El Salvador ante la Santa Sede, don Prudencio Llach, nos obsequió un almuerzo en el Gran Hotel donde está hospedado.
Por la tarde tuvimos una audiencia muy amplia con el padre general, superior de los jesuitas, padre Arrupe, con quien analizamos los pasos que se van dando en Roma y nuestra situación en El Salvador. Es ampliamente comprensivo de que en la Iglesia hay corrientes muy diversas y que hemos de tener conciencia de seguir como nuestra conciencia nos indica, y tratar de que el Papa esté bien informado de nuestra actuación y de nuestras intenciones. Él tiene mucha experiencia en las malas interpretaciones que se suelen hacer de las obras de los jesuitas, experiencia que nos ha servido a nosotros también para tener serenidad en los momentos de incomprensión y dificultad. Es un hombre muy santo y se ve que el Espíritu de Dios lo ilumina para tener un espíritu tan abierto y tan comprensivo del momento. Nos ofreció de nuevo toda la colaboración de los jesuitas, como de hecho, la estamos recibiendo.
LUNES, 26 de junio de 1978
Por invitación de monseñor Miguel Buro, de la Sagrada Congregación para los Obispos, asistí a conversar con él, que es el secretario de esa Congregación. Le entregué la repuesta de aceptación para ir como invitado especial a Puebla. También le llevé la relación que hice para el cardenal Baggio, acerca de la entrevista que tuvimos la semana pasada. Monseñor Buro insistió en sus conocidos conceptos de prudencia y de predicación «meramente evangélica».
A las once de la mañana teníamos cita con el cardenal Pironio. Fue un gusto encontrar a este gran amigo de los obispos de América Latina, elevado al cargo de Cardenal Prefecto de la Congregación para Religiosos y mantener siempre aquel espíritu de sencillez y de humildad, de amistosa acogida, con que supo responder sabiamente a varias consultas que le hicimos acerca de la vida religiosa, de las religiosas en el trabajo parroquial. A lo cual se refirió cuando dijo que las religiosas con tal que cumplieran bien estas tres cosas: un amor a Jesucristo, una fidelidad a sus carismas y un servicio bien adecuado a la Iglesia particular donde trabajan, están desarrollando plenamente su vocación. Le pregunté también acerca de las corrientes en la Iglesia y acerca de la celebración de la reunión de obispos en Puebla. A todo supo darnos esa respuesta de apertura con que él ha llevado siempre su palabra de orientación. El cardenal Pironio, ya para despedirnos, me dijo, cuando yo le dije que era acusado de ser instrumento del comunismo en América Latina, me dijo: «No me extraña puesto que hasta un libro han publicado con el título de Pironio, Pirómano». Entonces es herencia de todos los que quieren predicar la justicia social y la promoción de nuestra América Latina.
También monseñor Rivera y monseñor Urioste hicieron una visita a la Sagrada Congregación de Sacramentos para consultar especialmente sobre la confirmación, de lo cual monseñor Urioste extendió un breve memorándum.
Por la noche, a las seis y media, en la Secretaría de Estado nos recibió monseñor Casaroli. También acerca de esta conversación, muy interesante, monseñor Urioste escribió una pequeña acta, a la cual remito para brevedad de estas notas. En ella estuvieron presentes monseñor Rivera, monseñor Urioste el embajador ante la Santa Sede y este servidor.
MARTES, 27 de junio de 1978
Solamente una visita privada a monseñor De Nicoló, que como ya dije antes, es un gran amigo y con quien ahora, muy en privado y confidencialmente, platicamos varios aspectos que me han sido muy útiles.
MIÉRCOLES, 28 de junio de 1978
Como ya es un día sin compromisos especiales, dediqué la mañana para ir de nuevo a la audiencia general del Santo Padre, confundido entre el pueblo. Me dio mucho gusto sentirme uno de aquellos cristianos que venidos de diversas naciones del mundo esperan con tanta ansia ver al Papa. Como es vigilia del día de San Pedro, fue una audiencia muy nutrida, muy alegre. Antes de la llegada del Papa, se oían cantos en todos los idiomas y a la llegada del Papa el estruendo de los aplausos fue enorme. El Papa se refirió a San Pedro, a su tumba, a su basílica y cómo todos nosotros, cristianos, estamos allí muy cerca de la roca fundamental de la Iglesia. Invitó a la fidelidad a esa Iglesia.
Llevé los objetos comprados para llevar de recuerdo con la bendición del Santo Padre.
Por la tarde visita de la madre María Castro Llerena, quien me aseguró que mi petición para fundar allá una comunidad de adoratrices está avanzando y posiblemente después de la fundación de Panamá, que ya se está haciendo, tocará su turno a El Salvador.
Después de la visita de la madre Llerena y de la Madre Superiora General de las oblatas, me fui a San Pedro cuando estaban cantando las vísperas del patrón San Pedro y San Pablo. Los dos son patronos de Roma. También aquí el canto solemne de las vísperas, en un ambiente de fiesta, una concurrencia universal, que llenaba el coro de la basílica, me ha traído tantos recuerdos. Y ahí junto a la tumba de San Pedro, recé el credo de los apóstoles pidiéndole al Señor la fidelidad y la claridad para creer y predicar esa misma fe del apóstol San Pedro.
Por la noche todavía nuestro paseo nocturno que hacemos con el padre Juan Bosco Estrada fue alrededor de la plaza de San Pedro, recordando ahí tantas cosas históricas que evoca el nombre de Pedro y de Pablo en Roma.
JUEVES, 29 de junio de 1978
Preparación del viaje de retorno. Visita a San Pedro. La misa solemne de la mañana es impresionante, mucha gente entra y sale, llena la plaza y las calles adyacentes, una verdadera fiesta patronal pero con un carácter universal. Así como en nuestros pueblos las fiestas patronales dan cita a todas las gentes de todos lo cantones y pueblos vecinos, esta fiesta de San Pedro es ecuménica. En vez de cantones y pueblos, vemos aquí gente de todos los países del mundo. Pero el espíritu es el mismo, una fiesta popular, una fiesta alegre, inspirada por la fe y la esperanza cristiana, unas ventas, unas compras, un ir y venir de la gente, una alegría; lo que produce el estar en contacto con aquellos héroes que ya vencen y reinan en la eternidad, mientras nosotros peregrinamos tratando de imitar sus ejemplos.
Por la noche salida para el aeropuerto y regreso a mi país. A pesar de regresar a mi patria, siento nostalgia dejar Roma. Roma es hogar para el que tiene fe y tiene sentido de Iglesia. Roma es la patria de todos los cristianos. Ahí está el Papa que es verdadero padre de todos. Lo he sentido tan cerca; voy tan agradecido con él que el corazón, la fe, el espíritu siguen alimentándose de esta roca, donde la unidad de la Iglesia se siente tan palpable.
Mañana 30 de junio, XV aniversario de la coronación del Papa, estaremos ocupados en viajes, en llegar a la patria, en desempacar maletas, etc. Roma será siempre para nuestros corazones madre, maestra, patria.
JUEVES, 30 de junio de 1978
Este día amaneció para mí en el aeropuerto de Madrid. Anoche, de las ocho a las once de la noche, viaje aéreo de Roma a Madrid. A las dos de la madrugada, partir para San Juan, Puerto Rico; San José, Costa Rica; y El Salvador. La noche inmensamente larga sobre el océano. Un viaje sin novedad, muchas reflexiones en la mente, muchos propósitos en el corazón; regresamos después de haber estado tan íntimamente comunicados con el Papa y la Santa Sede, a nuestra sede que la Providencia nos ha encargado. Vamos recogiendo las impresiones, los diálogos, las recomendaciones; todo lo bueno que el Papa y Roma dan a un obispo que quiere permanecer fiel a la unidad de la Iglesia universal.
La larga noche del viaje va amaneciendo en costas latinoamericanas y hacia las nueve de la mañana llegamos al aeropuerto de Ilopango, donde una muchedumbre de gente buena me acoge con aplausos, con bienvenidas; una entrevista de periodistas para explicarle que mi viaje a Roma ha sido muy satisfactorio, para enviar saludos a todos los que usan de esos medios de comunicación social, entre ellos una radio de Guatemala.
Monseñor Revelo, obispo auxiliar, está entre los amigos que han venido a recibirme y me comunica que hay una misa preparada en la Catedral para darme allí la bienvenida y para que yo pueda saludar también al pueblo. Me dirijo hacia la Catedral, celebro y a la hora del Evangelio, monseñor Revelo da la bienvenida con palabra muy eclesiástica y yo contesto narrando mis impresiones de Roma, haciendo un llamamiento a trabajar, seguir construyendo esta Iglesia, agradecer al Papa sus palabras de aliento, sentirme confirmado en mi trabajo, en mi esperanza, en mis ideales, invitar a todos a celebrar junto esta Santa Misa para iniciar una nueva etapa de vida pastoral.
Esta predicación fue transmitida por radio; esta homilía ha sido repetida en varios programas de este día y del día siguiente.
VIERNES, 1 de julio de 1978
Trato de sincronizar este cambio de tiempo que trastorna tanto el sueño y la vida de trabajo. Por la mañana voy a dejar cartas que he traído de religiosos para religiosos, para comunidades de nuestra Arquidiócesis. Entre ellas visito Betania de Santa Tecla; oblatas al Divino Amor, el colegio La Sagrada Familia; parroquia Centro América, padres josefinos, padres jesuitas. A todas estas comunidades he tenido el gusto de llevarles, personalmente, saludos de sus propios religiosos que viven en Roma.
Por la tarde, prediqué la Hora Santa que se predica el primero de cada mes en la capilla expiatoria del hospital de la Divina Providencia.
DOMINGO, 2 de julio de 1978
La misa de la Catedral había sido ofrecida como homenaje al Papa y de todas las comunidades de la Arquidiócesis, algunos también, sacerdotes, religiosas, y sobre todo, laicos, llenaron por completo la Catedral, hasta hubo necesidad de ocupar el coro. Fue una respuesta maravillosa al llamamiento para celebrar el día del Papa. Conté mis impresiones de mi viaje a Roma. Di testimonio de mi confirmación en el camino que vamos llevando con la Arquidiócesis. He tratado de dejar la impresión de una robustez en la fe, en la esperanza, en el amor, en la fidelidad al Papa. La gente aplaudió la homilía, así como también hubo aplausos muy cariñosos a la entrada y a la salida de la Catedral. ¡Bendito sea Dios por el amor que nuestra gente siente a sus pastores!
LUNES, 3 de julio de 1978
Entre las visitas, creo que la más impresionante hoy, ha sido la de la señora de Matsumoto, el japonés que fue secuestrado desde el mes de mayo, y del cual todavía no se sabe nada. Interpretada por el gerente de la fábrica de tejidos INSINCA, manifestó su deseo de que le ayudara en el encuentro de su esposo, que lo mencionara en alguna de mis homilías. Yo le ofrecí, si le parecía, escribir una página en el diario y le pareció muy buena la idea, que redactara y que ellos pegarían los campos en los periódicos. Dijo que aunque ella no era cristiana...
Dijo la señora de Matsumoto que aunque ella no era cristiana, quería hacer una oración conmigo por su esposo. La presenté a la madre Luz, la cual le dirigió palabras de consuelo, y juntos fuimos a hacer la oración ante el Santísimo, en la capilla del hospital. He pedido con mucha confianza en el Señor que se resuelva esta angustia de la señora de Matsumoto.
DOMINGO, 1 de octubre de 1978
El casete anterior, o sea, el número 3, solamente fue grabado la primera cara y comprende desde el 21 de junio hasta el 4 de julio. Allí se interrumpe este diario por circunstancias, tal vez culpables de mi parte, ojalá pudiera suplirse ese vacío entre el 4 de julio y este día en que comenzamos, 1 de octubre de 1978.
Este día 1 de octubre, es domingo. Celebré la misa en la Catedral. En la homilía relaté mis actividades de la semana, sobre todo, visitando diversas comunidades y relatando la vida fervorosa, religiosa de nuestra Diócesis y otras actividades eclesiales; entre ellas, la mesa redonda que organizó la Universidad Católica para dialogar sobre mi carta tercera pastoral y primera de monseñor Rivera. También denuncié el atropello que se ha realizado en la Universidad Nacional, y sobre todo, el desaparecimiento de un empleado de ANDA, vecino a la Universidad, que fue capturado por vigilantes de la misma Universidad. Lo golpearon y lo han dado por desaparecido. También denuncié las represiones que continúan, sobre todo, en los sectores campesinos de San Pedro Perulapán y de Cinquera, y el desaparecimiento de una joven que fue baleada por la Colonia Nicaragua y llevada al hospital, fue vigilada por policías, que luego la sacaron del hospital con rumbo desconocido.
Después de la misa de la Catedral, fui a una celebración en el Plan del Pino, jurisdicción de la parroquia de San Sebastián de Ciudad Delgado. En esta comunidad del Plan del Pino, trabajan las religiosas carmelitas misioneras españolas, las que tienen también el cuidado de la Policlínica Salvadoreña y también trabajan en La Laguna, departamento de Chalatenango. Fue una experiencia sumamente rica de fervor. Se había preparado un grupo de jóvenes para recibir la confirmación y a ellos, naturalmente, se dirigió la parte principal de la liturgia. Pero también conocí allí diversos grupos que han organizado las hermanas y que están promoviendo una pastoral verdaderamente admirable. Un grupo juvenil, un grupo de la familia de Dios, un grupo de catequistas, un grupo de señoras de la Guardia del Santísimo; es una preciosa combinación de la piedad y de la promoción. Yo felicité a las hermanas y a los colaboradores en un simpático acto que se desarrolló a continuación de la misa. La muchedumbre que salió a mi encuentro y que asistió a la Santa Misa era muy numerosa y se notaba mucha cordialidad y mucha acogida para las religiosas y para el obispo.
Por la tarde, en el Arzobispado, tuvimos una entrevista con el padre Moreno, con el bachiller Cuéllar, para interrogar a uno de lo desaparecidos que se ha fugado de la cárcel y reveló cosas horrorosas que pasan en ese misterio de las cárceles de los cuerpos de seguridad, donde, sin duda, hay varias de las personas que lamentamos como desaparecidas. Se trata de un secreto muy delicado; ¡una revelación verdaderamente horrorosa!
Por la noche celebré la Hora Santa en el hospital de la Divina Providencia y a continuación salí para celebrar el décimo aniversario sacerdotal del padre Samuel Orellana, párroco de Ayutuxtepeque. Fue un acto también muy simpático, de una comunidad que siente mucho cariño y aprecio por su párroco.
LUNES, 2 de octubre de 1978
La mañana fue dedicada a compartir con el grupo de sacerdotes de las diversas diócesis que se reúne mensualmente en el seminario menor de San José de la Montaña. Me habían encargado que les presentara la génesis y los fundamentos teológicos de la Tercera Carta Pastoral. Noté mucho interés en los queridos sacerdotes porque después de mi intervención, que traté que fuera breve, se abrió un diálogo en que participó el mayor número y si no se continuó fue porque el tiempo había llegado hacia el mediodía. Pero me prometieron reunirse en grupos a reflexionar todo lo que habíamos dialogado y en próxima reunión me darán el resultado de sus opiniones y de sus discusiones en grupo. También les invité, a una pregunta que me hicieron, para que dedicaran una de sus sesiones, en la que me gustaría estar, al problema del seminario y de los sacerdotes que no quieren tomar en serio la línea pastoral de la Arquidiócesis.
Almorcé con el padre Luis Armijo, a quien saludé desde ayer. Fue el director de la Cruzada de oración en familia cuando se desarrolló aquí en El Salvador, y guarda mucho cariño para nosotros. Recogía una recomendación de diversos obispos de América Latina para solicitar un subsidio a ADVENIAT y así impulsar esta Cruzada de oración en los diversos países latinoamericanos.
Por teléfono, el secretario de la Nunciatura, desde Guatemala, me consultaba sobre la celebración del funeral por el Santo Padre. Yo le dije que de parte de la Arquidiócesis se desarrollaría el próximo martes, o sea mañana, con la participación de todo el clero y lo invité. Él aceptó que vendría y, en cuanto a la consulta, le dije que podía seguir la costumbre del señor Nuncio de celebrarlo en su Nunciatura, pero que recomendara que se evitara tanta publicidad, en la que parece que al Gobierno lo que más le interesa es la publicidad en los periódicos que la oración y el homenaje al Santo Padre. El secretario me agradeció y dijo que tomaría en cuenta mi observación.
MARTES, 3 de octubre de 1978
Hoy se tuvo, como todos los primeros martes, la reunión del clero, a la que asistieron también numerosas religiosas que trabajan en la pastoral directa. El tema de estudio fue la Tercera Carta Pastoral. Una nota muy original e interesante fue que la exposición de la primera parte la hicieron dos religiosas. La parte doctrinal y conclusiones la presentó el padre Fabián. La discusión fue muy interesante, también se aclararon y se profundizaron muchos conceptos. La reunión terminó a las 11.30 para asistir a la misa de 12.15 en la Catedral que se ofreció en sufragio por el eterno descanso de Su Santidad, Juan Pablo I. La Catedral estaba llena completamente de religiosas y fieles.
En la homilía destaqué estos tres conceptos en honor del Santo Padre, cómo en su breve pontificado fue una respuesta luminosa de Dios, destacando estos tres conceptos de la Iglesia: su sentido jerárquico. Nos ha llamado intensamente Dios a reflexionar en el pontificado, con la muerte de dos papas y dos elecciones; pero el sentido jerárquico se subordina a un servicio a la Iglesia, así como la Iglesia se subordina a un servicio al Reino de Dios y al mundo entero. Y por eso, el segundo aspecto, jerarquía e Iglesia tienen que ser ante todo cristianos. Y en esto nos dejó la gran lección el papa Juan Pablo, cuando su humildad, su pobreza, su desprendimiento de las vanidades, la seguridad de su doctrina, una disciplina que no se apoya tanto en el legalismo cuanto en la convicción y en el amor, son expresiones de un Papa en la cumbre de la jerarquía al servicio de la Iglesia, pero, sobre todo, un cristiano que, como Pablo, puede decir: «Imitadme a mí como yo imito a Jesucristo». Y de allí la tercera nota, lo mariano. Destaqué el cariño que el Papa ha manifestado a la Virgen y terminé leyendo el breve mensaje que el Papa dirigió al III Congreso Mariano de Ecuador, su único mensaje radiofónico dirigido a América Latina.
Por la noche participé en la misa de los padres franciscanos en la parroquia de Concepción celebrando ya a San Francisco de Asís. En la predicación presenté a San Francisco como hombre católico y expliqué la estructura de la Iglesia con sus deficiencias humanas en lo jerárquico y por eso, segundo, San Francisco cristiano, es la Iglesia jerárquica al servicio de lo cristiano. Y por eso tiene que expresar santidad, sentido evangélico en todas sus estructuras. Y San Francisco nos da el ejemplo de un católico verdaderamente cristiano. Y de allí, mi tercer pensamiento, el hombre cabal, San Francisco, por ser un cristiano auténtico, es también el hombre plenamente desarrollado, alegre, amplio, etc.
MIÉRCOLES, 4 de octubre de 1978
Día de San Francisco. Fui a celebrarlo a la población de San Francisco Morazán, en el departamento de Chalatenango, desde donde me habían invitado varias veces. Hubo una acogida entusiasta, popular. Me condujeron al templo donde celebramos la Santa Misa con un lleno completo del templo. Trabaja allá la hermana Imelda, oblata al Divino Amor, que tiene su residencia en Citalá, pero de acuerdo con el vicario episcopal de Chalatenango, el padre Fabián, está haciendo una buena labor en aquella población que no tiene sacerdote desde hace algún tiempo. También prediqué el mismo concepto de la homilía de ayer en honor de San Francisco, haciendo, naturalmente, aplicaciones al ambiente difícil de aquellos pueblos chalatecos: denunciados, vigilados, atemorizados. Y les invité a vivir un catolicismo y cristianismo auténticos y valientes a pesar de todas las dificultades. Tuvimos a continuación de la misa, una reunión con agentes de pastoral y con alegría me di cuenta que hay núcleos pastorales muy buenos en algunos cantones. El padre Fabián planificó con ellos y con la madre Imelda el trabajo que se ha de seguir, siempre creciendo en la línea de la pastoral.
Al regresar a San Salvador, me encontré la noticia de que había sido ya hallado el cadáver del señor Fujío Matsumoto, con cuya esposa e hija he tenido varias entrevistas, para consolarlas, para orientarlas, y me esperaban esa tarde para darme la noticia y entre lágrimas manifestaban, al mismo tiempo, su satisfacción de poder llevarse sus cenizas al Japón.
También en el Arzobispado me esperaban para tratar el caso de nuestro refugiado. Hubo intervención de una licenciada y las cosas son muy interesantes, al mismo tiempo que sumamente secretas.
JUEVES, 5 de octubre de 1978
La primera visita es un miembro de FAPU, organización que tiene interés en tener noticias y comunicarse con el probable refugiado del Arzobispado. Traté de evadir para conservar el secreto, de lo cual se podrá hablar después. El Partido Demócrata Cristiano se ha encargado de este refugiado y le consiguió asilo en la Embajada de Venezuela, a donde fue llevado por miembros de dicho partido. Antes, se le tomaron declaraciones muy interesantes de la trágica situación que viven los desaparecidos, pero que están en las cárceles.
Este día también tuve informe de que, en la madrugada, fue capturado el padre David Rodríguez junto con Piquín, un locutor, o mejor dicho, cantor de la YSAX, del programa de las cinco de la tarde. Fueron llevados a la policía y también fue capturado el padre Trinidad Nieto, allá por Apopa. También fue conducido a la Guardia Nacional. Del padre Nieto avisaron por la tarde que ya estaba libre, en cambio, los otros permanecían en la policía todavía presos.
VIERNES, 6 de octubre de 1978
Esta mañana dejaron libre al padre David Rodríguez y a Piquín, llegaron al Arzobispado a informar del trato que se les dio en la Policía Nacional. Al padre, con mucho respeto porque se trataba de dar la impresión de que no se ha ofendido a los sacerdotes, de que no hay persecución para la Iglesia. Estaba presente en la Policía, monseñor Aparicio a quien hicieron ver, precisamente, el respeto que se les tenía a los sacerdotes, y cómo lo que se perseguía era la infiltración marxista. Lastimosamente, monseñor Aparicio en vez de defender la causa de la Iglesia, dio razón a los motivos de la policía, lo cual parece peligroso en cuanto al Arzobispado, pues se pretende dar la imagen de que el Arzobispado exagera, de que francamente hay infiltración comunista y de que no somos justos cuando denunciamos tanto atropello al pueblo y a la Iglesia.
Esta mañana también hemos reanudado el desayuno de consulta. Estudiamos la realidad del país en este momento y el papel de la Iglesia. He admirado la lealtad de estos sacerdotes y laicos que prestan tan valioso servicio al Arzobispo. Hemos concluido con la iniciativa de que tendremos una mañana de reflexión para estudiar el documento de trabajo de la Tercera Conferencia en Puebla, a fin de ayudarme a llevar algunos puntos concretos, que conviene hacer oír al episcopado latinoamericano.
Esta tarde hemos celebrado la misa en sufragio del señor Fujío Matsumoto, que fue secuestrado desde mayo y su cadáver fue encontrado en el Cerro de San Jacinto, en una bolsa de plástico, todavía no corrupto, de modo que pudo identificarse. Según el rito de los japoneses fue incinerado y sus cenizas, en una pequeña urna, son las que estuvieron presentes en la misa. La familia, o sea, la esposa y la hija llevarán estas cenizas a su patria.
SÁBADO, 7 de octubre de 1978
En lo personal he estado dedicado a la reflexión y no he tenido trabajos de oficina. Solamente encargué al padre Pedraz la copia del documento de trabajo de Puebla, para el estudio a que nos referíamos ayer.
DOMINGO, 8 de octubre de 1978
En la misa de ocho, de la Catedral, tuvimos la televisión holandesa tomando la misa con su homilía y todos los incidentes de esa misa que, gracias a Dios, está siendo un acontecimiento eclesial. Vi en la muchedumbre al señor embajador del Ecuador y al agregado cultural de la Embajada de Estados Unidos. La impresión de los holandeses que vinieron a grabar en televisión, me dijeron que había sido magnífica. Les impresionó la muchedumbre y la atención. Los holandeses me prometieron que también irían a la misa que se celebraría por la noche en El Calvario de Santa Tecla.
Por la tarde asistí a una convivencia de comunidades de base que tuvo lugar en el convento parroquial de Soyapango. Fue muy interesante, sobre todo, la participación de los jóvenes que, en diálogo conmigo, buscaban la respuesta de muchos interesantes interrogantes. Se dilucidó, también, la poca relación que existe entre el párroco y las comunidades. Y les exhorté a buscar una solución que hiciera de esa parroquia una verdadera comunidad cristiana, cuya cabeza tiene que ser el párroco y con el cual tienen que entrar en un diálogo muy franco, para presentar el testimonio cristiano de una verdadera comunidad que sigue a Jesucristo. Celebramos la Eucaristía en honor de la Virgen del Rosario, que es la fiesta patronal que allá se celebra.
Y por la noche, como queda ya insinuado, celebré la Santa Misa en El Calvario de Santa Tecla, para presentar en forma solemne al nuevo párroco, padre Francisco Xavier Aguilar, jesuita. Asistió el vicario, padre Benito Tovar y otros sacerdotes, y representación de todas las comunidades religiosas de Santa Tecla, lo mismo que una muchedumbre de fieles que llenaba la iglesia. De tal manera que, el párroco quedó muy gratamente sorprendido de la acogida que se le tributó. Después de misa compartimos cordialmente con algunos feligreses.
Y en mi habitación del hospital de la Divina Providencia, los holandeses de la televisión me hicieron una entrevista sobre la situación de la Iglesia y del país. Terminamos ya bastante noche con la satisfacción de haber vivido un día más de trabajo por la difusión del Reino de Dios en la tierra.
LUNES, 9 de octubre de 1978
Por la tarde fui a celebrar la misa al Cantón La Loma, jurisdicción de San Pedro Perulapán. Una misa ofrecida en sufragio por los dos campesinos asesinados, que fueron encontrados cerca de la carretera de Apulo. Me sorprendió el numeroso gentío que me esperaba. Les dirigí palabras de consuelo. Ahí estaban la madre, las esposas, hijos y demás familiares y amigos de los asesinados. Se notaba en todos el temor que se está sembrando en aquellos sectores de nuestro querido pueblo. Un temor que se justifica por la represión y el abuso de autoridad de los cuerpos de seguridad y, sobre todo, de los campesinos armados, como organización de ORDEN. De hecho, mientras celebraba la misa, aparecieron con sus corvos, algunos desenvainados, y se pusieron como a vigilar la muchedumbre; tomaron número de la placa de la camionetía en que íbamos con las hermanas religiosas. Y se notaba una actitud agresiva, o por lo menos, de una vigilancia desconfiada. Y comprendí el temor de los campesinos y por qué muchos hombres duermen fuera de sus casas, con el temor de ser sorprendidos por la noche. Es lástima que la autoridad apoye una organización en contra de otros campesinos hermanos. Es lo que analizo en mi Tercera Carta Pastoral. Me dio mucho gusto el consuelo que pudimos dar a las familias dolientes y el aliento y ánimo que tratamos de impulsar también a la comunidad cristiana.
En el Arzobispado, visita de dos universitarios representantes de AGEUS, para pedir el apoyo del Arzobispo a sus reivindicaciones de la Universidad, que está dominada por elementos armados y que han quitado la confianza de aquel ambiente de cultura. Con gusto les ofrecí ayudarlos dentro de mi competencia. Y para ello, convinieron citar otras personas al Arzobispado para el día siguiente.
MARTES, 10 de octubre de 1978
Entre las visitas tuve la de unos pobres obreros campesinos de La Unión, diócesis de San Miguel. Uno de ellos venía dando las muestras de una tortura a que fue sometido inesperadamente en una reunión de cristianos, donde un guardia nacional que llegó sorpresivamente, le golpeó en la nuca y después le dio una patada en el estómago y el hombre siente que estos golpes tienen consecuencias en su salud. Hasta siente síntomas de perder la vista y quería manifestarlo para que se hiciera una denuncia y ver qué otra cosa se puede hacer por ellos.
También la visita del doctor Hugo López, cursillista de cristiandad, que desde el sábado no sabe el paradero de sus dos hijas universitarias, que fueron capturadas por agentes de la Policía Nacional, y no dan razón en ningún centro de seguridad. También hemos tomado nota para denunciar este caso a través de nuestro programa radial.
Este martes también volvimos a la práctica de tener los desayunos de evaluación y proyección de los responsables de la Curia. Estuvimos el padre Brito, monseñor Urioste y el padre Chus Delgado, en el hospital de la Divina Providencia. Y tratamos asuntos relativos a la Comisión de Pastoral, la cual debe reorganizarse, y para eso citamos a una próxima reunión con otros especialistas de pastoral.
Por la tarde se tuvo la reunión que sugirieron los estudiantes de AGEUS. Llegó un representante de padres de familia, un representante de la Comisión de Derechos Humanos y el padre Brito, que representó al Arzobispado. Todavía se citó para mañana una nueva reunión.
Por la noche, cena en la casa del arquitecto Romeo Jovel con miembros del Secretariado de Cursillos de Cristiandad. Hubo una conversación muy interesante acerca del cristianismo, de cómo debe vivirse en nuestro tiempo. Fue muy animador para mí ver cómo se va comprendiendo estos compromisos nuevos que la Iglesia, sin traicionar sus viejas tradiciones, tiene que asumir para ser comprensiva del momento actual, de lo que el mundo espera de ella como servicio de parte de Jesucristo.
MIÉRCOLES, 11 de octubre de 1978
Las dos principales actividades de la Curia hoy, fue la reunión de la administración económica con la Cooperativa Sacerdotal al mediodía, en la que se estudió la ventaja de trasladar el dinero de la Curia al depósito de la Cooperativa Sacerdotal, la cual ofrece intereses y atenciones prioritarias para nuestra Curia. Estuvimos de acuerdo y pedimos la máxima colaboración para responder a las necesidades económicas de nuestra Arquidiócesis. Me he dado cuenta que la situación es precaria y que hay que estudiar la manera de proveer mejor a la seguridad económica de nuestras actividades.
Por la noche, la Junta de Cáritas. La Junta Arquidiocesana a la que convoqué para que me asesorara en lo que disponen los estatutos de que es el Arzobispo el que tiene que elegir la Junta Nacional y al presidente; estando nombrado por la Conferencia Episcopal monseñor Aparicio, necesitó la aprobación del arzobispo monseñor Chávez y, según los estatutos, es sólo para un año. Siento la responsabilidad de nombrar una Junta eficiente que dirija con sentido de honestidad y de Iglesia, esta institución de tanta responsabilidad. Se nombró una comisión compuesta por el ingeniero Galván y una de las señoras de la Junta Arquidiocesana para entrevistarse con monseñor Aparicio y proponerle nuestro punto de vista, o sea la nominación de parte del Arzobispado, de la Junta Nacional de Cáritas.
JUEVES, 12 de octubre de 1978
Hoy tuve la visita del señor embajador británico, quien se mostró muy interesado en conocer la situación de la Iglesia, y, en general, de El Salvador, sobre todo de las relaciones de la Iglesia con el Gobierno.
Al mediodía celebré la misa en la casa «María Eugenia», de las religiosas de La Asunción. Estaban reunidas todas las comunidades que trabajan en El Salvador, revisando sus propios carismas, para ponerlos al servicio de nuestro pueblo. Como era el día de la Virgen del Pilar, les hablé de esa confianza en la Virgen y lo providencial que su presencia significa para nuestro continente.
VIERNES, 13 de octubre de 1978
Celebré en el colegio Santa Teresa, de las hermanas carmelitas de Santa Teresa, de esta manera querían ellas anticipar la celebración de su patrona, Santa Teresa de Jesús.
A continuación acompañé al padre Cristóbal Cortés en la basílica Sagrado Corazón en la premiación, o mejor dicho, en la graduación de bachillerato de sus primeros bachilleres en el colegio San Antonio, de Soyapango. Les invité, a los jóvenes, a realizar las dos síntesis que deben sacar del colegio católico: la síntesis entre la cultura y la fe, y la síntesis entre la fe y la vida.
Después fui, con las religiosas carmelitas del hospital, a pasar un rato de descanso a la casa de las religiosas oblatas al Divino Amor que tienen en Planes de Renderos.
SÁBADO, 14 de octubre de 1978
Tuve participación en la reunión de laicos que se tuvo en el convento de Soyapango. Se trata de seglares que trabajan con sacerdotes, que se reúnen a nivel nacional, todos los meses.
He invitado a la Diócesis a intensificar sus plegarias, ya que este día, en Roma, entran los cardenales para elegir al sucesor de Juan Pablo I.
DOMINGO, 15 de octubre de 1978
En la misa de la Catedral, a las ocho de la mañana, prediqué la homilía como de costumbre denunciando, sobre todo, el caso del desaparecido desde diciembre de 1977 y que escapó de la cárcel de la Policía de Hacienda el 29 de septiembre y está actualmente asilado en la Embajada de Venezuela.
Es una demostración flagrante de que los desaparecidos, en gran parte, son prisioneros en los cuerpos de seguridad.
El tema de la homilía, las tres lecturas evangélicas, fue titulado: «El festín de Dios con los hombres». Cómo Dios prepara un festín, invita a todos los hombres, pero no todos son dignos de esa invitación; cómo la Iglesia es la mensajera de esa invitación de Dios al festín.
A las once celebré la misa en la Colonia Roma donde los padres carmelitas celebran a su patrona Santa Teresa.
Y por la noche estuve en la Colonia Atlacatl, en la parroquia de la Divina Providencia, donde los padres redentoristas están trabajando muy bien. Después de la misa, tuvimos una reunión en la que se organizó la directiva de la Comisión de Cáritas de la parroquia.
LUNES, 16 de octubre de 1978
Este día tuvimos la grata noticia de la elección del nuevo Papa, el cardenal Karol Wojtyla, que tomó el nombre de Juan Pablo II. A través de la radio Vaticana, pudimos recibir su primera bendición y escuchar sus primeras palabras. Sentimos el regocijo de la Iglesia y pedimos al Señor muchas bendiciones para la tremenda responsabilidad de Juan Pablo II.
MARTES, 17 de octubre de 1978
Una mañana muy agitada de visitas. Por la tarde, una interesante junta sobre el problema pastoral de la Arquidiócesis, en la que se concluyó investigar la realidad pastoral que tenemos, para luego estudiar la organización a fin de que rinda más nuestro trabajo pastoral.
Con el padre Enrique Gloden, director nacional de las Obras Misionales Pontificias, hicimos la grabación que se prepara, para todos los miércoles ser trasmitida en YSAX, la Voz Panamericana.
Tuve una grata visita de un grupo de jóvenes, de uno de los sectores de la parroquia Miramonte, que han preparado primeras comuniones y confirmaciones y venían a invitarme, y dialogamos ampliamente sobre su trabajo pastoral.
Por la noche, cena en Santa Tecla que la comunidad organizaba por él, le ha preparado como festejando su cumpleaños.
MIÉRCOLES, 18 de octubre de 1978
Por la noche, reunión con agentes de pastoral en Soyapango. Se dialogó muy sinceramente de la poca comunicación que hay con el párroco, padre... pero el diálogo fue muy positivo y quedé con muchas esperanzas de mutua colaboración.
JUEVES, 19 de octubre de 1978
Celebré la misa en el colegio de la Divina Providencia, en el sector de primaria. Es el día del fundador de las hermanas pasionistas, San Pablo de la Cruz. Y les hablé de ese carisma, inculcándoles la sumisión a la voluntad de Dios como la mejor cruz que uno puede aceptar.
Por la tarde, interesante visita proporcionada por el padre Walter Guerra, con alguien que sabe muy profundamente secretos y profundidades de la situación política del país. Quedamos de seguir conversando.
A continuación visita de representantes de campesinos organizados para exponerme la situación de los trabajadores en las cortas de café, de algodón y de caña, y las mejoras que ellos solicitan al Ministerio de Trabajo, para pedirme el apoyo a sus justas demandas. Les hice ver también que, en justicia, había que tener en cuenta las necesidades de los propietarios y ellos están de acuerdo y yo veo justas muchas de las demandas de los campesinos. Motivo para continuar este esfuerzo de apoyo a nuestro querido pueblo.
VIERNES, 20 de octubre de 1978
Interesante visita del señor Eugenio Araujo, que quiso que estuviera presente monseñor Urioste, para exponer sus planes de gastos en el cultivo de la caña de azúcar y como lo que demandan los campesinos es imposible a la situación de los cañeros. Tuve la impresión de que traía sus juicios formados y de poco servía un diálogo. Como yo le indiqué, comprendía las necesidades de los cañeros, pero también había que comprender las necesidades apremiantes de los colaboradores campesinos y que había que buscar soluciones inteligentes.
Otra visita de la mañana, muy importante, fue la del presidente de CEBEMO. CEBEMO es una organización de ayuda holandesa, que manifestó mucho interés en conocer la situación del país y de la Iglesia. Dialogamos ampliamente y ofreció toda su colaboración para apoyar nuestra línea pastoral. Le agradecí la colaboración maravillosa que han prestado para mejorar nuestra imprenta y al preguntarme cuál era el próximo programa que pedía ayuda, les hablé de una mejora para coordinar los servicios de la Secretaría de medios de comunicación, y la oficina de Socorro Jurídico. Le gustó mucho nuestra propuesta y prometió ayudarnos para tener una especie de vicariato de solidaridad más formal.
A la hora del almuerzo, reunión con representantes de la Arquidiócesis y del Partido Demócrata Cristiano para dialogar sobre la situación del país y buscar, cada uno desde su propia competencia, caminos de solución. Se habló mucho de la democratización en el sentido de dejar más participación de los salvadoreños en la gestión pública, cosa que les toca trabajar a los partidos políticos y en el sentido también de normalizar la situación del país hacia una legalidad, un respeto mayor a la institución democrática. Asumimos la responsabilidad pastoral y desde nuestro punto evangélico trabajar por un mejoramiento del país. En forma privada uno de ellos, el licenciado Arene, me hizo observaciones muy atinadas acerca del papel que está desempeñando mi predicación, lo cual yo le agradezco, porque fueron para mí criticas muy constructivas.
Por la noche, sentí agravarse mi situación de mal de estómago y llamé al doctor Saca, quien me ordenó internarme y estoy en el hospital de Emergencia y Diagnóstico desde esta noche.
DOMINGO, 22 de octubre de 1978
Sábado 21 de octubre y domingo 22 de octubre los he pasado en el hospital muy bien atendido por el doctor Saca y por el directo del hospital, un gran católico, el doctor Badía, con quien he conversado sobre la situación social. Él es un médico muy sensible al problema social y cree que una profesión no se debe vivir sólo para sí, sino en servicio del pueblo. Me obsequió un libro escrito por él y revistas que él reedita, donde mantiene este principio de salud para el pueblo.
La misa dominical fue celebrada por el padre Jesús Delgado quien tuvo una homilía muy valiente, denunciando las anomalías de la Universidad y otras situaciones injustas del país.
LUNES, 23 de octubre de 1978
He regresado a mi residencia, después de ser atendido finamente en el Centro de Diagnóstico y Emergencias. Preparé un breve mensaje para el día del hospital, para ser transmitido por la radio; y siguiendo indicaciones del médico, me abstendré de salir a cumplir los compromisos que tenía para esta semana. Lo lamento, pero está de por medio la voluntad de Dios, manifestada en una salud todavía no bien recuperada.
MARTES, 24 de octubre de 1978
Día de San Rafael, patrono de los hospitales. No pude ir a San Rafael, Chalatenango, donde tenía el compromiso de celebrar esta fiesta patronal, ni tampoco al Paraíso, donde iba a haber una reunión de catequistas, pero pude celebrar la misa en el hospital de Diagnóstico y así pude agradecer las atenciones que, en forma gratuita y muy generosa, me brindaron el doctor Saca y los médicos que trabajan y que estaban a esa hora, lo mismo que enfermeras y empleados, manifestaron mucha complacencia por esta misa, que no esperaban en su hospital.
MIÉRCOLES, 25 de octubre de 1978
Por la misma razón de poca salud tuve que suprimir el compromiso que tenía con el padre Sergio Moreno, párroco de San José Guayabal, de ir a celebrar con él sus 25 años de vida sacerdotal. Pero espiritualmente me he unido a su acción de gracias.
JUEVES, 26 de octubre de 1978
Este día al mediodía, en la Catedral, con los sacerdotes y fieles celebramos la misa por el nuevo papa, Juan Pablo II. Como de costumbre resultó muy fervorosa y pude manifestar ante los fieles y ante la Arquidiócesis la adhesión inquebrantable para con el sucesor de Pedro.
VIERNES, 27 de octubre de 1978
Este día estuviera terminando en Puebla la reunión que debió haber comenzado el 12 de octubre y que por la muerte de los pontífices Pablo VI y Juan Pablo I, el nuevo papa, Juan Pablo II, ha señalado para fecha posterior, que todavía no sabemos.
SÁBADO, 28 de octubre de 1978
Todavía débil tuve que suprimir la visita que tanto deseaba hacer a San Antonio los Ranchos, ya que este día celebran su Festival del maíz. Una fiesta típica en que se aprovechan todos los productos del maíz y no pude otra cosa que mandarles un mensaje escrito, elogiándoles esta tradición y haciendo ver cómo la Iglesia estaba con todo esfuerzo de promoción humana y cómo deseábamos que ese producto de nuestra tierra, el maíz, cuyo grano es base de nuestra alimentación, pudiera estar en todas las mesas, donde hasta eso falta muchas veces.
Iba a haber también, este día, una reunión en San Antonio Abad, pero supliqué a monseñor Urioste que la presidiera, ya que se trata de dificultades de pastoral de los diversos grupos en esta parroquia un poco complicada.
MARTES, 31 de octubre de 1978
Convivencia con el Seminario Mayor y con párrocos que tienen seminaristas y con el equipo del Seminario y con la Comisión de Pastoral. Tuvo lugar en la casa de las hermanas pasionistas, camino a Planes de Renderos, y fue una convivencia muy sincera en que se bajó muy a fondo en el problema del Seminario, analizando el año que termina, encontrando muchas deficiencias, pero animándonos a superarlas a base de gran sincero deseo de una pastoral auténtica de nuestra Arquidiócesis.
VIERNES, 3 de noviembre de 1978
Celebré con la parroquia de Quezaltepeque la fiesta de San Martín. Hubo confirmaciones de jóvenes, preparados muy bien por el padre Roberto y sus colaboradores. La iglesia parroquial y la iglesia de El Calvario y el convento siguen ocupados por el padre Quinteros, que es un verdadero usurpador, pero que se siente apoyado por fuerzas políticas adversas a la Iglesia. Animé a los asistentes, que fueron muchos, a mantenerse firmes en su unión con la verdadera Iglesia y recordarles que el templo no era la iglesia material sino que cada uno de nosotros y todos como comunidad formamos el templo vivo que se construye a la gloria de Dios.
SÁBADO, 4 de noviembre de 1978
Este día de San Carlos Borromeo tuve la satisfacción de ordenar sacerdote a Rafael Urrutia, que ha terminado sus estudios de Teología en el seminario de Guatemala. Es un joven de muchas esperanzas, y sobre todo muy solidario con la jerarquía de su Arquidiócesis. Irá a formar parte del equipo pastoral de Chalatenango.
DOMINGO, 5 de noviembre de 1978
Al mediodía participé en la celebración que la parroquia de Santo Tomás ha promovido para conmemorar 25 años de trabajo parroquial del padre Teodoro Alvarenga. Elogié su labor. Hice ver cómo un sacerdote bueno es una verdadera bendición del Señor y animé a la comunidad a mantenerse solidarios con su pastor parroquial.
LUNES, 6 de noviembre de 1978
Tuvimos reunión con el ingeniero Galván, el doctor Fuentes y otros asesores para tratar el asunto del cambio de Junta Nacional y presidente de Cáritas, que se ha estado tratando de llevar a cabo, a fin de que los estatutos de Cáritas Nacional, que responsabilizan al Arzobispo, sea ventilado en forma justa y Cáritas recobre su verdadera misión en el país. Todos están dispuestos a apoyar la posición del Arzobispo, de promover una nueva Junta Nacional en la cual formarán parte algunos de los presentes.
Este día, también, está cumpliendo 50 años de vida religiosa el padre Platero, en su comunidad de jesuitas del Carmen de Santa Tecla. Aunque él trabaja pastoralmente en la parroquia de Guadalupe del departamento de San Vicente, le hice llegar la felicitación de la Arquidiócesis.
MARTES, 7 de noviembre de 1978
Al mediodía, en el hospital de la Divina Providencia, celebré con los sacerdotes que en estos días festejan sus 25 años de vida sacerdotal: padres Sergio Moreno, Cristóbal Cortés, Roberto Torruella, Pablo Castillo y Carlos Ayala de la diócesis de San Miguel y otros. Fue nota muy simpática la asistencia de tres que se ordenaron en esa misma fecha y que ya no ejercitan el ministerio sacerdotal y debidamente dispensados han contraído matrimonio; fueron, Luis Alonso Machado, Maeda y Matías Romero. Tanto los sacerdotes como los tres reducidos al estado laical, manifestaron emociones sacerdotales muy simpáticas. Estuvo presente el padre Garrido, a quien recordaron los tiempos en que estos sacerdotes eran seminaristas y él era profesor del Seminario. También estuvo presente el padre Platero, con quien se hicieron también gratos recuerdos y se le festejaron sus 50 años de vida religiosa. Después almorzamos juntos en el comedor de las hermanas carmelitas del hospital donde continuó una cordial convivencia.
En la vicaría de Mejicanos junto con monseñor Urioste, estudiamos con los párrocos de esa vicaría, la situación de la parroquia de Mejicanos, que será dejada por el padre Barrera y que la vicaría en conjunto resolverá la sustitución.
DOMINGO, 12 de noviembre de 1978
Por la tarde fui a celebrar la Santa Misa y varias confirmaciones de jóvenes al Cantón El Carmen de la parroquia de Cristo Redentor, a cargo del padre Angulo. Catequistas dirigidos por un seminarista, prepararon muy bien este grupo y convidaron varias comunidades, que se hicieron presentes y que dieron testimonio de su experiencia cristiana al final de la Santa Misa.
LUNES, 13 de noviembre de 1978
En la casa de las religiosas pasionistas, camino de Planes de Renderos, pasamos todo el día con un grupo de sacerdotes y laicos para asesorarme en el estudio del documento que servirá de base para la reunión de Puebla. He recogido muchas experiencias y muchos conocimientos, que respaldarán mi actuación como pastor en Puebla.
MARTES, 14 de noviembre de 1978
Hubo junta de pastoral. En la cual estamos tratando de recoger, como en un inventario, todos los trabajos, organismos, etc. de nuestra pastoral, a fin de procurar una mejor coordinación.
En la vicaría de Mejicanos también hubo otra junta para tratar el mismo asunto de la sustitución del párroco de Mejicanos.
Por la tarde reunión con la Junta Arquidiocesana de Cáritas para conocer la situación del cambio de estatutos de la Junta Nacional y de Cáritas Nacional. Cambio de estatutos, que se ha llevado a cabo por una iniciativa del presidente actual, monseñor Aparicio, con el respaldo del vicario general, monseñor Revelo, que pasando por encima de la autoridad del Arzobispo han logrado del Ministerio del Interior el cambio de estatutos; por lo cual, se han cruzado cartas entre el Arzobispo y el Gobierno para protestar por este abuso y, al mismo tiempo, reclamar el derecho del Arzobispo, sin cuya autorización, no se pueden hacer estos cambios. Pero la Junta Arquidiocesana, que está plenamente con la posición del Arzobispo, está dispuesta a trabajar una Cáritas en la Arquidiócesis que responda al espíritu de una verdadera institución que sea manifestación de la caridad de la Iglesia.
MIÉRCOLES, 15 de noviembre de 1978
Una reunión muy interesante con el vicario episcopal de Chalatenango, con el encargado del Seminario Menor, también de Chalatenango, padre Héctor Figueroa, y con la Comisión de Pastoral de la Arquidiócesis, asesoraba como técnico de la reparación de la casa, el padre Cortina, quien también prometió hacer los planes de un nuevo Seminario Menor que, con la ayuda de Dios, haremos en Chalatenango. Ya que esta inserción en el pueblo será muy beneficiosa para las vocaciones de los jóvenes que se preparan al bachillerato y de allí pasar al Seminario Mayor de la Arquidiócesis.
Por la noche graduación de la escuela Catarina di Maggio, que fue dedicada al Arzobispo. Les agradecí y les manifesté mi agradecimiento también por su solidaridad siempre demostrada con la causa pastoral del Arzobispado. La directora de esta escuela es una religiosa oblata al Divino Amor de origen nicaragüense, sor Socorro, que siempre se ha mostrado muy entusiasta y adicta a todo lo que significa la línea actual del Arzobispado de San Salvador.
JUEVES, 16 de noviembre de 1978
En Ilopango se celebra la fiesta patronal de San Cristóbal y con esa ocasión, su párroco, el padre Fabián Amaya y los catequistas prepararon un grupo muy bueno de jóvenes para la confirmación. Después de misa hubo un diálogo muy interesante con estos jóvenes.
Por la noche, junta con la comisión asesora de laicos, donde se está tratando de una convivencia de Comunidades Eclesiales de Base y movimientos laicales, que tendrá lugar el 17 de diciembre, domingo próximo a la Navidad, como una convivencia de los cristianos de la Arquidiócesis para celebrar una Navidad de espíritu cristiano.
SÁBADO, 18 de octubre de 1978
En Chalatenango, con todo el equipo de pastoral de la vicaría, o sea, el vicario episcopal, padre Fabián Amaya, varios párrocos, porque faltaron algunos, las comunidades religiosas y algunos laicos, hicimos una evaluación del trabajo de la vicaría. Fue interesante la sinceridad con que se comentaron los mismos defectos, pero también las grandes esperanzas que está despertando aquella labor pastoral que dirige el padre Amaya.
Por la noche asistí a la clausura de la academia de la parroquia de La Luz, donde el padre Brito entregó el diploma de costureras a varias señoritas y señoras que terminaban así su curso de academia. Asistió la escuela Catarina di Maggio, a quienes saludé con todo cariño, ya que es una escuela muy adicta al Arzobispo.
No pude asistir por falta de tiempo y por poca salud en la tarde, a la academia de la iglesia bautista Emmanuel, donde también iba a clausurarse el curso y a donde había sido atentamente invitado por el pastor y algunos otros de aquella Iglesia.
DOMINGO, 19 de noviembre de 1978
Después de la misa de la Catedral, asistí un rato a la reunión de laicos que habían llegado de las diversas vicarías y tenían una reunión en el salón de la parroquia de San José de la Montaña. Es muy emocionante ver cómo los laicos se van promoviendo en nuestra Arquidiócesis. Me parece que la reunión no fue coordinada con suficiente competencia y pudo producirse algún sentido de frustración en algunos que, tal vez, esperaban más. Por mi parte, sí traté de llenarles mi plática, qué es el laico, qué espera la Iglesia, qué pretendemos con estas reuniones de laicos de las diversas vicarías, una organización que haga sentir la fuerza del laicado y vivir sus responsabilidades.
Por la tarde estuve en Chiltiupán, un pintoresco pueblo en la costa de La Libertad, que está dirigido pastoralmente por las hermanas del Rosario de Fátima. Tuvimos muchos niños de confirmación, pero todos ya de uso de razón. Vi cómo las hermanas están trabajando, aunque hay deficiencias, pero se nota la presencia de alguien que anima la pastoral en aquella pintoresca región.
LUNES, 20 de noviembre de 1978
Fui a San Miguel a honrar a la patrona Nuestra Señora de la Paz, quiso unirse a mi peregrinación, el señor obispo de Santiago de María, monseñor Rivera, y juntos celebramos a las once de la mañana en la catedral basílica de San Miguel. Ya que el propio día, mañana, por la presencia de las supremas autoridades civiles, no tendríamos oportunidad de hacer un homenaje más íntimo como el que queríamos y porque estas autoridades más bien aprovechan las circunstancias para sus publicidades y no les interesa tanto el homenaje religioso que se promueve. La misa fue privada, pero a pesar de todo, hubo varios amigos migueleños que nos acompañaron y al salir lamentaban no haber avisado con tiempo para haber hecho una misa más solemne.
MARTES, 21 de noviembre de 1978
Fiesta de Nuestra Señora de la Paz. Asistieron en la catedral de San Miguel los otros señores obispos, el señor Presidente y su señora y otras autoridades. Presidió la misa el señor Nuncio.
Yo tuve misa en el colegio de la Divina Providencia, donde estuvo presente la Superiora General de las religiosas pasionistas y también los padres pasionistas que trabajan en Jiquilisco, de la diócesis de Santiago de María, y todas las religiosas, ya que celebran una fiesta jubilar de su congregación. En mi homilía recordé cómo era una fecha, para mí muy grata, en honor de la Virgen de la Paz y que me concedía celebrarla en esta forma tan eclesial. Ya que, precisamente, la congregación tuvo relaciones muy trascendentales con esta fiesta del 21 de noviembre.
Por la tarde, tuvimos una interesante reunión de pastoral, recogiendo las realidades y trabajos que existen de pastoral para ver cómo organizamos una mejor pastoral organizada de conjunto.
MIÉRCOLES, 22 de noviembre de 1978
El grupo de sacerdotes de la Arquidiócesis, que se reúne con otros sacerdotes de otras diócesis, quiso tener una reunión específica conmigo, y la tuvimos en la Finca de Lourdes de las hermanas pasionistas. Tratamos temas muy interesantes, muy sacerdotales, como era el Seminario y otros aspectos del Gobierno de la Diócesis; críticas muy constructivas y deseos sinceros de colaborar por una mejor organización de nuestro servicio arquidiocesano.
JUEVES, 23 de noviembre de 1978
En la misma finca de las hermanas de Lourdes, tuve una reunión de asesoramiento con algunos sacerdotes y seglares, para estudiar juntos el documento de trabajo que servirá en Puebla. Las sugerencias, sobre todo de las realidades de nuestro país y de nuestra Arquidiócesis, han sido muy útiles para mis conocimientos y mi participación en Puebla.
VIERNES, 24 de noviembre de 1978
Tuve reunión con los padres de la vicaría de Soyapango, en el convento de la iglesia de Soyapango. Se nota que hay mucho que recorrer. No hay una cohesión, un programa unitario, pero noté que había esfuerzos para trabajar en un sentido de equipo más eficiente. Se quejan de la parroquia de Ilopango, ya que el padre Fabián es el vicario episcopal de Chalatenango, y creen que es más conveniente que haya un sacerdote fijo en Ilopango. Lo mismo se quejan de las hermanas que trabajan en Apulo y que no asisten a las reuniones de la vicaría. Yo tomé nota y supliqué ayudarme a visitarlas y trabajar también, para que haya más entusiasmo en la labor pastoral de la vicaría.
SÁBADO, 25 de noviembre de 1978
Visité el Cantón María Auxiliadora de Tenancingo, en el departamento de Cuscatlán, donde celebraban su fiesta patronal. Tuve satisfacciones muy profundas, pastorales, ya que se trata de una gente muy fervorosa y muy acogedora. Después de la misa nos llevaron a una casa, donde nos dieron la cena y nos ofrecieron un pequeño acto literario y cómico.
DOMINGO, 26 de noviembre de 1978
Este día el padre Fabián Amaya, en ni nombre, dio posesión a los padres de Maryknoll de la parroquia del Dulce Nombre de María, con su pueblo filial San Francisco Morazán. Me alegro de contar con la colaboración de estos padres que son muy dinámicos y muy abnegados. Se trata de una región también muy difícil, pero con la ayuda de Dios y la buena voluntad de estos sacerdotes de Maryknoll, espero que ya se hará mucho en el departamento de Chalatenango.
Se suprimió la festividad de San José, que este día se iba a celebrar en San José Villanueva, porque unos días antes fueron robados vasos sagrados y se puso la condición que si no aparecían, no habría la fiesta solemne, sino algún acto de desagravio.
Por la tarde, asistí a San Marcos para administrar la confirmación a un buen grupo de jóvenes preparados por aquella comunidad.
MARTES, 28 de noviembre de 1978
Se celebró reunión de Senado en el hospital de la Divina Providencia y por la tarde reunión de pastoral en el Arzobispado. Pero este día fue turbado de manera dramática y trágica, por la muerte violenta del padre Rafael Ernesto Barrera, a quien lo dieron por muerto en una fingida refriega de los cuerpos de seguridad contra una casa de la Colonia de la Divina Providencia, donde el padre Neto fue encontrado muerto de balas, pero que, según conjeturas, ya fue llevado muerto a aquel lugar. Pueden verse, a este respecto, los diversos boletines que la comisión investigadora elaboró y en que se desmintieron varios aspectos de la información oficial.
Por la noche, el cadáver del padre Neto fue velado en la iglesia de Mejicanos, donde es párroco, su hermano, el padre Manuel Barrera.
MIÉRCOLES, 29 de noviembre de 1978
El acto principal de este día fue el funeral del padre Neto Barrera, en la iglesia de Mejicanos. Allí mismo se cavó su tumba ya que se temía que un desfile hacia el cementerio podía ser aprovechado por grupos clandestinos y venir más desorden. La misa resultó imponente, quizá más de 60 sacerdotes y la iglesia, y los campos adyacentes a la iglesia completamente llenos. Una misa que manifestaba el cariño de mucha gente para el padre Neto, principalmente del sector obrero al cual se había dedicado de manera especial. Continúan las conjeturas de que el padre Neto pertenecía a las FPL, Fuerzas Populares de Liberación, que se consideran como fuerzas violentas del Bloque Popular Revolucionario. Todavía no podemos asegurar ni negar en sentido absoluto esta noticia que preocupa mucho a la Iglesia.
SÁBADO, 2 de diciembre de 1978
Invitado por una academia de costura que se fundó en mi tiempo en Mercedes Umaña, de la diócesis de Santiago de María, fui a participar y a unirme con monseñor Rivera a esta fiesta muy sencilla y muy bonita. Pero, sobre todo, por compartir con el señor obispo de Santiago de María. Hay mucho cariño en aquella población, principalmente en la casa de Miguelito y su señora, donde almorzamos.
Por la noche tuvimos un solemne acto de desagravio en la parroquia de San Martín donde fue robado el Santísimo Sacramento. Desde la entrada al pueblo me dieron calurosa acogida y la misa resultó muy impresionante.
DOMINGO, 3 de diciembre de 1978
Para este día tenía una invitación del padre Ernesto Barrera, ¡que en paz descanse!, se trataba de una convivencia de obreros en Ayagualo, no se pudo tener, ya que él ahora ya es muerto, pero hemos ofrecido oraciones, junto con sus amigos, por su eterno descanso.
Esa tarde tuve una entrevista con tres senadores británicos, que vinieron para informarse de la situación del país y para comunicarme personalmente la postulación que en el parlamento inglés se hizo, de mi persona, como candidato al Premio Nobel de la Paz. La noticia que aquí corrió algunos días antes, ha sido acogida de manera muy opuesta: De parte de los amigos, naturalmente, ha sido un motivo de regocijo y de muchas felicitaciones, pero de la parte oficial y de los medios de comunicación social, ha habido más bien un silencio muy significativo. Sin embargo, los británicos conversaron ampliamente, en este domingo, junto con varios asesores, que les informaron de la situación política, social, económica del país y se mostraron muy interesados de conocer esta realidad. Al final, uno de ellos me dijo que eran tres de los 118 senadores que habían pedido la postulación de mi nombre para el Premio Nobel de la Paz y que hoy que había conocido la realidad, pediría dos veces ese premio para mí. Yo aproveché para agradecer el gesto del parlamento inglés, que supone para mí un gran respaldo; lo mismo que la visita tan significativa de estos tres senadores británicos. Ellos han visitado luego las cárceles, los lugares de los campesinos, las fincas y, en resumen, llevan muy buena información y una convicción muy profunda del atropello que aquí se hace a los derechos humanos. Lo cual, naturalmente, tampoco ha gustado a los sectores gubernamentales o gobiernistas de nuestro país.
LUNES, 4 de diciembre de 1978
Hoy comenzaron, en el noviciado de los padres somascos, su retiro espiritual varios sacerdotes de la Arquidiócesis.
MARTES 5 de diciembre de 1978
Reunión del clero en el seminario San José de la Montaña. Asistieron también los padres que están en retiro espiritual.
Por la noche, reunión con la Junta Arquidiocesana de Cáritas donde informé del atropello que se me ha hecho al cambiar los estatutos de la Junta Nacional de Cáritas.
Por la mañana se tuvo reunión del clero en el seminario San José de la Montaña, a donde asistieron también los sacerdotes que se encontraban en retiro espiritual durante toda la semana.
Por la noche, reunión de la Junta Arquidiocesana de Cáritas. Les informé el estado de las cosas, acerca del cambio de estatutos que se ha llevado a cabo sin el consentimiento del Arzobispo, como mandan los estatutos; y el recurso que se ha hecho, jurídico, al Ministerio del Interior. Es admirable el espíritu de la Junta Arquidiocesana ante este acontecimiento. Nada de venganzas ni enojos, sino un espíritu de trabajar intensamente por una Cáritas auténtica de la Arquidiócesis.