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FRANÇOIS HOUTART LA EMANCIPACIÓN DE LOS PUEBLOS OPRIMIDOS (I)
FRANÇOIS HOUTART
LA EMANCIPACIÓN DE LOS PUEBLOS OPRIMIDOS (I)
(Reelaboración del artículo publicado en EL PAÍS, 12 DE JUNIO DE 2017)
Juan José Tamayo
La vida del sociólogo y teólogo de la liberación belga François Houtart se apagó el pasado 6 de junio en la residencia de la Fundación Pueblo Indio de Quito (Ecuador)-creada por monseñor Leónidas Proaño, “el obispo de los indios”-, donde eligió vivir los últimos siete años, siendo profesor en el Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN). Murió a los 92 años, en plena vitalidad intelectual y viajera, y lo hizo sin molestar, sin hacer ruido, con la misma paz con la que había vivido.
La noche anterior, había participado junto con Viroj Mendis, delegado del pueblo tamil, en una conferencia sobre el “Genocidio del pueblo tamil (Sri Lanka)” en el IAEN, en la que denunció dicho genocidio llevado a cabo por el gobierno de Sri Lanka. Houtart conocía muy bien el país de Sri Lanka, sobre el que en 1974 escribió el libro La Iglesia y revolución. Religión e ideología en Sri Lanka. Unos días antes de su fallecimiento me había enviado un excelente artículo sobre “La Venezuela de hoy y de mañana”.
Houtart deja una huella indeleble en múltiples campos del saber y del quehacer eco-humano: ciencias sociales, sociología de la religión, ciencia política, ecología, teología de la liberación, movimientos sociales, comunidades de base, cristianos por el socialismo, etc. Fue pionero en los estudios de sociología de la religión que cultivó a través de numerosas publicaciones y enseñó durante más de tres décadas en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica). Allí se formaron varias generaciones de políticos, teólogos, científico sociales, politólogos, economistas y activistas sociales –hombres y mujeres-, que aprendieron, bajo su magisterio, a interpretar críticamente la realidad social y a transformarla luchando contra los mecanismos opresores que operan en ella.
Lugar destacado en su extenso discipulado ocupa Camilo Torres, sacerdote, sociólogo, revolucionario colombiano, precursor de la teología de la liberación, muerto en la guerrilla en 1966, a quien François dirigió la tesis de licenciatura sobre las estructuras sociales de la ciudad de Bogotá construidas conforme a la lógica de clases como resultado del sistema económico. Posteriormente los estudios sociológicos de Houtart se centraron en las relaciones entre religión y mercado, que encuentran su mejor y más sistemático desarrollo en la obra Mercado y Religión (2002).
Desde principios de los 50 del siglo pasado estuvo vinculado a los países latinoamericanos trabajando con la Juventud Obrera Católica (JOC), fundada por el sacerdote belga Joseph Cardijn, y en tareas de enseñanza e investigación. Entre 1958 y 1962 elaboró un riguroso estudio socio-religioso sobre América Latina en 43 volúmenes con un equipo de colaboradores en cada país, en un momento en el que el continente se encontraba en plena transformación demográfica y social y estaba sumido en grandes contradicciones. Dicho estudio, dado a conocer por monseñor Helder Cámara y otros obispos en el Concilio Vaticano II (1962-1965), posibilitó un mejor conocimiento de la realidad latinoamericana entre los obispos de todo el mundo.
En el Vaticano II fue asesor de los obispos latinoamericanos y del cardenal Leo Joseph Suenens, arzobispo de Malinas-Bruselas, uno de los impulsores de la reforma conciliar, quien le defendió en reiteradas ocasiones ante los intentos de expulsión de la Universidad Católica de Lovaina, de la que era profesor. Intervino en la redacción de la introducción de la Constitución sobre la Iglesia en el Mundo Actual, uno de los documentos más importantes del Concilio que supuso un cambio de paradigma en la ubicación de la Iglesia católica en la sociedad.
Impulsó encuentros de teólogas y teólogos del Sur, entre los que cabe destacar su participación en las reuniones preparatorias en Bruselas para la creación de la Asociación Ecuménica de Teólogos del Tercer Mundo (ASETT), que celebró su primer Encuentro en 1976 en Dar-es-Salam (Tanzania) y reúne a teólogas y teólogos de la liberación de África, América Latina, Asía y de la teología negra estadounidense. Cuarenta años después, la ASETT sigue viva y activa y celebra su próximo Congreso este año en Yogyakarta (Indonesia) en torno a “Visión ecológica y supervivencia planetaria. Ecología, espiritualidad, liberación”.
Sus análisis críticos del capitalismo y su interpretación ética de las religiones contribuyeron a dar soporte sociológico y dimensión económico-política a la teología de la liberación, muchos de cuyos cultivadores lo consideran su maestro. La ética es, para él, la teología primera; las ciencias sociales, la palabra primera; la revolución, inherente al cristianismo; la praxis de liberación, concreción del amor cristiano; la utopía, el horizonte histórico y la meta hacia la que caminar.
Durante muchos años dirigió la revista internacional especializada en estudios socio-religiosos Social Compass. Con Samir Amin y otros científicos sociales internacionalistas fundó el Centro Tricontinental (CETRI) y su revista Alternatives Sud, espacios de debate en torno a las luchas de los pueblos oprimidos del Sur global y de propuestas de Alternativas. A través de estos medios y en sus numerosos escritos y conferencias por todo el mundo –visitó más de cien países- elaboró un análisis histórico, dialéctico y global del capitalismo, que le llevó a constatar su capacidad destructora de millones de vidas humanas y depredadora inmisericorde de la naturaleza. Houtart era muy consciente de que el capitalismo no puede humanizarse porque es inhumano en su raíz y en sus consecuencias.
Tras el análisis crítico del sistema capitalista propuso alternativas, que, a su juicio, ya están surgiendo. Así, por ejemplo: la creación de un nuevo sujeto histórico plural y global; la convergencia de las luchas y las resistencias, es decir, la sinergia de los colectivos ecologistas, campesinos, intelectuales, feministas, trabajadores, indígenas, anticoloniales, antiimperialistas, etc.; pasar de la conciencia colectiva revolucionaria a la acción colectiva revolucionaria; generar esperanzas sólidas y no solo buenas intenciones; poner fin a la hegemonía de llamada “cultura occidental”, que es fruto del desarrollo capitalista, y promover la interculturalidad.
Houtart no fue un sociólogo y un teólogo de gabinete, sino que estuvo siempre muy vinculado y articulado con las organizaciones sociales y los movimientos religiosos liberadores. Fue uno de los creadores, teóricos y participantes más activos del Foro Social Mundial (FSM) en todas sus ediciones, de 2001 en Porto Alegre (Brasil) a 2016 en Montréal (Canadá), junto con Chico Whitaker, Boaventura de Sousa Santos y otros, y del Foro Mundial de Alternativas. Participó en varias ocasiones en el Foro Mundial de Teología y Liberación, que surgió en el V FSM en Porto Alegre (2005), y en el Congreso de Teología de la Asociación Española de Teólogas y Teólogos Juan XXIII, que iniciamos en 1981 y este año celebra la trigésimo séptima edición.
Numerosos fueron los encuentros en los que participamos juntos y los momentos de convivencia: Foros Sociales Mundiales, Foro Mundial de Teología y Liberación, Congresos de la Asociación Juan XXIII, Centenario del nacimiento de Leónidas Proaño, y en diferentes lugares del mundo: Porto Alegre (Brasil), Nairobi (Kenia), Belem de Pará (Brasil), Dakar (Senegal), Túnez (Túnez), Bruselas (Bélgica), Madrid (España), Quito (Ecuador), etc. Esos encuentros dieron lugar a una estrecha amistad, sintonía ideológica, magisterio fecundo y complicidad en proyectos de solidaridad. Mi casa fue la suya los últimos años cuando venía a Madrid. En el día a día la convivencia doméstica pude comprobar lo que ya había descubierto en mis encuentros anteriores: su carácter bondadoso, su trato sencillo y entrañable, que le era connatural, su austeridad, ejemplaridad ética, su actitud de escucha permanente. Pude disfrutar de su sabiduría, de la que nunca hacía ostentación.
La última vez que pasó por mi casa olvidó una “chompa”, de la que nunca nos hemos desprendido. Tras conocer su muerte hemos comprobado que se encuentra colgada en uno de los armarios de la casa. Junto con sus libros y artículos, que ocupan una estantería completa, nos servirá de recuerdo permanente de su personalidad íntegra, su pensamiento crítico y su amistad sincera.
Houtart fue un militante internacionalista y altermundialista comprometido en las luchas revolucionarias por la liberación de los pueblos oprimidos de todos los continentes. Conocida es la afirmación del comediógrafo romano Publio Terencio: “Ser humano soy. Nada humano me es ajeno”. Remendando a Terencio, Houtart bien podría decir: “Revolucionario soy. Ninguna revolución me es ajena”.
Durante los últimos años trabajó en la propuesta de un nuevo paradigma eco-humano, vinculado con la cosmovisión indígena del Sumak Kawsay (Buen Vivir): el del Bien Común de la Humanidad, que desarrolla en su libro El camino hacia la utopía y el Bien Común de la Humanidad (2012). A dicha propuesta dedicaré un próximo artículo. Es esta la mejor herencia que nos deja con un encargo que nos compromete: trabajar para hacerlo realidad.
Juan José Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones “Ignacio Ellacuría”, de la Universidad Calos III de Madrid y autor de La teología de la liberación en el nuevo escenario político y religioso (Tirant Lo Blanch, València, 2011, 2ª ed.) y de Invitación a la utopía (Trotta, 2102, con varias reimpresiones): juanjotamayo@gmail.com
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