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Reflexión sobre las elecciones europeas 2014. POR LA EUROPA SOCIAL, LA JUSTICIA Y LA DIGNIDAD DE LAS PERSONAS
Entresacado del documento:
¿QUÉ DEBEMOS TENER EN CUENTA DE CARA A ESTAS ELECCIONES?
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No debemos tolerar, y en consecuencia no debemos apoyar, políticas que hagan recaer sobre las espaldas de los trabajadores y trabajadoras las decisiones irresponsables de los gobiernos y de los que controlan las finanzas. Como tampoco debemos apoyar políticas que profundicen en las desigualdades, los recortes, la desregulación del mercado laboral o en el sometimiento a los dictados de los poderes financieros. En el fondo de esas políticas subyace una ideología que conduce a los graves desequilibrios que hoy padecemos y que coincide con «ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación
financiera».
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No debemos tolerar, y en consecuencia no debemos apoyar, que Europa se obsesione con la seguridad y, por ello, se convierta en una fortaleza inexpugnable, donde solo se admita la circulación de capitales y a cuyas puertas se ahogan las víctimas que, huyendo de la pobreza y la guerra, se encuentran barreras o son recibidos con pelotas de goma. «Hoy, en muchas partes, se reclama mayor seguridad. Pero hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos, será imposible erradicar la violencia. Cuando la sociedad –local, nacional o mundial– abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos, ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la seguridad».
- No debemos tolerar, y en consecuencia no debemos apoyar, que Europa se convierta en un espacio donde, a costa de los derechos sociales, el mercado lo domine todo y solo interesen los resultados macroeconómicos. «Ya no podemos confiar en las fuerzas ciegas y en la mano invisible del mercado. El crecimiento en equidad exige algo más que el crecimiento económico, aunque lo supone, requiere decisiones, programas, mecanismos y procesos específicamente orientados a una mejor distribución del ingreso, a una creación de fuentes de trabajo, a una promoción integral de los pobres que supere el mero asistencialismo. Estoy lejos de proponer un populismo irresponsable, pero la economía ya no puede recurrir a remedios que son un nuevo veneno, como cuando se pretende aumentar la rentabilidad reduciendo el mercado laboral y creando así nuevos excluidos».
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