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PARA MIRAR EL MUNDO CON OJOS DE MUJER

Autor | Autores: 
Amparo Beltrán Acosta

PARA MIRAR EL MUNDO CON OJOS DE MUJER

Por Amparo Beltrán Acosta

Orígenes de nuestra Cultura patriarcal y machista

            Es necesario que conozcamos cómo se fue configurando nuestra cultura en la que la dominación de los hombres sobre las mujeres se da en todos los ámbitos. En la prehistoria cuando los grupos humanos vivían únicamente de la cacería, tanto mujeres como varones  participaban en esta tarea por igual con la diferencia que las mujeres se contentaban con pocas cantidades de carne  suficientes para alimentarse ellas con su prole. Existía una relativa equidad entre los géneros.

Aparece el lobo feroz

            Pero el sometimiento de las mujeres al dominio de los varones empezó cuando la humanidad se volvió sedentaria al descubrir unas primeras técnicas para cultivar la tierra y domesticar y criar animales. En estas primeras civilizaciones se comprendió de manera más directa, más clara la relación entre el sexo y la reproducción, y empezó la asignación de roles o papeles sociales diferenciados para hombres y mujeres. Los varones se encargarían de buscar el sustento de las familias en los trabajos agrícolas  y las mujeres  tendrían principalmente a su cargo las tareas de lo doméstico como cuidar la prole y preparar los alimentos. En un principio no se consideraban superiores las tareas encargadas a los varones, que las que tenían a su cargo las mujeres. Pero a medida que las actividades económicas fueron dejando un excedente y se consolidaron  en estas culturas las clases sociales y unas autoridades políticas controlando el poder en la sociedad, este poder fue monopolizado por los hombres y las mujeres empezaron a ser sometidas y sumisas.

            A medida que las sociedades se fueron volviendo más complejas económica y socialmente hablando, el varón asumió lo público como su dominio exclusivo y las mujeres quedaron reducidas a lo doméstico considerado como la esfera o ámbito de lo  privado. Esta división cultural se fue desarrollando y arraigando a través de los siglos en todas las sociedades del planeta tierra. Por más de siete mil años  estas raíces de dominación  fueron creciendo y regándose por todas partes; por eso es tan difícil transformar esta cultura y construir sociedades de total igualdad para mujeres y hombres.

El santo machismo

            La palabra patriarca viene del griego y significa el padre manda. El uso más específico y directo lo dio el pueblo hebreo que empezó a llamar patriarcas a Abraham, Isaac y Jacob, los padres en la fe y fuentes primeras de revelación para las religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo  e islamismo. En la actualidad la iglesia ortodoxa sigue llamando patriarcas a las máximas autoridades religiosas. A su vez la palabra machista, derivada de la palabra macho, significa el conjunto de actitudes y prácticas sexistas, vejatorias y ofensivas propias de una cultura por la que las mujeres son discriminadas, sometidas, explotadas y denigradas.

            Desde la revolución francesa, a finales del siglo 18, cuando se proclamaron los “Derechos del Hombre”, y decimos del hombre, porque fue únicamente a los hombres a quienes se le reconocieron sus derechos, derechos que se le negaron a las mujeres, las mujeres hemos estado luchando para hacernos visibles en los diferentes campos en que se desenvuelve la sociedad: político, económico, cultural y social, pero los hombres, apegados a su  poder, lo han impedido. De hecho, Olympia des Gouges fue muerta en la guillotina en 1793 por haber escrito y publicado los “Derechos de la ciudadana” en plena revolución francesa.

             Es este amor de los varones al poder la mayor causa de la violencia contra las mujeres. Queremos analizar cómo en los diferentes campos de  la vida humana y social los hombres han dominado a las mujeres y así darnos cuenta de lo hondas que son las raíces de la sociedad y de la cultura patriarcal. La dominación patriarcal ha existido a lo largo de la historia de la humanidad y en todos los lugares del planeta.

8 de marzo, ¿mito o realidad?

            Se acerca el 8 de marzo y es importante que reflexionemos en el origen de esta fecha. Decimos que el hecho original no tiene una historia única, pues las mujeres de la época no tenían las herramientas necesarias para reseñarla. Sin embargo, compartiremos la versión más aceptada y fue el hecho sucedido en Nueva York en 1857 en el que murieron 129 mujeres, consecuencia de un incendio que se produjo cuando ellas estaban en huelga para pedir la reducción de jornadas de 18 horas a 12 como la tenían los varones; mejorar las condiciones de trabajo porque los sótanos eran muy húmedos y oscuros; y mejorar los salarios que eran de hambre e inferiores a los que recibían los varones.

            En 1910 en la ciudad de Copenhague, Dinamarca, se realizó el II Congreso Internacional de Mujeres Socialistas. Quien estuvo a la cabeza de dicho congreso fue la famosa Clara Zetkin, militante alemana, que dirigía el periódico feminista  “La igualdad”, en el que informó que en el Congreso se había llegado al acuerdo de proponer el 8 de marzo como el día internacional de la mujer trabajadora. Se deseaba  universalizar las luchas de las mujeres y aprovechar la fecha como un momento que sirviera para resistir y soñar. Los frutos lo vemos a la vista. Las mujeres nos hemos hecho visibles, hemos alcanzado leyes que nos hacen respetar nuestros derechos y en teoría eliminar la discriminación contra la mujer.

            Pero el problema serio es que la mayoría de esas leyes quedan en el papel y el amor de los hombres por el poder tanto en lo doméstico como en lo público no solo impiden cumplirlas sino que ellos aumentan la violencia contra ellas hasta llegar al feminicidio que es asesinar a las mujeres por ser mujeres. A veces ponen un manto disimulado de amor pero en el fondo es odio consecuencia de la misoginia. Por otra parte, la sociedad de consumo ha vaciado el significado profundo del día para aumentar sus ventas, sobre todo de rosas. Pero nosotras respondemos: “Por un día de rosas, 364 de violencia”. Es por eso que no le encontramos sentido a esos detalles.

Con discriminación no hay paz

            Decíamos anteriormente que desde la revolución francesa las mujeres hemos estado luchando por nuestros derechos. La ONU en 1975 propuso “Año internacional de la Mujer” para obligar los gobiernos a estructurar sus leyes que eliminaran la discriminación contra las mujeres. Desde entonces se empezaron a realizar Convenciones Mundiales para seguir en el proceso de transformación de la cultura patriarcal. Aunque todas han sido importantes, solamente vamos a señalar la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la Mujer”, que se realizó en Copenhague en 1980.

            En esa Convención se describió en detalle cada una de los derechos: educativos, laborales, de la salud, de la participación política, protección jurídica y sobre todo dar pasos para que haya mayor igualdad y equidad en la sociedad; en otras palabras, dar herramientas para la transformación de la cultura patriarcal. Consideramos que este fue un punto de partida para impulsar con mejores elementos nuestras luchas. Hemos tenido logros, en algunos países más que en otros; en la cultura occidental un poco más que en la oriental, sobre todo cuando se interpone el elemento religioso interpretado en forma fundamentalista en el Islam. Aunque también tenemos que reconocer las críticas que se hacen desde esa cultura cuando dicen que en occidente a la mujer se le trata como un objeto porque se le utiliza de adorno en la sociedad de mercado.

Preguntas para la discusión personal y/o grupal

1.      Podrían dar tres ejemplos del origen de la cultura patriarcal

2.      ¿Creen que la religión ha influido en la consolidación de la cultura patriarcal? ¿Por qué?

3.      ¿Por qué creen que es importante conocer la historia del 8 de marzo?

4.      ¿Conocen las leyes del país que favorecen los derechos de la mujer?

5.      ¿Cuáles te parecen más importantes y por los que tu grupo podría luchar?

6.      ¿Qué creen que se podría hacer para impedir que la sociedad de consumo no se aproveche de nuestro día y  le acabe el significado profundo?

7.      Contemos experiencias tanto personales como grupales en los que hemos sentido que se han vulnerado nuestros derechos

8.      Compromisos que podemos tomar para seguir luchando por la transformación de la cultura patriarcal.

                                                                             SICSAL, 07 DE MARZO 2016

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