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Leyendo la realidad de hoy a la luz de la Palabra de Monseñor Romero- 3
“Si hoy (El Salvador) anda tan mal, es porque la misión profética ha fracasado en muchos bautizados”. A un lado da lástima ver que las fotos oficiales del beato Romero están en los templos, pero que el mensaje predicado no tiene nada que con el profetismo, ni del pueblo, ni de Monseñor Romero. No son doctrinas teológicas, ni ritos oficiales, ni bienes materiales que transformará la Iglesia en “pueblo profético”. No es “orden y comunión con la estructura oficial de la Iglesia y su jerarquía “ que es el primero criterio de discernimiento profético.
Luego Monseñor recuerda que la Iglesia tiene la misión enorme de “despertar el sentido profético en nuestros cristianos”. Preguntémonos: ¿qué se está enseñando en las catequesis preparatorias para bautismos, primeras comuniones, matrimonios, confirmaciones,..? El otro día una familia me contó que su hijita no fue aceptada para la primera comunión porque no podía decir cabalmente de memoria los dos credos. Espero que sea una excepción, pero temo que no sea así. DESPERTAR EL SENTIDO PROFETICO, exige reflexionar a la luz del Evangelio (y hoy a la luz de Monseñor Romero) la realidad que vive y sufre el “pueblo crucificado”, especialmente por el mercado neoliberal y la violencia actual.
Ahí Monseñor Romero nos anima en las comunidades eclesiales de base (y por supuesto en cada comunidad cristiana) a crecer en ese “despertar profético en la comunidad eclesial de base, en el grupo que reflexiona la Palabra de Dios, en esa conciencia crítica que se va formando en nuestro cristianismo”. Aunque miles de gentes se unían en catedral o en las grandes fiestas, Monseñor denunciaba “un cristianismo de masa”, un cristianismo sin conciencia crítica, que quizás cumple con ritos, que conoce (y puede repetir de memoria) la doctrina de la iglesia, pero que no es “profeta”.
217. La religión necesita profetas
“Una Iglesia que solo condena, una iglesia que sólo mira pecado en los otros y no mira la viga que lleva en el suyo, no es la auténtica Iglesia de Cristo”. Monseñor deja bien claro que la Iglesia necesita de la denuncia profética sobre el actuar de las personas y las instituciones eclesiales, para que nos llamen a la conversión. Los últimos años se ha avanzado mucho en la denuncia de abusos y violaciones a los derechos más fundamentales cometidas al interior de la iglesia. Falta mucho.
Monseñor no indica (en esta homilía del 8 de julio de 1979) los pecados concretos que las personas en la iglesia cometen y que exigen denuncia y conversión. De manera general dice “la religión necesita profetas” que abren el horizonte y que iluminen hasta en los últimos rincones de las Iglesias. Quizás el pecado más grande que debe denunciarse en las Iglesias es su pecado de “omisión”: su silencio de complicidad con los victimarios, con explotadores (económicos), con gente corrupta en altos esferos de la sociedad,… La omisión de no ser Iglesia que está cerca del dolor del pueblo y que por eso no está interesada en su misión profética. Callarse donde hay que hablar. Agacharse donde hay que levantar la cabeza. Sentarse (acomodarse) donde hay que levantarse en protesta.
Iglesias que entretienen a la gente con ritos, doctrinas y en el mejor de los casos algunas experiencias caritativas aisladas y que no priorizan la voz profética por causa del Reino, no es auténtica Iglesia. En la Homilía de este día Monseñor exige una revisión profética del interior de la misma Iglesia.
218. El éxito del profeta
Una frase un tanto extraño: “el éxito (del profeta) está en esto: en que el pueblo testarudo, pecador, infiel, reconozca, por lo menos, que hubo un profeta que les habló en nombre de Dios”. No se trata si la gente ya hace caso y se convierte o no (si sucede, gracias a Dios, dice Monseñor). RECONOCER QUE EL PROFETA NOS HABÓ EN NOMBRE DE DIOS. La frase conocida de Padre Ellacuría “En Monseñor Romero Dios mismo pasó por El Salvador” lo repite. Aquí hemos tenido la tremenda oportunidad de escuchar a Dios mismo en las palabras de Monseñor Romero, sobre todo durante sus tres años como arzobispo. El poder religioso (sus hermanos de báculo y mesa, dijo Casaldáliga) lo acusó y lo traicionó. El poder político militar (desde su apoyo a los escuadrones de la muerte y asesinos a sueldo) lo asesinó.
¿Por qué sería que en este mundo los poderes no aguantan ni tres años de predicación y revelación profética de la Palabra viva de Dios? Sucedió con Jesús en su tiempo con el poder religioso judío y el poder político militar del imperio romano. Sucedió con Monseñor Romero!!!
Sin embargo hoy en El Salvador (y podemos decir en nuestro continente y en el mundo entero) ya no podemos decir que no hemos escuchado con claridad profética lo que Dios mismo quiere decirnos. En Monseñor Romero lo hemos escuchado, y podemos volver a escucharlo o leerla, a meditarla…. Ya no podemos decir que “no lo sabíamos”. Monseñor dio un nuevo contenido a su lema como obispo “sentir con la Iglesia”: una iglesia que es palabra de Dios! Hoy no vale imponer autoritariamente “orden y comunión”, porque Dios mismo nos ha hablado en Monseñor Romero. Cristo se hizo carne y hueso, sudor y sangre en la vida concreta de Monseñor Romero. Quien no acepta esto, se va a equivocar en todo el resto.
219. Perros mudos
No seamos perros mudos. “No podemos callar, queridos hermanos, como Iglesia profética en un mundo tan corrupto, tan injusto”- Así siguió Monseñor en su homilía profética del 8 de julio de 1979. La llama una “terrible misión del profeta”. Tener que hablar, aunque sepan que no le van a hacer caso, aunque sepa que puede ir a costarle hasta la vida misma. Ante la grave situación de nuestro pueblo “hay que hablar proféticamente”.
Da lástima que tanta gente valiosa está saliendo del país. Jóvenes que están convencidos que aquí “no hay vida” y buscan como migrar a otros países. ¡Cómo estamos lejos del Reino de Dios! Sin embargo en nuestro país abundan las religiones, iglesias se multiplican, pastores se levantan y predican,…. Y entre las Iglesias hay tensiones, incomprensiones, condenas por cuestiones doctrinales y rituales, y no pocas veces por recursos, mientras lo que puede unir, lo que tendríamos que tener en común es la voz profética que denuncia el crimen y que promueve el Reino de Dios. No seamos “perros mudos”. Seamos la voz profética, una sola voz profética en defensa del pueblo.
220. Iglesia profética
En tiempos de Monseñor Romero se le acusaba a él y a la iglesia en su conjunto de haber “abandonado su misión espiritual” y “solo predica política”. Eran (y son!!!) sobre todo aquellas personas “en las altas categorías”, altas esferas de la sociedad (económica, política, jurídica) quienes se han sentido (y en realidad han sido muchas veces) “dueñas de la Iglesia”, quienes criticaron fuertemente a Monseñor Romero. No aguantaban “el señalamiento para que fueran como Dios quiere”. Siempre han preferido que los jerarcas de las iglesias fueran sus aliados y los beneficiaban con regalos, donaciones, construcciones, imágenes valiosas,… Monseñor Romero estaba consciente que iba a pagar un precio alto al ser representante de una Iglesia profética, una Iglesia que “señalaba el pecado de la sociedad”, ese pecado estructural que llega hasta los corazones y arrastra con todo.
La voz de Dios hoy no exige en primer lugar explicaciones teológicas doctrinales, ni graves preocupaciones por el cumplimiento literal de los ritos, sino exige un profetismo claro y decidido, señalando “con nombre y apellido”, así como lo hicieron muchos profetas bíblicos. Como Iglesia fácilmente vamos con trapos tibios….de sí, pero no, hay que entender, no es fácil, hay mucha presión, tiene buena voluntad y buenos deseos,… todos tenemos lados buenos,… de tal manera que “el pecado” sigue sin descubrirse, sigue creciendo como un cáncer que – luego – nadie puede controlar.
221. Libertad esclavitud
Cito: “Nadie es tan libre como el que no está subyugado al dios dinero. Y nadie es tan esclavo como el idólatra del dinero”.
El tema del dinero exige una reflexión permanente. El dinerito que el pobre gana sea en su puesto de venta en la calle, produciendo una milpita en su parcelita, con su salario mínimo (o menos), con algún trabajito ocasional,… es un dinerito que se porta como “diablillo” en agua bendita. Es decir, el dinero, también lo poquito que conseguimos nos empuje hacia el consumo, hacia el consumismo y empuja hacia la idolatría. A veces me pregunto cómo se puede conseguir esos celulares (smartphones) y tablets,… , cómo se puede conseguir los saldos para llamar, chatear y facebookear,… cuando se gana un salario que ni es suficiente para poder vivir dignamente. ¿Qué sacrificios exigiría “ese diablillo en agua bendita” para la persona, para su familia, para su futuro? ¿Habrá oportunidades para la solidaridad? Es evidente que debemos evitar dejarnos imponer el yugo del dios dinero. Solamente viviendo consciente y críticamente podremos ser libres.
Por supuesto que cuando más dinero se obtiene, más empuje, y además una angustia para obtener cada vez más dinero y “ a cualquier precio”. No importan los demás. No importa la naturaleza. No importan las futuras generaciones. Nada importa. Se observa lo mismo en las extorsiones (conseguir dinero fácil, a cualquier precio), en los grandes negocios, en los sistemas financieros, en aquellos con salarios “que ni se parecen al salario del pueblo”. El dios dinero garantiza satisfacciones de consumo, de una vida fácil y cómoda, de lujos (insospechables). Las personas se hacen “esclavos de lujo”, “esclavos de corbata”, “esclavos de primera clase”, “esclavos de los Mercedes y BMW”. La ansiedad (religiosa) por obtener más dinero, es un hambre insaciable (que devora todo!!!)
222. Riqueza y progreso
¿De qué sirven hermosas carreteras y aeropuertos, hermosos edificios de grandes pisos si no están más amasados con sangre de pobres que no los van a disfrutar? Una pregunta terrible desde hace más de 36 años!!!!
Los puentes a dos, tres o cuatro niveles…. Las carreteras Longitudinal del Norte y pronto la del Fomilenio II a lo largo de la costa… El boulevard Monseñor Romero, el aeropuerto Monseñor Romero, … Los nuevos “bypass”…. Los nuevos edificios de lujo construidos para “los poderes del estado”…. Los nuevos centros comerciales….. Monseñor nos sigue haciendo preguntas terribles!!!!
Por supuesto hay que garantizar infraestructuras que permitan la circulación de personas y bienes. Pero Monseñor hace dos cuestionamientos que no podemos dejar de lado. Uno es¿cuánto ha sido, cuánto es, el salario ganado por los pobres trabajadores en todas esas obras “de desarrollo”? Monseñor denuncia: “están amasados con sangre de pobres”. El gobierno y la empresa privada tendrían que preguntarse qué porcentaje de la inversión de esas obras de desarrollo sirven para pagar el trabajo del pueblo (de los miles en camisa amarilla o anaranjada) y qué porcentaje a los salarios altos o a los materiales. “desarrollo amasado con sangre de pobres”. Dos es ¿en qué medida esas maravillas del desarrollo van a servir a la mayoría del pueblo? ¿Quiénes van a disfrutar de verdad de la gran inversión al desarrollo? Quizás el sistema de transporte Sitramss, la iluminación de la ciudad de San Salvador, hospitales y centros de salud, ciudad mujer y otros… son excepciones.
Ante el “desarrollo del país”, ante los millones de dólares que se prestan, que se gastan, que se invierten, Monseñor Romero nos sigue golpeando con esas dos preguntas terribles. Importante sería que el pueblo mismo reaccionara y se movilizara…..
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