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Reflexionando la realidad a la luz de Monseñor Romero - 5

Autor | Autores: 
Luis Van de Velde

No olviden que primero habrá que buscar las palabras propias de Monseñor en los # indicados en el libro impreso de su "dia a día" o en

 
hagan sus propias reflexiones y aplicaciones.
 
Luego, finalizando dialoguemos, así  comparto mi reflexion personal.
 
228. Falsos profetas

 

 Monseñor se dirige esta reflexión a las  y los laicos que – siendo pueblo profético – logran escalar un puesto político, ya no son los mismos que antes.  El poder corrompe y mucho poder corrompe mucho.   También hace referencia a pastores (sacerdotes, ministros laicos,…) que – teniendo una misión profética – subordinan su misión a intereses económicos, sociales, políticos, ideológicos.  

Por supuesto es fundamental que cristianos-as se integren en partidos políticos (sobre todo aquellos que ofrecen el horizonte de un mundo de justicia, libertad, verdad, vida, solidaridad). Pero una vez dentro del partido, o desde el partido colocado en puestos de “poder” (sea en la organización misma, en gobiernos municipales, asamblea, en ministerios, en el poder judicial,..) “Cuántas traiciones tenemos que lamentar”, nos grita Monseñor Romero, también hoy. “qué terrible” es!!!!! 

De verdad, tantas veces me he preguntado en qué se reconoce a un-a cristiano-a en la política, en el poder político.  Y también de verdad, me cuesta reconocerlos/las!!!  No se ve la diferencia!!!!   Porque no es cuestión de ver si van a algún culto religioso.  Eso no dice nada. Realmente nada!!!!  Se debe ver los hechos, el actuar profético de cada cristiano-a!!!  No seamos “falsos profetas”.  

 

Denunciemos a los falsos profetas!!!

 

229. Iglesia profética

 

La Iglesia no puede casarse con el poder (económico y político). “En nombre de Dios debemos que denunciar tantas injusticias y tantas maneras de hacerse cómplice con las manos criminales”.  La explotación económica (factora fundamental del capitalismo neoliberal, bien enraizado en el país) sigue vigente, más que nunca. Salarios de hambre, salario mínimo que es un “pecado”: grito al cielo.  La corrupción en el poder político es enorme.  Solamente hay que ver los salarios, los honorarios, los vehículos, la asignación de bonos, de vigilantes, de asesores,… que tienen las y los diputados y los magistrados de la corte suprema de justicia y los presidentes de las autónomas,….  Y luego los abusos. ¿Por qué los vehículos asignados a diputados no tienen una placa Nacional?   Es un escándalo ante la pobreza de nuestro pueblo.   No se puede hacer justicia, no se puede hacer leyes en beneficio del pueblo, viviendo en esos lujos espantosos!!!! 

Podemos preguntarnos también cuándo la policía y la fiscalía van a “descubrir” y hacer un “jaque” a los mafiosos del narcotráfico, el lavado de dinero, es decir los crímenes de los cuellos blancos o guayaberas????  No basta un jaque a estructuras de pandillas.   El pueblo sabe que esas estructuras no sobreviven sin su vinculación estrecha con el narcotráfico, con el gran lavado de dinero, con los poderes de factos en nuestra sociedad.

Monseñor Romero nos dice hoy: “La iglesia no puede complicarse con  todo esto: tiene que decir su palabra aun cuando caiga mal” a los poderosos, los que prefieren servir “al rey y sus intereses” en vez de “servir a Dios”.

 

230,  Pecado personal y social

 

Por muy importante y necesario sea estar consciente de sus propios errores, pecados a nivel personal, “hay que trabajar también para arrancar los pecados sociales y de raíz, contra el poder del infierno y del demonio”. Palabras fuertes y radicales, palabras proféticas, palabra de Dios. Siempre actual, también hoy.

En esta época con unos 13 asesinatos al día, con la extorsión constante, con los robos en (paradas de) buses, con las amenazas y desalojos,…. no poca gente del pueblo salvadoreño trata de escapar del “infierno”.  Realmente es un infierno para tantas familias que diariamente deben enfrentarse con el asesinato de uno o más de sus familiares, que deben desalojar rápidamente su vivienda. La inseguridad está por todo lado, con las grandes mayorías que no tenemos el privilegio y el lujo (pagado con los impuestos de todos) de tener seguridad personal y vehículos blindados.  Centenares tratan de salir del país.  Otros aguantan a pesar de todo, en la explotación económica en las empresas donde trabajan, con salarios de hambre, con humillaciones permanentes y no pocas veces vestidos de olor a incienso religioso.   Mejor aguantar que perder el trabajito.   ¿No es infierno? ¿No son los poderes del demonio que están aplastando a nuestro pueblo, enriqueciendo a unos pocos?  ¿No estamos en el infierno donde una muchacha que sufre un aborto (involuntario o bajo presión ..) es condenada a 30 años de cárcel (y según el flamante diputado del PDC, tendría que 50 años), mientras el violador, padre de la criatura sigue viviendo feliz en libertad?  ¿Mientras los que se enriquecen del pueblo viven en palacios?

Realmente estamos en lucha abierta contra los dioses del poder y del dinero, contra sus servidores/as. Monseñor lo llama el pecado social donde ve la presencia de los demonios, esos dioses que exigen víctimas. 

 

231. La oración

 

“Muchas cosas que suceden no son la voluntad de Dios”, sino son el resultado de la voluntad de seres humanos (y unas cuantas veces también de la naturaleza, y aún ahí no pocas veces las consecuencias son más graves por la irresponsabilidad de las y los humamos).   Cuanto me duele escuchar a madres de asesinado hablando ante las cámaras diciendo “ha sido la voluntad de Dios”.    ¿Cuándo vamos a aprender que ningún asesinato, ningún accidente, ninguna enfermedad,… es voluntad de Dios?

Monseñor nos recuerda en este pensamiento que de nada sirve “pedirle a Dios, orar” y sentarse a esperar que algo caiga del cielo.  Monseñor lo llama “alienación, pasivismo, conformismo”. Hace unos años una señora, bastante religiosa, me dijo que aún no había conseguido trabajo a pesar de pedirle con tanta devoción y tanta insistencia a Dios en sus oraciones diarias. Cuando le pregunté por donde estaba buscando, se extrañó de mi pregunta: si lo pido a Dios, no debo hacer nada, Dios sabrá donde me consigue un buen trabajo!!! 

La oración sincera y humilde, que es en primer lugar escuchar a Dios, solo es cristiana si se ubica dentro de nuestras acciones concretas.  Orando y con el mazo dando…   En plena lucha por la justicia, Dios escuchará nuestra oración, porque El está presente en esa lucha.  Nuestro Dios escucha el grito de las y los pobres, de los explotados y oprimidos, convocándolos a levantarse contra la opresión y contra la explotación.

 

232. Ser la voz de los que no tienen voz

 

Monseñor denuncia que la prensa en El Salvador no quiere publicar la verdad de su palabra, la verdad de los que no tienen voz.   Aunque tratan de vender que son voceros de la verdad, en realidad son los especialistas de la violación de la verdad.  Monseñor recuerda que sus homilías “quieren ser la voz de este pueblo, quieren ser la voz de los que no tienen voz”

Una de las misiones fundamentales de la Iglesia (laicos, sus organizaciones y comunidades, religiosas, sacerdotes, obispos, pastores, ..) es ser voz de los sin voz.  Monseñor Romero lo asumió con todos los riesgos que incluye esta misión: el riesgo de perder la vida, así como las roban a las y los pobres, a las y los que no tienen voz en la sociedad.  Los medios de comunicación están en las manos de gente con poder y solo hacen sonar la voz de los que tienen poder (político y económico).  Via las redes sociales hay una apertura para la gente (sin voz) que tienen acceso a Facebook y otros. La mayoría de las y los sin-voz ni ahí pueden hacer oír su voz.   Nadie está interesado en esas voces.  Sin embargo la Iglesia (las iglesias) deben ser ese instrumento, esa bocina, ese altoparlante, ese micrófono para que el pueblo sencillo puede expresarse.

¡Cuánto nos hace falta! 

 

233. Dios no quiere la dispersión

 

Dividir para reinar… ya lo sabían los grandes emperadores del pasado.  Sigue siendo una estrategia utilizada con frecuencia por aquellos que tienen poder: dividir a los que no tienen poder, para que no puedan formar un contrapeso, para que nadie los escuche, nadie los vea…

Monseñor hace aquí una llamada al derecho de campesinos y obreros a organizarse, a “acuerparse”. Dios quiere “al hombre unido”, como pueblo, y no como “masa explotable”. 

En El Salvador, después de los Acuerdos de Paz, se desintegró gran parte de la organización popular. En parte fue destituido por el partido político (de la izquierda, el fmln). Pero un partido político con su dirigencia y sus poderes, no es una organización popular. Con frecuencia los dirigentes se alejan de las bases y se acomodan a nuevos estilos de vivir y los lujos del capitalismo consumista. Por supuesto hay esfuerzos, por ejemplo, en foro de la salud, en la lucha medioambiental, la mesa contra la minería,… Pero las grandes mayorías no participan.  Tradicionalmente los pobres han dado sus votos (electorales) a los partidos de la derecha, no pocos dejándose comprar por unos regalitos y por las promesas.

Otro mecanismo de disgregar al pueblo trabajador es facilitar las leyes para formar sindicatos, por ejemplo.  No recuerdo el número, pero es alto, de la cantidad de sindicatos que hay en la alcaldía de San Salvador y en los diferentes ministerios.  Los sindicatos hoy son un mecanismo de división del pueblo. Las organizaciones campesinas están divididas.  Dice Monseñor que “Dios aprueba el sindicalismo”, pero el poder ya ha corrompido el sindicalismo.  De tal manera, por ejemplo, que los representantes del sector laboral (sindicalistas) en la comisión del salario mínimo, siempre votan apoyando las propuestas ridículas de la empresa privada.

Pero a nivel eclesial no estamos mejor…  Los anunciadores del Evangelio (así nos llamamos) jalan cada uno hacia su rebaño.  Estamos divididos. Con una iglesia romana con mentalidad de dueña de la verdad, del orden y de la comunión, y con otras Iglesias históricas y desde los últimos decenios centenares de Iglesias evangélicas.  Las mismas tendencias se observa en actitudes y mensajes de unas voces desde comunidades eclesiales de base.¿Porqué olvidamos siempre que tenemos lo fundamental en común: El Reino de Dios, la unidad del Pueblo en su lucha por la justicia, la vida, la verdad, la libertad, la solidaridad?  Las doctrinas, los ritos y las leyes eclesiales no son el fundamento de la Buena Noticia de Dios para los pobres… se trata del Reino.

Divide y dominará.  Lo contrario de la voluntad de Dios,

 

234. Absolutización de la riqueza

Cito. “Yo denuncio, sobre todo, la absolutización de la riqueza, Este es el gran mal de El Salvador: la riqueza, la propiedad privada como un absoluto intocable,  y ¡Ay! del que toque ese alambre de alta tensión, se quema. No es justo que unos pocos tengan todo y lo absoluticen de tal manera que nadie lo puede tocar, y la mayoría marginada se esté muriendo de hambre”.

Monseñor lo dijo hace 36 años… y ¿las cosas han cambiado en El Salvador?   Los dueños (mejor dicho: los que se han adueñado, se adueñan de la riqueza producida en el país) de la riqueza, de la propiedad privada, han elaborado la constitución y las leyes que les permitan absolutizarla.  Aquí reina del Dios del dinero, el dios de la riqueza. 

Marx lo mencionó como “la acumulación originaria de capital”.  Aquí el estado ha facilitado que se robara las tierras a las y los campesinos, a los pueblos originarios.  Empezó con la colonización diabólica (porque eso era!) y luego se concretó en la Independencia de la patria (de los criollos, de los ricos).  A partir de esa acumulación originaria lograron hacerse millonarios en los cultivos de café, algodón y azúcar. Luego invirtieron en industrialización y urbanizaron muchos cafetales…  Luego vendieron a precio de regalado las empresas rentables del estado y ellos mismos las compraron. Se hicieron más ricos….  Etc…. Sin pararse…

Por supuesto durante mucho tiempo jerarcas de las Iglesias han “bendecido” los negocios de los ricos y los han alabador por ser tan generosos de “crear fuentes de empleo”. Jamás mencionaron los salarios de esclavitud, de hambre y miseria para las y los trabajadores.   Los beneficios recibidos de parte de los ricos fueron recibidos con agradecimiento por obispos, sacerdotes, pastores,…. Así  tranquilizaron la conciencia de los explotadores y se hicieron cómplices de esa “absolutización de la riqueza”.

Hace falta mucho que caminar…

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