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Reflexionando la realidad a la luz de Monseñor Romero - 9

Autor | Autores: 
Luis Van de Velde

Escuchemos a Monseñor Romero ya que su mensaje - Palabra de Dios - sigue viva.  Reflexionemos nuestra realidad a la luz de su palabra, dialoguemos y actuemos de manera diferente para la transformación de nuestra historia.

254. Iglesia y Reino de Dios

http://servicioskoinonia.org/romero/varios/RomeroOscar-DiaADiaConMonsRomero.pdf

La Iglesia está con aquellos que “propugnen el Reino de Dios en la tierra” y “aquellos que se opongan al Reino de Dios en la tierra” chocarán con la Iglesia.  ¿Estamos viviendo esto en nuestro continente ahora?   Me parece que no. “el fervor religioso” vivido en las concentraciones de las fiestas  religiosas no motivan a la gente a “luchar por el Reino de Dios en la historia”.  Hasta las celebraciones populares en memoria de las y los mártires corren el riesgo de ser su propio objetivo: nosotros celebramos cada año la memoria de los mártires!   

La preocupación y el “afán principal” de Monseñor “como pastor” es ubicar la Iglesia en función del Reino de Dios en esta tierra, en esta historia concreta de su pueblo.   Un teólogo escribe que la Iglesia en primer lugar tiene que ser “signo” de la presencia liberadora de Dios en la vida, tiene que “señalar” (hacer ver, sentir, escuchar,..) esa relación de vida entre el Dios de la vida y la vida humana.  Por supuesto también debe, con todas sus limitaciones, ser “instrumento” de transformación y cambio, ser esa semilla de un mundo nuevo, ser ese fermento de vida para las pobres en la dinámica del pueblo. 

Creo que tenemos que entender bien lo que Monseñor Romero quiere decir con “esta gran afirmación de la Iglesia que es el Reino de Dios”.  Así como se oye, la historia de las Iglesias deja ver que muchas veces hemos estado muy lejos y hasta en contra del Reino de Dios.  Otra cosa – y a lo mejor, esto es lo que Monseñor quiso decir y recordarnos – es que la Iglesia debe ser “signos e instrumento” del Reino.  Las Iglesias en nuestro actuar y hablar, celebrar y luchar, orar y defender, debemos visualizar los signos del Reino…. DEBEMOS….  Es nuestra misión. Sin embargo la tentación de recluirnos en espacios religiosos y doctrinales es muy grande y muy cómodo.  La Iglesia debe estar en función del Reino de Dios.

255.  La organización

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En este espacio Monseñor Romero recuerda en primer lugar lo que ha dicho con frecuencia, lo que ha promovido en las parroquias y comunidades: el derecho de organizarse!  El pueblo (las y los empobrecidos, junto con todos los sectores excluidos y humillados en otros aspectos de la vida) tiene el derecho de organizarse para defenderse, para conquistar la vida, para romper las cadenas y transformar las armas de represión en arados que generan vida y cosecha.

Pero en segundo lugar, y es el punto que cuestiona hoy, Monseñor  ve también el riesgo y los hechos de la absolutización de la organización, de la falsa adoración de los lineamientos promovidos por los líderes.   La organización no puede ser “el valor supremo”. La organización es un medio para lograr esos valores supremas de justicia, libertad, fraternidad solidaria, verdad, vida,….  Monseñor denuncia que está mirando que para no pocos líderes (y sus seguidores ciegos) los intereses de la organización están encima de los intereses del pueblo.   Romero hablaba tanto de las organizaciones populares (organizaciones políticas de masa) y de sus alas armadas, como de los partidos políticos y gremiales. Hoy, en El Salvador, es evidente que en los partidos políticos se observa tendencias fuertes a la idolatría de la organización, donde la alta dirigencia (apartada del pueblo) decide lo que los partidarios deben de “aprobar”.  Me da lástima cuando oigo a miembros de a pie, de los partidos, repitiendo inconsistencias (resultado de la idolatría) de sus líderes.  Habrá que combatir enérgicamente toda forma de idolatría, derrumbar los ídolos partidarios y trabajar constantemente procesos de formación ideológica con conciencia crítica.  Las Iglesias corren por supuesto el mismo riesgo de la idolatría de su organización eclesial y de sus líderes.  Sin embargo, cuando la Iglesia está en el camino de Jesús, sí puede aportar mucho en la (auto-) formación crítica del pueblo.  Monseñor Romero aportó mucho en esto… y sigue haciéndolo.

256.  Impunidad

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Monseñor llama a participar en la lucha por desenmascarar (juzgar y castigar) “a los altos” funcionarios que han podrido las mentes de esos hombres”.  Creo que en su homilía se refiere a los “agentes de seguridad”, los cuerpos de seguridad (policía de hacienda, policía nacional, guardia nacional, cuerpos para militares,…) de aquel tiempo.  Considera que los jefes, los que dan órdenes, son los responsables del desastre (tortura, desaparición, asesinatos,..) que provoca los de abajo, los que cumplen órdenes.   Es evidente que a ese nivel no hemos avanzado nada.  Los autores intelectuales de los crímenes de los años de represión y guerra ni han sido investigados ni juzgados.  

Pero creo que se puede ampliar el concepto de “los altos” funcionarios que pudren las mentes de sus subalternos”.  Tanto en los cuerpos de seguridad, en los partidos políticos, en las estructuras del estado, en la dinámica de la economía,..... encontramos “responsables” intelectuales de corrupción, de mentira, de engaño, de enriquecimiento,….  La inmunidad de los funcionarios públicos es el caldo ideal y justificador para la tremenda impunidad en el país.  Los gastos de lujo en la asamblea legislativa son un escándalo y una ofensa para el pueblo, pero nadie puede hacer nada: son inmunes y por eso impunes!!!  Cuando los “padres y madres de la patria” (así les gusta que sean llamados!!) utilizan el dinero del pueblo para (1) hacerse operaciones de lujo (de estética, como arreglar la cara, los ojos, la nariz,..), (2)  seguros médicos privados que hasta cubren la compra de silla de rueda de 6000$, (3) viajes en primera clase y viáticos hasta no poder más, (4) vehículos de lujo renovables casi cada año, 2 o más vehículos por diputado/a,…etc, entonces vamos muy, muy mal.  Urge una tremenda depuración radical. 

257.  Los bienhechores

Cito:  “Se hacen fiestecitas muchas veces de Navidad o de cumpleaños, piñatas, y se cree que son grandes bienhechores aquellos que dan una fiestecita de esas, cuando no pagan lo justo a sus trabajadores. Quieren dar de caridad lo que ya se debe de justicia.”

Con Navidad se observa como los dueños de negocios y fábricas “regalan generosamente” canastas navideñas a sus empleados/as.  En si las canastas envueltas ya son engaños, porque abajo tienen solamente papel periódico hecho un montoncito.  Entre no recibir nada y recibir algo, hay una gran diferencia. Por eso las y los empleados todavía se sienten agradecidos. Sin embargo Monseñor Romero denuncia la falsedad de esos llamados “bienhechores”.  Lo que se debe por justicia, no se puede dar de caridad”.   Si no se paga un salario justo y digno todo el año, el regalo navideño es una burla y pretende limpiar la cara del explotador. 

Hay más. Cada año algunas empresas grandes ofrecen cheques significativos al gran show “caritativo” del Teletón.  A última hora aparecen con sus cheques. Sin embargo la mayor parte de lo que el patrón ofrece ante las cámaras de la Televisión ha sido descontado de los salarios (muy bajos, de explotación) de sus empleados.  Saludan con sombrero ajeno, pero, con el sombrero de sus propios empleados que explotan todo el tiempo. 

Primero va la justicia, posteriormente la caridad.   En la lucha por la Justicia tenemos el ejemplo de Monseñor Romero y en la lucha por la caridad la Madre Teresa de Calcuta es el ícono de la Iglesia romana.   Pero primero debe ir la lucha por la justicia.  Al contrario… la caridad (sin lucha por la justicia) fácilmente llega a ser bálsamo que suaviza las heridas de la injusticia constante y tranquiliza la conciencia podrida de los explotadores. 

Lo mismo podemos observar sobre los “proyectos sociales” del gobierno.   Por supuesto que son muy importantes y dan un aporte hacia una mejor distribución de la riqueza producida. Sin embargo no pueden sustituir la transformación en “justicia” (sin explotación, sin exclusión).  Lo fundamental de un gobierno del pueblo debe ser la lucha por la justicia, el cambio de las leyes (hasta de la constitución, si es necesario) para que sean aplicadas con rigor y en función de nuevas estructuras de justicia y fraternidad. 

258.  los pobres

Cito: “los pobres son los forjadores de nuestra historia”.  

Según Monseñor Romero no son los líderes políticos, ni los próceres, ni la empresa privada que van forjando nuestra historia, sino son “los pobres”.  Al hablar de “nuestra historia”, es evidente que se trata de la vivencia de la historia desde y en la realidad de las mayorías explotadas y no escuchadas.  No se trata de “la historia oficial” escrita por los vencedores militares o políticos de un país.  Se trata de la verdadera historia de los pueblos.

Aparentemente Monseñor Romero se hace un tanto ridículo diciendo que “los pobres son los forjadores de nuestra historia”.  ¿No se observa lo contrario?  Los que hacen las leyes, son diputados/as que viven en lujo y acumulan riquezas.  Los que deben garantizar el ejercicio de la justicia, son magistrados que viven en lujo y acumulan riquezas.  No pocos que llegan a un puesto en los diferentes niveles de gobierno empiezan a vivir en lujo y acumulan riquezas enormes.   Los grandes dueños de la empresa privada se jactan de ser los principales generadores de “riqueza” (producida por supuesta por sus trabajadores explotados).  ¿No son ellos/as que dicen como forjar nuestra historia?

Sin embargo, Monseñor Romero dice lo contrario: “los pobres son los forjadores de nuestra historia”.  ¿Cómo se le ocurre decir esto?  Creo que Monseñor bebe del pozo de las y los pobres que claman al cielo y que saben que Dios es el Dios que escucha el grito de las y los pobres, que conoce sus sufrimientos y que llama a liberarse.  El Dios que está comprometido en la liberación de toda forma de injusticia, mentira, insolidaridad, opresión, muerte.  En las y los pobres Dios mismo ha puesto su confianza, los ha escogido para la transformación de la historia.   Lastimosamente muchos/as pobres dependen tanto de los ricos que han interiorizado el pensamiento explotador, tienen la conciencia podrida y por ejemplo, en las elecciones votan por partidos de la derecha, hasta por el partido de la oligarquía. Aún asi, Monseñor está convencido que las y los pobres son los verdaderos forjadores de nuestra historia de vida.   La inmensa mayoría de los caídos, asesinados, masacrados, desaparecidos de los años de la guerra han sido miembros de familias empobrecidas.   Ahí y entre quienes se pusieron a la par, se encuentra a los verdaderos próceres de la patria nueva que anhelamos. 

En Medellín (1968) la Iglesia romana hizo la “opción por los pobres”, nacieron y se fortalecieron las comunidades eclesiales de base en ambientes de pobres. Los pobres irrumpieron en la iglesia y formaron nuevos modelos de seguimiento a Jesús.  Sin embargo, poco a poco, se ha ido desmontando esa opción, hasta quedar algo teórico.  Urge que las mismas Iglesias empiecen a dar testimonio de esa verdad que Monseñor proclama acerca de los pobres que son forjadores de nuestra historia. 

 

259. El progreso

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Monseñor Romero observa que las grandes obras llamadas de “desarrollo” (grandes centros comerciales,  campos de aviación, grandes carreteras, grandes edificios (bancos, estatales, residencias, hoteles de lujo, escuelas de lujo,  campos de golf, ..)) han sido hechas “con la sangre del pueblo”.  Es una primera verdad.  Claro, se menciona la cantidad de empleos directos e indirectos que las obras han generado.  Por lo menos durante los últimos años se ha visto que en el momento de la inauguración oficial también se agradece a los centenares de trabajadores/as que han aportado su trabajo (de día y de noche) para lograr la obra.

Si solamente “una minoría privilegiada pasa por esas carreteras” o puede gozar de las obras de desarrollo, algo fundamental anda muy mal.   Se presenta ante el mundo una imagen de desarrollo que es una vida más cómoda para una minoría y la mayoría se queda escondida y sirviendo a la minoría.  

En nuestro proceso de desarrollo se observa una tremenda debilidad jurídica para exigir y garantizar que los grandes ingresos y ganancias paguen los debidos impuestos. El vencimiento de robos y corrupción en el estado va en la misma dirección.   Si tiene un miedo espantoso de imponer impuestos altísimos en todo tipo de lujo que por supuesto debe importarse.   No se quiere limitar las ansias de lujo de los grandes, pero sí se permite y se acepta la pobreza de las mayorías.   Esto no es desarrollo, no es vida.  Además en El Salvador el llamado desarrollo sigue destruyendo lo poco que nos queda de naturaleza.  No se entiendo como el ministerio de medioambiente sigue dando permisos para destruir la naturaleza para beneficiar esas obras de desarrollo (¿) que benefician a unos pocos.    

Pero el pueblo no dice nada, las voces de protesta a apenas se oyen. Las Iglesias están ocupadas en sus cultos.

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