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Reflexionando la realidad a la luz de Monseñor Romero - 11
Reflexión comunitaria, compartiendo desde cada realidad, a la luz de Monseñor Romero.
http://servicioskoinonia.org/romero/varios/RomeroOscar-DiaADiaConMonsRomero.pdf
267. La verdad
“Traicionar la verdad y es traicionar al pueblo”. Los medios de comunicación en El Salvador se han especializado en manipular la verdad y a vender su lectura, su interpretación de la realidad y a “imponer” eso al pueblo. Se miente, se miente, se dice media verdades, se calla gran parte de la verdad, se destruye la verdad,… y se autoproclama “ser la verdad”. Es el “peor pecado” nos recuerda Monseñor Romero. Es un juicio total a los medios de comunicación en el país y el mundo. Pero callarse ante la mentira constante, también convierte a uno/a a ser cómplice. Ahí entran las y los responsables de las Iglesias.
Monseñor nos advierte: “no le tengamos miedo a quedarnos solos si es en honor a la verdad”. Estaba consciente que defender la verdad acerca de la vida (y la muerte) del pueblo, los grandes le iban (le estaban) a marginalizar, a excluir. Más bien el mismo decidió ya no participar en actos oficiales del gobierno mientras no se aclarara los asesinatos de sus sacerdotes y ya no invitó a ningún dirigente político a sus celebraciones. “tengamos miedo de ser demagogos”, no solo por lo que ofrecemos, sino también por lo callamos.
Cuando escucho (a veces) radios “católicas” o “cristianas” o veo (por casualidad) algo en las TV de las Iglesias, me entristece tanto. No oigo, ni veo que se está defiendo la verdad, que se está aclarando la realidad de la vida del pueblo. Se promueve que el cristianismo (en toda su variedad) es un asunto de culto religioso (en toda su variedad). Las alabanzas son más importantes que la lucha por la verdad. ¿Dónde y cómo las iglesias promueven al pueblo a organizarse para defender su verdad, para exigir que se escuche la verdad del pueblo?
268. La injusticia social
Toda forma de violencia tiene “un trasfondo más criminal, y es la injusticia social”. Es evidente que en el combate a la violencia (llamada terrorismo) de las pandillas no hay ninguna atención a ese “trasfondo más criminal”, más terrorista: las estructuras sociales, económicas, políticas injustas. De nada sirve combatir la violencia (delincuencia, terrorismo,… ; no importa como se le llama) en la superficialidad, sin “encontrar la última causa que está en la injusticia social”. Se puede seguir llenando las cárceles con “capturados” o construir más cárceles, de nada va a servir si no se llega hasta la raíz del sistema.
Podemos decir que seguidores de Jesús, cristianos-as estamos ante los desafíos de ser “anti-sistémico” porque este sistema multidimensional neoliberal es diabólico, es maldad, es anti – Reino. Monseñor Romero nos pide a todos y todas trabajar para cambiar de raíz ese trasfondo criminal: la injusticia social.
No se resuelve con proyectos sociales y subsidios a las y los más pobres. Son necesarios mientras tanto, pero si no se trabaja la transformación estructural, el sistema reproducirá cada vez más empobrecidos enriqueciendo cada vez más a las familias (y sus grupos) ricas.
269. el progreso
Al observar ciertas obras de “progreso”, Monseñor Romero recuerda que “el criterio de justicia que ha de prevalecer no ha de ser el de garantizar la conservación de lo que se ha adquirido, sino velar para que las riquezas de la sociedad y la propiedad privada misma, cumplan su función social”. Monseñor observa que los procesos de “progreso” (dentro del sistema en que vivimos) llevan a que pocos tengan todo y otros no tengan nada.
Monseñor nos dice que el verdadero progreso es que todos alcancen la verdad de Cristo, la salvación. Recordemos que “la salvación” no es un asunto religioso, ni un estado espiritual personal. La salvación de Cristo tiene que ver con “la vida en abundancia”. “He venido para que tengan vida en abundancia”, dijo el mismo Jesús. En otra oportunidad Monseñor se preguntaba de qué van a servir nuevas carreteras si las y los pobres no van a pasar por ahí. ¿Cómo puede haber verdadero “desarrollo” si la empresa privada no quiere pagar un salario digno que cubre por lo menos la canasta básica ampliada, que es un derecho fundamental de vida para todos y todas.
Pero las y los pobres (empobrecidos-as) tampoco pueden seguir “esperando” que llegue “el desarrollo”. El tremendo abstencionismo del pueblo colombiano en la consulta popular (más del 60%) deja ver hasta donde ha llegado (y en El Salvador será lo mismo) la apatía, la falta de interés, la desmotivación, el cansancio, la desorganización popular,….. El impacto de la ideologización de la derecha paraliza cada vez más al pueblo. De esa manera nunca llegará “la salvación de Cristo”, que es “vida en abundancia” para todos y todas.
270. Estructuras de injusticia
En esta cita de su homilía del 9 de diciembre de 1979, Monseñor Romero menciona dos actores fundamentales. En primer lugar el gobierno (por supuesto diferente en aquel tiempo que ahora), y luego ANEP, que es exactamente lo mismo hoy que en aquel tiempo.
Monseñor insta al gobierno a trabajar la urgente “necesidad de unas estructuras de justicia, de justa distribución” y expresa su esperanza que los hombres de gobierno sean suficientemente fuertes para llevar adelante esa construcción de nuevas estructuras de justicia, que no se detenga ese esfuerzo (como en tiempos anteriores). Desafía al gobierno de actuar decididamente a pesar de “los sombrerazos y amenazas de la clase adinerada”, que tengan el valor real de asumir su responsabilidad ante la “necesidad de cambio de estructuras”.
Luego se dirige a la ANEP y les pide a los empresarios privados agremiados en ANEP, que no se encierren en sus propios intereses, sino que vean “cómo la economía del país permite que todos los salvadoreños puedan sostener, con el fruto de su trabajo, dignamente, a sus propias familias. Ahí Monseñor les da a los señores de la ANEP el criterio para el desarrollo, para las empresas, ..”que las y los trabajadores puedan sostener, con el salario que ganan, dignamente, a sus propias familias”. Esto es el criterio fundamental para definir, Señores de ANEP, el salario mínimo. Si la empresa privada pagara salarios “dignos” (en el campo y la ciudad), ningún gobierno tendría que pensar en subsidios solidarios, porque cada familia podría ganar, con el salario digno, es sustento digno, de su familia.
Pero incluyamos otro actor: nuestro propio pueblo, las y los trabajadores…. Sin la decisión firme de la clase trabajadora los dos anteriores actores no se van a mover. Las Iglesias pueden dar un gran aporte en los procesos de conscientización del pueblo, en la animación para la organización y la lucha por el cambio radical de las estructuras injustas.
271. La participación de la mujer en la política
Un breve texto de Monseñor Romero sobre la importancia de la participación de la mujer en la política. Sin embargo añade que es fundamental que sea una participación crítica, que no se dejen manipular por los intereses del poder y del dinero, esos intereses “egoístas” defendidos por los varones!!! Monseñor considera que esa “mujer salvadoreña que siempre ha sido una mujer muy digna” sepa resistir la manipulación y jamás apoye esas decisiones políticas que van en contra de su voluntad.
Qué interesante la observación de Monseñor Romero. ¿De qué sirve luchar para que las mujeres participen en los partidos políticos, en la lista de diputados, en los ministerios y el gobierno, si es para seguir haciendo lo mismo, es decir, seguir defiendo una sociedad machista, excluyente (a todo nivel), explotadora de las mayorías, corrupta, mentirosa,…. Claro que hemos avanzado, hay más mujeres que participan en la política, pero lo que no veo claro si es “una participación crítica”, sin dejarse manipular por los intereses de poder (masculino) y de riqueza de los grandes empresarios. En El Salvador no veo un aporte propio, crítico, creativo, original de las mujeres en la política, más bien se observa que con su presencia confirman más los procedimientos, los procesos excluyentes, el sistema opresor. Da la impresión que están bien “integradas” en los partidos, en la política, pero sin “participación crítica” liberadora.
272. Se pisoteó la constitución.
“Urge que se agilicen los trámites para que en un plazo relativamente breve, veamos frutos concretos en la solución de estos problemas tan sentidos por el pueblo”. Como sigue tan actual las palabras de Monseñor Romero. Los problemas del pueblo pueden suavizarse con proyectos sociales (que en una primera etapa son absolutamente necesarios), pero ahí no está la solución. Solo una verdadera reforma agraria, en salud, educativa, judicial, legal, económica,….. (todas las dimensiones de la sociedad), puede ser avance en esa solución de esos problemas “tan sentidos por el pueblo”.
Luego Monseñor se refiere a los obstáculos legalistas donde lo formal se impone sobre el contenido. Recuerda la experiencia de Jesús, era más importante curar al enfermo que respetar la ley sobre el descanso sabatino. Las leyes deben servir al pueblo y no al revés. Estamos lejos de esto. En la corte suprema de justicia, en la sala de lo constitucional hay varios magistrados electos con la participación de “suplentes” y hasta con procedimientos no reglamentarios, sin embargo esos mismos magistrados deshacen acuerdos parlamentaris cuando los suplentes han participado o al descubrir algún vacío en el procedimiento. No renuncian. Imponen criterios a otros sin aplicarlos a ellos mismos.
Monseñor pide que “no se dejen enredar en tantos legalismos para volver pronto la paz al país”. Estábamos a la puerta de la guerra!! Hoy a 25 de los Acuerdos de Paz, seguimos con los mismos problemas. Por supuesto que la constitución vigente fue hecha en 1983, en tiempos de guerra, por una constituyente con una mayoría absoluta de la derecha, con D’Abuisson (asesino intelectual de Monseñor Romero) a la cabeza. Hoy seguimos con un sistema judicial corrupto y débil, donde muchas veces “los legalismos” le sirve al poderoso y rico para escaparse de la justicia, mientras para el pobre se convierten en grandes obstáculos.
273. Doctor honoris causa
“Una línea pastoral de defensa evangélica de la dignidad humana y de los derechos del hombre (y de la mujer)”. Esta es la causa de su doctorado honoris causa (febrero 1980 en Lovaina, Bélgica). La defensa evangélica de los derechos humanos. Así resume Monseñor Romero su trabajo pastoral. Es importante seguir leyendo y estudiando su discurso de Lovaina, a menos de dos meses de su asesinato.
En las comunidades cristianas tendríamos que trabajar sobre esos derechos humanos fundamentales, para conocerlos, para concienciarnos al respecto, para ser promotores/as de esos derechos, para asumir colectiva y solidariamente la defensa de esos derechos para todos y todas, para estar presente con el fermento del Evangelio en esa defensa activa y constante de los derechos humanos, para vivirlos de lleno en nuestras comunidades y así poder marcar la diferencia del Evangelio. Tendríamos que ser las y los primeros en la barricada de la defensa de esos derechos fundamentales….
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