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Mensaje del XXXII Congreso de Teología y ponencias

Autor | Autores: 
Asociación de teólogas y teólogos Juan XXIII de Madrid

MENSAJE DEL XXXII CONGRESO DE TEOLOGÍA

Del 6 al 9 de septiembre de 2012 nos hemos reunidos en Madrid cristianos y cristianas de las diferentes tradiciones eclesiales y de todos los continentes para reflexionar sobre Cristianismo, mercado y movimientos sociales, compartir experiencias y buscar alternativas. Hacemos públicas las siguientes conclusiones y asumimos los siguientes compromisos.

1 El mercado-centrismo es la institución suprema del neoliberalismo que convierte a los seres humanos en mercancía en manos de políticos y banqueros y en piezas subalternas del sistema, utilizables o desechables en función de su eficacia o ineficacia, identifica la justicia con el cumplimiento de la legalidad, dictada por el mercado y reduce los derechos humanos al derecho de propiedad. El mercado genera situaciones de muerte en millones de seres humanos, a quienes sacrifica sin piedad, y en la naturaleza, a la que depreda sin compasión, y extiende por doquier la corrupción como condición necesaria para su supervivencia.

2. Vemos con especial preocupación y nos provocan indignación las consecuencias de la crisis, provocada por los poderes financieros, que castiga injustamente a los sectores más vulnerables de la sociedad en todo el mundo, y de manera especial en algunos países de Europa como Grecia, Portugal y España, donde se está produciendo un espectacular incremento de la pobreza en una sociedad con recursos suficientes para satisfacer sobradamente las necesidades de la población. En nuestro país el desempleo afecta a cerca de 6 millones de personas con un millón setecientas mil familias donde todos los miembros están en paro; el 13% de la población infantil vive en situación de pobreza y extrema pobreza; se producen recortes injustificados en sanidad y educación; se retira la tarjeta sanitaria a cerca de un millón de inmigrantes; se producen miles de despidos en la función pública; se cierran centros de salud y centros de atención a mujeres maltratadas.

3. En medio de esta situación valoramos positivamente los gestos de solidaridad de algunos miembros del clero y de la jerarquía eclesiástica, pero expresamos nuestro malestar e indignación ante el silencio de la Conferencia Episcopal Española, tan locuaz en otras ocasiones y ante otras cuestiones relativas al origen y el final de la vida, la sexualidad y la concepción del matrimonio. La sociedad percibe dicho silencio como un escándalo y como complicidad con el sistema, e implícitamente con quienes han provocado la crisis. Nosotros lo consideramos, con dolor y tristeza, como insensibilidad ante la injusticia, alejamiento progresivo del mensaje liberador del Evangelio y falta de compasión con las víctimas. Creemos que tal actitud se debe a la cómoda instalación de la Iglesia institucional en una situación de privilegio vivida desde tiempos inmemoriales y apoyada, sin merma alguna, por los diferentes gobiernos de la democracia. Lo que contrasta con los recortes en todos los terrenos.

4. Nosotros mismos, los participantes en este Congreso, no estamos exentos de contradicciones e incoherencias entre nuestro modo de pensar alternativo y nuestra forma de vivir con frecuencia instalada en el sistema, entre nuestra actitud crítica y nuestra practica conformista; entre la crítica del consumo y nuestro consumismo; entre nuestra opción por los pobres y nuestra falta de testimonio de pobreza.

5. Sin ética los derechos humanos carecen de consistencia y, a la larga, no es posible construir un mundo mejor La respuesta a la crisis, por tanto, requiere un nuevo paradigma que se traduzca en transformaciones estructurales, revolución de la subjetividad y de las conciencias, de los hábitos de vida y de las relaciones personales, bajo la guía y la prioridad de los valores éticos, presentes en todas las tradiciones religiosas, morales y espirituales, si bien con frecuencia incumplidos. Entre ellos cabe destacar: la dignidad humana frente al trato inhumano que reciben millones de seres humanos; el respeto a la vida, contra la violencia en sus diversas formas: física, estructural, cultural; la justicia global; la verdad, la honradez y la igualdad de género

6. Reconocemos la importancia de los movimientos sociales, que constituyen mediaciones necesarias para transformar la realidad; abren las puertas de la esperanza; son alternativa al pensamiento único y a la globalización neoliberal; son cauces de recuperación de valores que parecían en vías de extinción en la sociedad de consumo, y expresión de la rebelión contra una realidad caracterizada por la explotación, la dominación y la tendencia a reducir la razón a mero cálculo.

7. Especial significación ha reconocido el Congreso al feminismo como teoría de la emancipación y de la igualdad no clónica entre hombres y mujeres; práctica de la sororidad internacional solidaria; y defensa de la autonomía y de las reivindicaciones de las mujeres, que, con frecuencia, se ven relegadas en nombres de “intereses generales superiores”, incluso en las revoluciones y en los propios movimientos sociales.

Capitalismo y patriarcado se refuerza mutuamente, por eso las mujeres somos uno de los colectivos más afectados por la dictadura de los mercados, pero a diferencia de períodos de recesión económica anteriores, hoy las mujeres somos también la fuerza mayor – aunque menos reconocida- para el crecimiento económico del planeta y su sostenibilidad. Por eso esta crisis no se resolverá sin nosotras y para ello es fundamental enfrentar la ofensiva conservadora en el desmantelamiento de los derechos por la igualdad que tanto no ha costado conquistar y los todavía pendientes: derechos de salud reproductiva, reorganización social de los cuidaos, ley de dependencia, etc. No puede haber alternativas a la crisis sin perspectiva de género. Las salidas a esta crisis serán feministas o no serán.

8. No podemos instalarnos en el pesimismo y el fatalismo históricos. Por eso apoyamos y hacemos nuestras algunas de las alternativas para salir de la crisis: la creación de una asamblea constituyente, la desobediencia civil, la banca ética, la tasa Tobin, el reparto del trabajo, la universalización de los servicios sociales, el reconocimiento de la ciudadanía a todos los residente en nuestro territorio, los pactos de ayuda mutua sin subordinación, la soberanía alimentaria, el cambio en los modelos de producción, los stops a los desahucios, la denuncia de las amnistías fiscales que propician el fraude fiscal, etc.

9. Como cristianas y cristianos nos comprometemos a:

. Recuperar la herencia de Jesús, que se caracteriza por la opción por los excluidos y marginados, la compasión como principio de actuación y la afirmación de la autoridad de los que sufren.

. Seguir el espíritu y la práctica de Jesús, que consiste en humanizar el mundo comenzando por los últimos, luchar contra el olvido de las víctimas y ponernos de su lado.

. Luchar contra el Imperio del Dinero, que está la base del capitalismo y ha heredado los viejos atributos divinos: omnipoten-cia, omniscien-cia, omnipresen-cia.

. Compartir la incertidumbre con los sectores cuya vida está más amenazada.

. Practicar la resistencia desde la no violencia activa

. Participar activamente en los movimientos sociales, los antiguos y los nuevos, y de manera especial en los diferentes Foros Sociales que trabajan por “Otro Mundo Posible” y en el movimiento de los Indignados, cuya indignación se dirige al poder financiero, político, militar y mediático.

Madrid, 9 de septiembre de 2012.

 

Puede ver los vídeos de las ponencias en la página http://www.moceop.net/spip.php?page=ponencias_congreso_teologia

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