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Reflexionando la realidad a la luz de Monseñor Romero - 12

Autor | Autores: 
Luis Van de Velde
Compartiendo mis reflexiones diarias sobre la realidad en El Salvador a la luz del mensaje de Monseñor Romero. 
 

 

274. Dios está en medio de nosotros

“Alégrense porque Dios está cerca”..”en medio de las crisis que parecen más insolubles, como la de nuestro país, Dios está en medio de nosotros”.   Al reflexionar esto me pregunto: ¿cómo lo entienden las obreras en las maquilas o las vendedoras con su canasta en la calle, cuando al final de la semana no han ganado suficiente para poder dar de comer a sus hijos/as?  ¿cómo lo entienden las y los familiares de los diariamente asesinados, y los diariamente encarcelados y de los miles de presos?  ¿cómo lo entienden las y los enfermos que no encuentran atención a su salud?  ¿Cómo lo entienden las familias que debe huir de sus casas por causa de las amenazas?   

Por supuesto es una expresión que proviene del corazón del pueblo hebreo (empobrecido, explotado, reprimido) y del cristianismo.  Y muchas veces son las y los pobres que viven esa confianza inquebrantable: Dios será fiel, siempre, no nos abandonará, encontraremos solución, aparecerá un ángel (escuché hoy).  Por esa fe y esa esperanza son capaces de ser verdaderos testigos de amor, de solidaridad, de fraternidad, también fieles. 

Sin embargo, creo que en los templos esas frases como “Dios está en medio de nosotros” suenan muchas veces vacías, porque no brotan del corazón del y la pobre (en la biblia: pobre, viuda, huérfano, extranjero, enfermo,..).  Monseñor Romero, tan cercano a tanta gente sufrida, podía decirlo con autoridad: “ningún cristiano debe sentirse sólo en su caminar, ninguna familia tiene que sentirse desamparada, ningún pueblo pesimista”.    Monseñor mismo se había convertido en esperanza de las y los pobres, expresión de la cercanía de Dios en nuestro pueblo. 

Solamente quien vive esa cercanía con familias (em-)pobre(cida)s, de manera solidaria, fraterna, fiel, podrá recibir de ellas la gracia de poder confiar en el Dios cercano, el regalo de poder confiar en la fidelidad de Dios y poder cantarle de alegría. 

 

275.  Dios es alegría

 

En la misma homilía del 16 de diciembre de 1979, tercer domingo de adviento, cuando la liturgia invita a “regocijarse” por la presencia de Dios.   En los ambientes de grupos carismáticos y en algunos cultos evangélicos se vive experiencias alegres de “alabanzas” a Dios, con bailes, palmas de mano, con música a todo volumen,  .. todo alegre, todo bien, solo alegría por Cristo, por Dios, por el Espíritu,….  No creo que Monseñor Romero se refiriera a esa alegría de Dios.  Una frase en la cita de hoy me llama la atención: “Dios es posibilidad de todo lo bueno”-  No sé si entiendo bien al escribir: quien confía en Dios (por supuesto el Dios de Jesús) encontrará caminos nuevos hacia “lo bueno”. A quien deposita su confianza en Dios, se le abrirán nuevos horizontes, nuevas perspectivas, nuevas posibilidades, para poder “vivir en plenitud”.  Quien confía en Dios descubrirá que Dios es alegre así como el mejor padre, la mejor madre, ofreciendo oportunidades de vida para sus hijos/as.   De esa manera en medio de las grandes tristezas (provocadas por la miseria, la pobreza, la exclusión,..) las y los pobres viven su fe con una profunda alegría, una alegría sincera que se traduce en la alegría del compartir, la alegría de la solidaridad fraterna.  Quien confía en la alegría de Dios logra dar testimonio de esa alegría, reflejará esa alegría divina, en la alegría de la fraternidad. 

 

276.¡Dios no quiere la injusticia social!

 

Cuantas veces no oímos a personas – frente a una desgracia – diciendo: “que sea la voluntad de Dios”, “Dios sabe lo que hace”, “Dios tiene sus propósitos”,…..   Monseñor nos dice hoy: “Dios no quiere la injusticia social”.  Tan sencillo!   Los responsables de la injusticia social (aunque van al culto o a misa) están en contra del plan de Dios, se oponen al Reino de Dios, ofenden a Dios.  Los adoradores del poder y del dinero han hecho leyes que legalizan los mecanismos para explotar a otros, para robarles el fruto de su trabajo, para enriquecerse gracias al esfuerzo de otros, para poder hacerse dueños de cada vez más medios de producción, para destruir la naturaleza sirviendo a los dioses falsos.    Pero “el que no quiere salir de su situación de oprimido, de su situación de marginación, creyendo que esa es voluntad de Dios, está ofendiendo a Dios”.  No podemos ser pesimistas, no podemos ser conformistas.  La religión no es para consolar a las y los pobres (aunque lo dice la oración a la bandera salvadoreña!!!).   Las cosas andan mal, porque los responsables lo han hecho mal, conscientemente mal, para beneficiarse ellos mismos.   Dios no quiere que su pueblo sufra las injusticias, ni la violencia, ni los efectos fatales (muchas veces consecuencia de irresponsabilidades humanas) de fenómenos naturales. No, no, eso no es la voluntad de Dios.  La voluntad de Dios es que el pobre viva…. 

 

277. La verdadera pobreza

Cito: “la verdadera pobreza es preocuparse preferencialmente por los pobres como si fuera nuestra propia causa.  Y por eso, también sentir que uno es pobre y que necesita de Dios la fuerza en todas las situaciones”. Es lo que el evangelio de Mateo llama “la pobreza en espíritu” (mal llamada pobreza espiritual): preocuparse por las y los pobres, preferencialmente, como si fuera nuestra propia vida!!!!  Preocuparse no es regalar unos centavos a los niños o jóvenes en los semáforos. Preocuparse no es dar limosna y zafarse.  Preocuparse significa dejarse interrogar por las y los pobres, hacer todo lo posible (y más) para ir construyendo una vida digna, animando, fortaleciendo, uniendo esfuerzos de construcción de espacios nuevos de hermandad solidaria y, de lucha. 

 

278. La Iglesia no se vende a nadie

Cito: “ La Iglesia no se vende a nadie, la Iglesia está comprometida sólo con el Reino de Dios y exige las exigencias del Reino de Dios a todo aquel que se acerca.  No debe rechazar a nadie si la busca con sincero corazón”. La historia de la Iglesia muestra muchas épocas donde sí se ha vendido a los poderosos (militares, políticos, gobernantes (reyes, emperadores, presidentes), ricos).  En la Iglesia encontraron una aliada importante para enriquecerse, para engrandar su poder.  El papel de la Iglesia (repito, como está en la oración a la bandera salvadoreña) es “consolar al pueblo”, para que no proteste, para que acepte la miseria, para que aguante, para que no sea “anti-sistémico”. 

En la historia de la Iglesia también ha habido experiencias muy significativas donde la Iglesia ha sido la aliada fuerte del pueblo en sus luchas por la vida.  Monseñor Romero explica que no está dispuesto a servir a los poderes militares, políticos y oligárquicos, pero a la vez ha hecho llamadas fuertes a las comunidades cristianas para que no se vendieran a las organizaciones populares (político militares). La Iglesia debe mantener una distancia crítica ante todo poder, tanto desde arriba, como desde abajo.  Cada forma de poder corrompe. La Iglesia misma ha vivido épocas de esa corrupción del poder y de la riqueza.   Hoy Monseñor Romero sigue llamándonos para que como Iglesia no nos vendamos a los partidos políticos (sea que se llaman de derecha o de izquierda, cristiana, demócrata o lo que sea).  La Iglesia tiene la misión de acompañar al pueblo, acompañar solidaria y críticamente, con un aporte especial en los procesos de concienciación.  Monseñor Romero ha sido una luz en la oscuridad.  Hoy nos toca vivir la misma misión. 

 

279. Una sociedad solidaria

 

“No hay hombres / mujeres de dos categorías. No hay unos que han nacido para tenerlo todo y dejar sin nada a los demás”.  Al leer esto tengo pensar en los miembros de la asamblea legislativa, a los magistrados de la corte, a los altos funcionarios de gobierno, a la clase oligárquica del país…..   Dos  tipos de seguros:  el seguro social para la clase  trabajadora (con trabajo formal) y un seguro privado para los diputados, magistrados, … (y sus familias), seguros pagados con el dinero del pueblo!  ¿No son dos categorías de gente?   Los que tienen dos o más viviendas, y los que no tienen vivienda (a penas una champita), no son dos categorías de gente?   Se puede dar más ejemplos de la sociedad salvadoreña insolidaria, anti-solidaria.

Monseñor Romero hace varias llamadas.  “No abusen de la gente”.  Este día se ha cerrado hospitales públicos y centros de salud, por exigir que el personal con salario más allá de 1500 $ al mes tenga su aumento (escalafón) el próximo año.   Miles se quedaron sin su consulta, sin medicamentos….  Abusos graves!!!!!   Cuando veo como la policía golpea a los jóvenes al capturarlos, veo muchos abusos.  Descontar del salario una cuota para que la empresa presente su cheque en el Teletón: grave abuso.   No pagar ni el salario mínimo oficial, y no aprobar un salario mínimo a la altura de la canasta básica, es un tremendo abuso.   NO ABUSEN DE LA GENTE.  

La otra llamada tiene que ver con el compartir, que “compartamos el bien que Dios ha dado para todos”, compartir “aunque sea de lo poquito que tiene”.  Todos y todas tenemos el derecho a contar con “lo necesario” para vivir.  La Iglesia debe ser testigo de la solidaridad, animadora de solidaridad. 

 

280. Sentido crítico

 

Monseñor dice :  “ lo que hoy más que nunca necesita el salvadoreño maduro es sentido crítico”.  Una verdadera concienciación, tomar conciencia, pensar con su propia cabeza.  No nos dejemos llevar por los discursos políticos, por las deformaciones en los noticieros, ni por los que están “opinando” diariamente en las entrevistas de la TV.  Cada uno debe ser un hombre, una mujer crítica.  “No se dejen manipular”, es el grito de Monseñor.  No debemos estar esperando lo que otros dicen o hacen, hasta menciona “ni esperar hacia dónde se inclina el obispo, la organización”.  “son ustedes, el pueblo, el que tiene que dar la sentencia de justicia a lo que el pueblo necesita”. 

Monseñor confía en la madurez del pueblo pobre para que a la luz de su realidad, a la luz de la Palabra de Dios, sea capaz de discernir, de ver los frutos (verdaderos o podridos).  “Critiquen de acuerdo a las obras”.  Da lástima escuchar como personas (pobres, sencillas) repiten lo que oyen en la TV, lo que oyen en los discursos políticos,…   ¿Qué pasa con el sentido crítico?  Claro, si la religión sirve para consolar al pueblo, las iglesias que responden a esa orientación política van a bloquear la concienciación del pueblo, van a evitar que el pueblo piensa con su propia cabeza.  Una de las tareas fundamentales en las comunidades cristianas es facilitar que el pueblo crezca en ese sentido crítico y asuma así su responsabilidad de comprender y actuar, no por lo que otros dicen o hacen.

 

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