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Reflexionando la realidad a la luz de Monseñor Romero - 18
311. Soluciones de diálogo
Por la actualidad exigente de esta cita: “Ante el horroroso saldo de sangre y violencia que nos deja esta semana, quiero hacer, en nombre del Evangelio, un nuevo llamamiento a todos los sectores salvadoreños: a dejar los caminos de la violencia y a buscar con mayor empeño soluciones racionales de diálogo, que siempre son posibles mientras los hombres no renuncien a su propia racionalidad y a su buena voluntad.” Homilía del 27 de enero de 1980.
A casi 25 años de los Acuerdos de Paz en El Salvador estamos viviendo “horrorosos saldos de sangre y violencia”. Desde hace varios años vivimos en violencia con una enorme cantidad de asesinatos entre pandillas, dentro de las pandillas, de policías y soldados, de parte de la policía (aunque lo llaman muchas veces “fallecidos en intercambio de disparos”), de parte de grupos de exterminio. Pero también la violencia de las extorsiones, de la renta, de los robos,…
Contrario a los mensajes de parte del gobierno que con terroristas jamás (de los jamases) se entrará en diálogo (mientras se olvidan que en tiempos de guerra los gobiernos de turno llamaron a los guerrilleros “terroristas” y que sí se han sentado negociar el fin de la guerra!!!), Monseñor Romero hace llamadas a todos los sectores (es decir, tanto al gobierno como a los pandilleros) a dejar los caminos de la violencia y a buscar soluciones racionales de diálogo. Por supuesto el país está (a pesar de su crecimiento macro económico) en una situación de crisis financiero que se trata de resolver con nuevos préstamos. Ante la violencia estructural que ha engendrado la violencia diabólica de las pandillas, se añade la violencia institucional (la mano super super super dura…) de la policía, el ejército y los herederos de los escuadrones de la muerte. Estamos en guerra (declarada). El odio y la venganza son los grandes motivos del actuar violento. Pandilleros capturados (no siempre realmente miembros de maras) son castigados con muchos años de cárcel en condiciones infrahumanas donde el “infierno” aún parece ser un cielo. Policías y soldados encapuchados por todas partes, fusiles de guerra,…. Tambores de guerra…
Por supuesto se trata de estructuras criminales, pero me pregunto: ¿las empresas que no pagan ni el salario minimo, que no pagan (todos los) impuestos, que no entregan lo cobrado del IVA o lo retenido del seguro de sus empleados, que sacan grandes ganancias a costa de la miseria del pueblo, ¿no son también estructuras criminales? Un país que debe invertir miles de millones de dólares en seguridad privada y seguridad pública, es una sociedad que no es capaz de transformar sus estructuras injustas y que con la amenaza de la armas quieren imponerse. No se puede separar el fenómeno diabólico de la violencia panderil de las estructuras económicas (neo liberales) que generan respuestas violentas y que hacen entrar en la espiral de la violencia.
312. La violencia de la derecha
Monseñor Romero habla de la violencia intransigente de la derecha e indica que ellos son el verdadero germen y el verdadero peligro del comunismo que hipócritamente denuncian. Monseñor denuncia la derecha cuando ésta culpabiliza la Iglesia de la cólera y la desesperación del pueblo. Y además invita a las fuerzas de seguridad (el ejército) enfrentarse con la “subversión de la derecha” que es “peor de criminal que la izquierda”. Suena bastante fuerte!!!
¿cómo hablaría Monseñor Romero en nuestro tiempo? ¿Cómo acusaría a la derecha (y especialmente la (gran) empresa privada y la oligarquía) por no pagar sus impuestos, por retener las aportaciones de los empleados para el seguro y la afp, por retener el iva cobrado,….? ¿Cómo acusaría a ARENA para defender los beneficios de unos pocos, frenando que el gobierno desarrolle proyectos sociales? ¿Cómo denunciaría la violencia de los medios de comunicación que invaden las familias con sus lecturas parciales de la realidad, con las películas y novelas de traición y de violencia? ¿Cómo llamaría al señor fiscal para investigar con “igual furia” las cabecillas de la derecha como hace con enemigos de Arena?
Al escuchar nuevamente este mensaje profético de Monseñor Romero, da tanta tristeza ver como las Iglesias nos quedamos callados ante las fuerzas destructivas de la derecha y ante las incongruencias de la izquierda que ha optado por la violencia de la violencia represiva.
313. Las organizaciones populares
Monseñor Romero cuestionó también fuertemente las organizaciones populares – en el contexto de su apoyo a las justas reivindicaciones. Se opone radicalmente a las violencias desproporcionadas, a las estrategias de destrucción y de crueldad, a las ideologías que atentan contra la fe y contra los sentimientos de nuestro pueblo. Monseñor veía en las ideologías revolucionarias que se construían o que se desarrollaban en las organizaciones populares una falta profunda de respeto por la fe y por el sentimiento (también religioso) de nuestro pueblo.
Luego llama a convertirse en fuerzas racionales de política para el bien común del pueblo y recuerda que “hacer la revolución es reflexionar proyectos políticos que estructuren mejor un pueblo justo y de hermanos”.
Cuán lejos estamos de un “pueblo justo y de hermanos”. Las estructuras económicas (neoliberales) siguen devorando a miles de trabajadores/as para enriquecer a pocos empresarios nacionales e internacionales. Las legislaciones siguen justificando los robos del dinero que pertenece al pueblo, siguen abriendo puertas traseras para que los poderosos ganen los juicios y puedan seguir enriqueciéndose. Cuando lejos estamos de ser “un pueblo de hermanos”, con tantos asesinatos diarios. La gran mayoría de los pandilleros son de familias pobres y la gran mayoría de los soldados y policías son de familias pobres. Ambos declararon la guerra, la venganza, promueven el odio que está en su corazón. Un policía que una vez ha matado a un pandillero se transforma en instrumento de odio y venganza. Los familiares de los pandilleros asesinados (sea en enfrentamientos con la policía o por grupos de exterminio) se llenan de odio y venganza.
Urge escuchar a Monseñor Romero: construir un pueblo con estructuras justas, construir un pueblo que arranque el odio y la venganza de sus corazones, que trata de curar sus heridas crueles, que empieza a ser libre y fraterno.
314. Audiencia con Dios
“Todos tenemos ese santuario íntimo de la conciencia, donde Dios está esperando la hora en que tú bajes a hablarle con él y decidas, a la luz de su mirad, tu propio destino”.
Monseñor no hace referencia a un cúmulo de rezos y oraciones tradicionales, sino al silencio de nuestra conciencia. Sin entrar en el silencio no podemos entrar a la conciencia, sino sería más bien la búsqueda de nuestras propias justificaciones. Y en ese espacio silencioso de la conciencia Dios nos está esperando. Qué maravilla!! Dios tiene paciencia con nosotros. No se impone. No exige ni adoración, ni falsa humildad. No quiere abusar de su nombre (su presencia) para justificar criterios de poder y de dinero. “Dios nos está esperando”, para encontrarse con nosotros cuando “bajemos”: bajarnos, dejar atrás los quehaceres, el “trajín de cada dia”, nuestro “eterno correr”. Siempre tendremos audiencia con Dios. Jamás hay que solicitarle la cita. Nunca hay que estar en fila para esperar poder entrar. Una total disponibilidad para escucharnos y para hablarnos. La única condición es el silencio necesario para entrar en “la celda de nuestra conciencia”.
Estamos al 10 de febrero de 1980: a menos de dos meses de su asesinato. Seguramente Monseñor hablaba de su propia experiencia espiritual, su vivencia de fe. ¿Qué tengo que hacer en este momento histórico de nuestro pueblo y de la Iglesia? En el silencio de su conciencia Monseñor se comunicaba con el Dios de Jesús: siendo voz de los crucificados, de los empobrecidos, … y escuchando lo que Dios mismo le iluminaba a la luz de Su Mirada. Así Monseñor Romero decidió su propio destino. Su fidelidad hasta la muerte no era un capricho, sino la consecuencia de su opción por el camino del Evangelio, por la voluntad del Dios de la liberación. Tuvo miedo, claro que sí. Pero en ese temor profundo, sabía que no estaba solo, que Dios mismo lo acompañaba.
¡Cuánto podemos aprender de Monseñor Romero para nuestra vida de fe y de compromiso en la realidad actual de nuestro pueblo y de la Iglesia!
315. Encontrarse con Dios
Monseñor nuevamente hace referencia a los muchos que dicen creer en Dios, pero que en realidad adoran a los dioses: dinero, poder, orgullo (¡!!!- los grandes egos!!!, placer,… Son dioses falsos que no dan vida. Monseñor hace referencia a los “tantos ególatras”: que quieren y adoran (idealizan) tanto a si mismo que parecen ser sus propios dioses.
Ahora bien Monseñor Romero afirma que uno/a no se conoce a si mismo/a, hasta en las más hondas profundidades de la vida, si no se ha encontrado con el Dios de la vida. Nuestra grandeza, nuestras enormes potencialidades humanas solo brotan de lleno desde el encuentro vivo con el Dios de la vida. Aquel Dios que nos toca, que nos escucha, que nos habla en “la conciencia”, que nos da su Luz para enfrentar los problemas, para responder a los desafíos de la vida y de la historia.
Hoy reflexionando desde la fe, en la CEB, acerca de la muerte de Fidel Castro, alguien dijo que las grandes obras de liberación, de solidaridad, de transformación de las estructuras de la sociedad, de las conciencias críticas y revolucionarias, solo se comprenden se vemos la Luz de Dios que ha iluminado su conciencia. Solo el Dios de la vida puede abrir esos horizontes, porque son tan humanos. Otro hermano/a comentó que en Fidel se ve con claridad que Dios no trabaja solamente a través de nuestra iglesia, ni solo através de las y los cristianos en general, ni através de las religiones, sino que su presencia liberadora está presente también en los llamados “ateos”. Ahí donde lo verdadero humano es promovido, lo humano en todas sus dimensiones, ahí se está contribuyen en la construcción del Reino de Dios. Dios mismo escoge sus colaboradores históricos.
316. El comentario de la YSAX
A partir de enero de 1980 comenzaron a ser frecuentes las intervenciones públicas de Roberto D’Abuisson (quien será posteriormente el asesino intelectual de Monseñor Romero). En aquel tiempo se presentó como dirigente del FAN (Frente Amplio Nacional). Monseñor comentó en su homilía un programa de TV del 7 de febrero de 1980, comentando en La Prensa Gráfica del 9 de febrero bajo el titulo: “D’Abuisson denuncia conspiración comunista”. Monseñor Romero señala la intervención de D’Abuisson como falaz, mentiroso y deformadora. “Un proyecto que tiene necesidad de echar mano de gente de esta categoría, ya puede verse qué clase de bien puede traer para el pueblo.”
Ahora bien sabemos que Roberto D’Abuisson es el fundador del partido ARENA y ha sido presidente de la Asamblea constituyente que formó la Constitución actual. Comentando las palabras de Monseñor: Un partido político (ARENA) que tiene un fundador de esa clase, ya puede verse lo que va a significar para el pueblo!!! Y así se dio y se da. En sus comentarios después de la muerte de Fidel Castro los personeros de ARENA vuelven a jactarse de lo que llaman la libertad democrática (para explotar, robar, destruir, enriquecerse, para la corrupción, …) y se han totalmente cegados (por el poder y la riqueza, y su religión!!!) de tal manera que no miran la presencia de Dios de la Vida en la transformación de las estructuras injustas en la economía cubana (de antes de la revolución), en la eliminación del analfabetismo, de la garantía de educación, salud, vivienda para todos y todas como derechos humanos fundamentales.
317. Organizaciones populares
Monseñor inicia esta cita de su homilía del 10 de febrero de 1980 diciendo a las organizaciones populares políticas que sus reivindicaciones son muy justas y que deben seguir defendiendo la justicia social y el amor a los pobres. Las leyes no siempre reflejan caminos de justicia. Por ejemplo la ley de escalafón en el ministerio de salud, que exige un aumento salarial del 8% anualmente. Esta ley injusta garantiza la legalidad de un aumento de la brecha salarial, ya que los salarios más altos reciben cada año mucho más, mientras los salarios más bajos siguen siendo muy bajos con un pequeño aumento. Ni las protestas callejeras son siempre por causas justas. Da tristeza ver empleados (pobres, de los salarios más bajos) caminando con sus federaciones, exigiendo que el gobierno pague el escalafón también a los salarios más altos. No son causas justas. Las leyes y las protestas de la calle (y sus demandas) deben ser analizadas críticamente desde el otro criterio que mencionó Monseñor Romero: el amor a los pobres!!!!No es una cuestión de dar limosna o dar unos centavos a los que limpian parabrisas en los semáforos. El amor a los pobres debe expresarse en la lucha por la vida digna de las y los pobres. El amor a los pobres debe ser el lente para analizar las luchas de calle, las luchas de sindicatos y movimientos. ¿Van en favor de la vida de las y los pobres o no?
Pero luego también pide a las organizaciones populares políticas que respeten “lo más valioso de los pobres: su fe en Dios, su amor a Jesucristo, sus sentimientos cristianos”. Traduciendo hacia la realidad de hoy: pidiendo a los partidos políticos que respeten la fe del pueblo, que respeten la esperanza libertario de las y los pobres ya que confían en el Dios de la Liberación, el Dios que los sacará de la esclavitud y las oscuridad del “exilio”.
Da lástima ver como miembros de CEBs que a la vez son miembros activos de partidos políticos, optan incondicionalmente por la actividad partidaria cuando esta coincide con una actividad vital de las CEBs. No se es capaz decir que tal día o tal noche no pueden por sus compromisos con la Iglesia, con la CEB. Al otro lado tampoco se observa mucho respeto hacia la experiencia eclesial concreta de las CEBs. Claro, el partido político puede ser el instrumento importante (y según la constitución aquí la única via para poder participar en elecciones) y necesario para la lucha por el poder. Sin embargo Monseñor Romero está bien claro que el verdadero horizonte de liberación, la verdadera conciencia crítica solo nacerán desde la vivencia auténtica de la fe, especialmente en el modelo de Iglesia de las CEBs.
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