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Día a día con Monseñor Romero. Libro II. Monseñor Romero - Hombre de Dios.- 28

Autor | Autores: 
Luis Van de Velde - Movimiento Ecuménico de CEBs en Mejicanos. Iniciativa ecuménica "Sentir con el Pueblo"

181. Reconozco ante Dios mis deficiencias pero creo que he trabajado con buena voluntad”. Los demás obispos de El Salvador (menos Mons Rivera) había enviado una denuncia sobre Romero a Roma: en cuestión de fe, de politización, una pastoral con falsas bases teológicas,… cuestionando todo el ministerio episcopal de Monseñor Romero. Lo escribe en su diario del 18 de mayo de 1979. Comentó a Mons. Rivera que se sentía con “mucha paz”, convencido haber trabajado con buena voluntad y muy lejos de las acusaciones. Concluye que espera seguir trabajando con el mismo entusiasmo de siempre, sirviendo con amor a la Iglesia. Monseñor Romero dice reconocer sus propias limitaciones (deficiencias). No sabemos a qué se refiere. Pero sí entendemos que a pesar de las acusaciones se siente en paz y con toda la voluntad de seguir trabajando con entusiasmo, sirviendo con amor a la iglesia. Siento que animadores/as en las CEBs, formadores de comunidades cristianas en algunas parroquias, … podemos y debemos aprender de este testimonio de Monseñor Romero. Reconozcamos nuestras propias limitaciones y deficiencias, pero no nos dejemos desanimar por ataques, denuncias, chambres, publicaciones malintencionadas en Facebook. Monseñor debe haber vivido que “amigos” de antes, se volcaron en contra de él por su camino, por su predicación, por su opción. ¿No vivimos cosas semejantes? Ánimo, adelante….

182. Siempre han sido mis oraciones ante estas tumbas de los apóstoles inspiración y fortaleza. Monseñor visitó en junio 78 las tumbas de San Pedro y de San Pablo. Recuerda que no han sido visitas de piedad privada, sino que estaba ahí, ante los grandes representantes de las primeras iglesias, Pedro y Pablo, en representación del sentir de toda la arquidiócesis de San Salvador: la esperanza y la angustia, los problemas y los sueños, de toda su iglesia. Como pastor ahí se arrodilló ante la tumba de los grandes apóstoles. En esos momentos de silencio encontraba “inspiración y fortaleza” para su misión como pastor y profeta de parte del Dios de Jesús en medio de su pueblo. Al escribir esta reflexión, mis pensamientos van a las personas que estos días han ida a la cuna de Monseñor en Ciudad Barrios, a los que van al hospitalito donde fue asesinado, a la cripta donde está su tumba. Ojala que no sea, para decirlo con las palabras de Monseñor, “simple visita de piedad privada”, pidiendo intercesiones y milagros, pidiendo que intervenga para resolver nuestros problemas sociales, económicos y políticos.. Ojalá que no sea una visita piadosa privada para encender candelas y dar limosna. Ojalá que en esas visitas haya espacio y tiempo para “postrarse”, arrodillarse ante las huellas de nuestro pastor y profeta y que así encuentren “inspiración y fortaleza” para vivir como Monseñor Romero ha vivido, para ser nosotros/as pastores y profetas de Dios en las comunidades, en el pueblo.

183. Este día es el aniversario de mi ordenación episcopal. Estamos el 21 de junio de 1979. Ya había cumplido 9 años de ser obispo de la iglesia, con un año y medio como arzobispo de San Salvador. Ese día celebró dos misas. Una con el cuerpo presente del Padre Rafael Palacios, asesinado el día anterior. Monseñor consideró que ha sido muy significativo celebrar el noveno aniversario de su ordenación episcopal con un sacerdote asesinado y con la solidaridad de muchos sacerdotes y laicos/as, junto con Monseñor Rivera, obispo de Santiago de María. La segunda misa era en privada con un pequeño grupo de religiosas y enfermos/as del hospitalito, que era otro momento muy profundo de celebrar la acción de gracias por su ordenación episcopal: enfermos terminales (en representación del pueblo que sufre) y las hermanas (en representación de todos aquellos que entregan su vida por dar vida a otros/as). Lo que para Monseñor era el aniversario de su ordenación episcopal, puede ser para nosotros el aniversario de nuestra ordenación sacerdotal y para las mayorías el aniversario de nuestro bautismo o confirmación, o de nuestra entrada consciente a la comunidad eclesial de base, signo e instrumento del Reino de Dios. Celebrar esos aniversarios en medio del dolor y de la esperanza del pueblo crucificado. Realmente es el único lugar digno para dar gracias a Dios por esa misión.

184. María, modelo de la Iglesia, motivo de la religiosidad nacional. En la fiesta de la Virgen del Carmen, en Santa Tecla, Monseñor presentó a María como modelo de la Iglesia, motivo de la religiosidad nacional y ejemplo de nuestra unión con Dios y de nuestra unión con el prójimo. Monseñor aclara en su diario del día 21 de julio de 1979 que es misión de cada cristiano/a “luchar a muerte contra ese reino del demonio y contras las esclavitudes que de allí se producen.” En esta fiesta de María, Monseñor nos pide, seguir a María, su ejemplo y su testimonio al “comprometerse con los hombres desde la perspectiva de Dios, pero hasta la capacidad de dar la vida por Dios y por el prójimo.” De esta manera, María es modelo de la Iglesia. Estos días el cardenal Chileno, enviado del Papa para la celebración del aniversario 100 del natalicio de Monseñor Romero, dijo: “Monseñor Romero, Santo Obispo de la Iglesia”. Mi reacción, muy bien, señor cardenal, ¿y qué significa esto? Monseñor no es un santo para los altares, ni para la devoción religiosa, sino como antorcha de esperanza para su pueblo. Su santidad debe estar encendida en medio del pueblo que sigue caminando en mucha oscuridad y que está cerca de perder las esperanzas…. A más de 25 años de los Acuerdos de Paz, fin de la guerra, no hay paz fruto de la justicia. El San Romero es el Santo (enviado de Dios) del pueblo, de las y los pobres.

185. Envíame, Señor tú sabiduría. Reflexionando la oración del gobernante en el libro de la Sabiduría, Monseñor hace referencia a la oración profunda que los alcohólicos anónimos rezan en cada una de sus sesiones diarias. Luego nos dice que ésta debería ser la oración de “todos aquellos que quisieran el cambio del mundo. Dame sabiduría para tener el valor de cambiar lo que se debe cambiar y la serenidad para soportar lo que no se puede cambiar.” En el silencio de la noche o de la madrugada, en nuestra oración podemos dirigirnos a Dios y pedirle la tan necesaria sabiduría para actuar, para reacciona, para proponer, para comprometernos. Sobre todo pedir el valor de cambiar lo que se debe cambiar. Recordemos que Monseñor Romero nos lo ha repetido tantas veces: a arrancar de raíces esas estructuras pecaminosas de la sociedad!!!! Tienen raíces en las estructuras de la sociedad, pero esas llegan hasta nuestros corazones. Esa lucha de cambio es dura, porque las fuerzas que no quieren cambios tienen mucho poder político y militar y mucho dinero. Por eso, para no desanimarnos en esa lucha, porque los cambios solo llegarán gota a gota, despacio y a veces con retrocesos, pedirle a Dios la serenidad para tener la paciencia por lo que aún no se puede cambiar. Serenidad, porque los enemigos del cambio tratarán de cegarnos para que no veamos nada, para que no estemos atentos a los pasos importantes que ya se está dando. Serenidad para valorar lo positivo y para poder enfrentarnos con paciencia ante los obstáculos.

186. La vocación es para colaborar en la salvación de los demás. Monseñor está consciente que las cosas (cosecha de humanos) siempre serán “imperfectas”. Pero llama a cada cristiano/a a luchar para que esas cosas (la economía, la política, el sistema judicial, las leyes, la familia, la pareja, hasta la misma iglesia,…) sean menos imperfectas, para que “sean un camino hacia la perfección infinita de lo absoluto de Dios que nos espera”. La vocación de cada ser humano (creo que podemos decir, cristiano/o o no) es “colaborar, colaborar en la salvación de los demás”. Por supuesto que para monseñor Romero no se trata de una salvación del alma, ni de una salvación religiosa para la eternidad, sino de una salvación integral, de todo el ser humano. Muchos de los que hoy hablan de Monseñor (o ¿quizás tengo que decir “hablamos”?) no somos verdaderos colaboradores/as. Los dueños de las empresas no colaboran con sus trabajadores/as, sino los explotan para obtener más ganancias personales y empresariales y lo justifican diciendo que crean tantos “empleos”. Los políticos, especialmente entre los partidos, no colaboran, más bien tratan de conseguir más adeptos, tratan de destruir al otro, ponen sus poderes para bloquear al otro partido. El sistema judicial no colabora con la justicia y la verdad. Los casos de corrupción judicial sobre salen cada día,…. Los celos entre empleados buscando subir en la escalera de los puestos, no importa si hay que destruir a otros. En la pareja, en las familias….. Hasta entre las iglesias que dicen seguir a Jesús: competencia, solo mi iglesia es la verdadera,… humillación de otras experiencias, .... hasta entre las experiencias que nos llamamos comunidades eclesiales de base observamos lo mismo….. tristemente. Monseñor nos pide que seamos “colaboradores/as”, y a todo nivel. Una palabra tan sencilla: COLABORAR. Y Colaborar en la salvación (integral) de las y los demás.

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