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Día a día con Monseñor Romero. Libro II. Monseñor Romero - Hombre de Dios.- 31

Autor | Autores: 
Luis Van de Velde - Movimiento Ecuménico de CEBs en Mejicanos. Iniciativa ecuménica "Sentir con el Pueblo"

203. El marco concreto del cristiano.

No es la primera vez que Monseñor hace referencia a predicaciones (de sacerdotes, otros obispos, animadores de comunidades,..) que “no tuvieran en cuenta este marco concreto, y una luz de evangelio no iluminara las bellezas de la semana, pero al mismo tiempo el rostro feo de nuestra historia, no sería auténtico evangelio de nuestro Divino Maestro”.   Para Monseñor la tan necesaria escucha y meditación de la Palabra de Dios (diario, los domingos,..) no es “una simple práctica espiritual” alejada de la realidad histórica del pueblo. 

Por eso repite que “ese caminar concreto en la historia, en la vida de nuestro pueblo, es el marco concreto del cristianismo”.  La inserción en la problemática del pueblo, el estar inmerso en el pueblo, no distante, compartiendo las reales angustias y esperanzas del pueblo, es lo que marca de verdad el auténtico evangelio.

Es un gran reto para toda la Iglesia, y por eso también para las comunidades eclesiales de base.   Lo celebrativo y la memoria histórico son un eje fundamental, pero esto exige en primer lugar un amor tremendo a la verdad[1] (de Jesús, de las y los mártires) y en segundo lugar exige – es el otro eje fundamental – esa inmersión en el pueblo, esa cercanía, ese caminar, luchar y esperar junto al pueblo.

 

204.  La hora de El Salvador.

“de veras vivimos una Patria, una hora, en que somos protagonistas de cosas muy decisivas.”   Monseñor habla de una historia muy densa, llena de conflictividad, llena de sufrimiento del pueblo y de deshumanización de los cuerpos represivos, llena de esperanzas en una vida digna,…  Es importante recordar que monseñor se dirigía al pueblo salvadoreño y así debemos escucharle también hoy. 

Hoy, a unos meses de otra vuelta de elecciones, es hora que nuestro pueblo sea protagonista de cosas muy decisivas.  Los medios de comunicación tratan de desconcientizarnos, pretenden proclamar la voz de ARENA, ANEP, FUSADES y otros, como la verdad sobre el pueblo.  Utilizan sutilmente media verdades, conscientemente hace omisión de otras verdades que quieren esconder para que el pueblo no se acuerde en la hora de elegir diputados y alcaldes.   Sectores en las diferentes denominaciones religiones también colaboran para que el pueblo no sea protagonista de esas cosas decisivas para su futuro.  Un partido que represente los intereses de la oligarquía, del poder económico de la empresa privada, jamás puede ser promotor del protagonismo del pueblo para construir su futuro nuevo.

Monseñor nos está llamando, hoy a 6 meses de las próximas elecciones, a abrir los ojos a la luz del evangelio, a crecer en conciencia crítica, a ver la realidad como es, especialmente la realidad de las y los pobres.  Esas elecciones serán una nueva “hora de El Salvador”. O bien se avanza para un proyecto (a largo plazo) a construir donde el pueblo sea protagonista en búsqueda de justicia, libertad, verdad, vida, fraternidad, solidaridad,… o bien retrocederemos hacia un proyecto de muerte, de corrupción, de robo de los fondos del estado, de privatizaciones, de enriquecimiento de unos y más esclavitud de las mayorías.  Marzo 2018: una nueva hora de El Salvador. 

 

205.  La unidad de los cristianos.

Estamos en la semana tradicional de la oración por la unidad de los cristianos en la última semana de enero.  En 1978.  Monseñor Romero está consciente que las tremendas divisiones entre católicos romanos, católicos anglicanos, iglesias protestantes históricas y todas las modalidades pentecostales de “evangelismos”, no nos ayudan en nada para dar testimonio de la verdad del Evangelio, del Reino. Si entre las y los cristianos nos estamos peleando, dividiéndonos cada vez más, acusándonos unos a otros, considerándose cada uno como “dueño único de la verdad del Evangelio”, será difícil ser germen de unidad en el pueblo, difícil aportar para que la esperanza cristiana fermente la esperanza de las y los pobre.   Monseñor ve que así somos “un estorbo para la evangelización del mundo”, iniciando en nuestro propio país.   La unidad de las y los cristianos/as en lo fundamental será un verdadero testimonio.   ¿?Qué es lo fundamental?  Parece a la pregunta que le hicieron los discípulos del bautista a Jesús.  Ahí donde los pobres son liberados de la pobreza, donde se libera a los explotados y oprimidos, donde los ciegos (en este caso: los que no comprenden la realidad así como es) se conscienticen y abran los ojos, donde los sordos saben discernir la verdad de la mentira en los medios de comunicación social y política,… ahí donde se proclama el evangelio de Jesús a las y los pobres, ahí está lo fundamental. No son las doctrinas, ni las leyes o cánones, ni las formas litúrgicas, sino la praxis del cristianismo. Ahí jugamos nuestro testimonio. 

 

206.  Quiero que todos sigan a este Cristo.

Como pastor de la iglesia Monseñor expresa (1) que sigamos  todos a Cristo, (2) que sea este Cristo (y no otro, inventado, o a nuestra conveniencia, un cristo que no cuestiona). Lo que Monseñor más quiere es que su pueblo sea un pueblo que siga a Cristo, que se comprometa en el camino de Jesús. Pero no olvidemos que se trata de la verdad de Jesús, tantas veces desfigurada por intereses mezquinos. En esta cita Monseñor Romero menciona que para él Cristo es “mi sabiduría, justicia, santificación, redención”. No es el cristo de la devoción personal aislada del pueblo o que alaba las heridas en su cuerpo crucificado.    

El camino de Jesús es su sabiduría, es decir, su brújula que lo guía “sabiamente” en el quehacer pastoral y profético en medio de su pueblo.  El Cristo que Monseñor quiere que sigamos es “justicia” y esto se entiende solamente desde las y los empobrecidos, las víctimas del sistema injusto.  Está convencido que este camino lo lleva a una vida santa y redimida, la plenitud de la vida, parte del Reino de Dios. 

Además Monseñor nos pide que tomemos conciencia en la Iglesia que nuestra fe en y el seguimiento a ese Cristo es “la verdadera grandeza y el verdadero apoyo de nuestra iglesia”.

 

207. Estamos hechos para el amor.

En el “Padre Nuestro” lo repetimos tantas veces, pidiéndole al Dios Padre que nos mida con la medida que nosotros apliquemos a otros/as: perdónanos, como nosotros perdonamos.   Ampliando ese horizonte, pedimos que Dios mismo nos trate como nosotros tratemos a otros/as. Pedimos a Dios que nos respete de la misma manera como nosotros respetamos a otros.  Pedimos que nos ame, así como nosotros amamos a otros. 

Es curioso que ante la ola de violencia irracional que vivimos, a nadie se le ocurre tomar en serio lo que dijo Monseñor Romero: “el hombre no está hecho para la venganza, para el odio, para la violencia, sino para la reconciliación, para el amor, para el perdón.”  Ni los mareros, ni la policía, ni los que dan órdenes, ni los que hacen las leyes y toman las medidas extraordinarias, nadie cree en lo dijo Monseñor.  Más violencia, más violencia, más violencia.  Los datos sobre ejecuciones extrajudiciales son aún más horrorosos.   Más presos en menos espacios carcelarios, más presos en la tortura constante de Zacatraz… solo generarán más violencia…. Solo desarrollando lo fundamental del ser humano, su capacidad de amor, puede ser un camino de paz. 

 

208.  Trabajemos por la paz.

Dos pensamientos clave en una cita.  Dios quiere más hijos suyos trabajando no por la violencia, sino por la paz.   Ahora que se acerca más la campaña electoral, los políticos suben su volumen de voz violenta, tratando de ridiculizar al otro, de destruirlo, no importa si hay  que mentir o si hay que esconder la verdad.   La violencia en el  tráfico.  La violencia social fruto de una economía neoliberal capitalista dependiente y de una oligarquía ciega y borracha de poder y de dinero, solo genera más violencia.  No se quiere trabajar por la paz.  Sus discursos engañan, porque hablan de paz, pero desarrollan cada vez más la guerra.  Así como Trump habla de paz en Corea, facilita que Corea del Sur y Japòn compren más y más y más armas (por supuesto a los EEUU!!! – ya que prometió más industria, más trabajo en los EEUU), es decir preparándose cada vez más para la guerra.   Corea del norte anda en la misma lógica, aunque hay que decir la verdad, nunca ha atacado a nadie, hasta la fecha nunca ha lanzado bombas atómicas.

Y luego nos dice monseñor: “haciendo que la paz no sea simplemente apariencia, sino que sea obra de la justicia y del amor,”   La paz no se logra con acuerdos negociados, éstos solo pueden detener algunas formas de guerra.  La paz es obra de la justicia y del amor.   Las AFP’s son inventos del sistema neoliberal para privatizar los aportes de empleados y empleadores, para enriquecer (sin ningún riesgo) a los dueños de las administradoras, y para luego entregar (claro, contra pago) una migaja como “pensión”, hasta que termine el ahorro.  El resto lo tiene que resolver el estado!!!  La injusticia está enraizado en el sistema. Sin arrancarlo de raíz no habrá paz. 

 

209.  La Palabra de Dios ilumina realidades.

Cuando la reflexión sobre la palabra de Dios queda en el aire, se limite a unos pensamientos bonitos y devocionales, es decir, cuando no toca de verdad el dolor de la realidad de las y los pobres, entonces no es palabra iluminadora.  Monseñor, como pastor y profeta, ha sido una verdadera encarnación de esa iluminación divina de la realidad histórica de nuestro pueblo.

Le criticaban que estaba saliendo del ámbito religioso, que se había metido en lo político (que es propiedad privada de los ricos y poderosos!!!), que se había hecho un agitador político, etc.   No aguantaban que la Palabra del Dios de Jesús iluminara la realidad y revelara el pecado y el pecador, porque Monseñor escuchaba esa Palabra desde la cruz, desde las víctimas.

Cuantas veces no oímos explicaciones doctrinales sobre los sacramentos, la liturgia, sobre el credo, sobre la doctrina teológica,…. en conceptos que no tocan la vida, que no facilitan que la Palabra de Dios ilumine la realidad histórica.   Grandes preocupaciones por lo interno de la religión y de la iglesia, nos cierran la puerta para que la luz de la Palabra de Dios ilumine nuestra vida. 



[1]  Así como se ha contado cosas extrañas (a la conveniencia de otros intereses) sobre Jesús, también sobre Monseñor Romero ya se está escuchando tergiversaciones que en nada ayudan a seguir su luz evangélica. 

 

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