Lo que definirá nuestra vida es si hemos amado al prójimo, si nos hemos dado por el prójimo, si no hemos aprovechado la vida para atropellar la dignidad y los derechos del hombre, nos dice hoy Monseñor Romero. En una reflexión de un primero de noviembre, nos habla de la hora de la verdad al morirnos. Todos vamos a morir. La pregunta es si el Señor nos dirá:”¡Pase adelante!”. ¿Al servicio de quienes hemos vivido o estamos viviendo? ¿Quién es nuestro Dios? ¿ante quién nos arrodillamos? ¿a quienes servimos?
28. Mirar el rostro de Cristo en cada hombre Aunque Monseñor dice la frase “mirar el rostro de Cristo en cada hombre”, luego explica que se trata del “hombre herido, golpeado, robado, abandonado”, ya que hace la referencia a la parábola del samaritano. No hay donde perderse en el mensaje del Evangelio: Jesús se nos acerca en el rostro herido de nuestro(s) pueblo(s). No lo encontraremos en otras partes. Monseñor dice “para mi, sacerdote, es una llamada tremenda de atención”, porque se observa en el actuar del levita y del sacerdote de la parábola. Y va más allá.
“La fuerza de la Iglesia es el amor”. Monseñor está convencido que esta fuerza va mucho más allá que la justicia. Aclara además que nunca ha promovido la violencia. “La fuerza del cristiano es el amor”.